Anselmo en las nubes

Anselmo en las nubes

 

Anselmo en las nubes. Microrrelato de los jueves

 

Nubes cubriendo parte del tronco rocoso y gigantesco de aquel peñón sobre el mar océano.  Nubes envolviendo las copas de las arboledas que dan vida a un cinturón vegetal donde las cigüeñuelas y garzas reales dominan un entorno fértil, despejado de ruidos, sosegado.

Acudí a la llamada de aquel mar dejando atrás una larga temporada de desencuentros personales que solo valían para arrojar sombras ante mis ojos. Necesitaba un respiro. Aire purificado por el mar y la floresta, donde el horizonte estuviera engalanado por nubes que enriquecieran mi campo visual habitualmente sumergido en divagaciones inútiles.

Encontré a Liselda recostada en una hamaca al más puro estilo de los trópicos mientras sujetaba un libro con la punta de los dedos. La posición del mismo indicaba una inminente caída sobre la arena húmeda y coralina de aquella playa de ensueño.

Decidí apremiar mi caminar sobre la lengua de arena que se adentraba en el boscaje. Palmas, cocoteros y enebros me rodeaban formando una alegre comparsa de bienvenida. El aire circulaba resonando como varios violines vibrando acompasadamente en una partitura muy calmada.

La chica permanecía inmóvil, aparentando haber caído en un sueño reciente.

–Señorita, el libro…  –fui capaz de decir, pero al instante quedé enmudecido al descubrir el bello semblante de una mujer de piel trigueña tornando al bronce, con un cutis brillante cubierto por perlas acuosas, la prueba de un baño cercano en el tiempo.

Tomé la decisión de tomar su libro por una esquina y colocarlo sobre la diminuta mesa de caña que reposaba a su lado. La mesita estaba tan quieta como ella, inanimada, testigo mudo del discurrir de las horas.

Una voz sedosa envolvió mis oídos junto al viento susurrante.

–¿Hola? ¿Llevas mucho tiempo así?

Noté un estremecimiento debido a la inesperada reacción de la mujer durmiente.

–¡Hola! No quería interrumpir tu sueño. Vi que tu libro se iba a manchar. Estaba a punto de caer al suelo. Lo puse sobre la mesa y…

–Y desperté. Estas son horas de paz, es temprano para que venga la gente. Al menos en grupos. Veo que estás solo.

–Si, en realidad… –. Dudé en ese momento, pero lo que habitaba dentro de mí me empujó a continuar. Ese desasosiego de la soledad acumulada. Una sensación que acompaña a muchos que viven en grandes ciudades–. Soy… me llamo… Anselmo.

–Yo soy Liselda, encantada.

Al contemplar sus ojos radiantes de vida como dos aguamarinas, me dejé llevar por mi imaginación. Había encontrado una novedad en mi vida que suponía no iba a dejarme indiferente. Me dejé llevar por un impulso.

–Perdona, ¿te apetece acercarte a la orilla y observar las nubes? ¿Por ejemplo?

–Bien –dijo ella tras unos segundos de evaluación. Parecía estar calibrando la cordura de quien tenía delante–. Me apetece darme otro baño.

Alcanzamos las primeras láminas de mar bajo un cielo rosado decorado con nubes blancas que se dispersaban con el viento reinante.

–Es curioso –dijo Eliselda en tono pensativo–. He soñado que alguien era capaz de acercarme a las nubes y que era capaz de tocarlas. Deseo estar contigo, Anselmo el solitario.

 


 

NUBES

Las nubes nos permiten imaginar, soñar, crear en nuestra mente.  Justamente de eso trata el desafío que nos plantean Rosana y Patricia en su blog:  elegir una imagen de las propuestas. igualmente, si queremos podemos aportar una foto de nubes y con ella crear una historia, en el formato que se desee.

Nota: todas las imágenes de este post incluida la portada las he configurado con la ayuda de la página  bing.com/images/create/ .

22 Comentarios
  • Federico Agüera Cañavate
    Posted at 10:08h, 04 noviembre Responder

    Un paraje idílico. Ya me gustaría estar allí. Saludos

  • Anónimo
    Posted at 00:38h, 02 noviembre Responder

    Hola Marcos, perdón por la tardanza en pasar a leer tu historia, a veces los días se complican.
    Me gustó mucho tu historia, la playa, las nubes, el encuentro entre dos personas, algo idílico, romántico.
    Muchas gracias por participar de nuestra convocatoria, un abrazo.
    PATRICIA F.

  • Neogeminis
    Posted at 21:26h, 01 noviembre Responder

    Parecería ser que puede comenzar un acercamiento entre esas dos almas de apariencias tan distantes. Ojalá. Un abrazo. P.d me gusto la palabra «cigüeñuelas»

    • marcosplanet
      Posted at 11:45h, 02 noviembre Responder

      La cigüeñuela es una ave acuática pequeña, de patas muy largas, distinta a las cigüeñas. Habita en entornos propios de zonas pantanosas y humedales.
      Gracias por pasarte y comentar.
      Otro abrazo para ti.

  • Tracycorrecaminos
    Posted at 08:42h, 01 noviembre Responder

    Muy romántico tu relato.
    Los sueños se hacen tan reales que a veces pueden influir en la toma de decisiones de una persona, como en este caso.
    Un saludo , Marcos

    • marcosplanet
      Posted at 11:45h, 02 noviembre Responder

      Así es Tracy. Muchas gracias por tu comentario.
      Saludos

  • M. Cristina
    Posted at 06:47h, 01 noviembre Responder

    ¡Qué romantico! Me ha encantado el final, el sueño que ha tenido ella de encontrar a alguien que la acerque a las nubes y sea capaz de tocarlas.
    M. Cristina

    • marcosplanet
      Posted at 11:46h, 02 noviembre Responder

      Gracias por aportar tu opinión. Me alegra que te haya gustado.
      Saludos.

  • Nuria de Espinosa
    Posted at 15:43h, 31 octubre Responder

    Una historia increíble y entrañable, con un final que deslumbra. «He soñado que alguien era capaz de acercarme a las nubes y que era capaz de tocarlas»…. Una frase que desborda mi imaginación y logro ver cómo Anselmo y Eliselda tocan las nubes. Precioso. Un abrazo

    • marcosplanet
      Posted at 11:47h, 02 noviembre Responder

      Esa frase en concreto revela la esencia del relato precísamente.
      Gracias por aportar tu opinión, Nuria.
      Abrazos.

  • Maria
    Posted at 19:24h, 30 octubre Responder

    Qué maravillosa manera tienes de describir las cosas, me ha encantado esta frase, que la recalco:

    «Alcanzamos las primeras láminas de mar bajo un cielo rosado decorado con nubes blancas que se dispersaban con el viento reinante».

    Qué fácil es contigo ir visualizando lo que vas describiendo, veo las secuencias como una peli de cine. Me imagé a Liselda tumbada en la hamaca con su libro en un lugar paradisíaco junto al mar., y a Anselmo observándola. Qué bueno que consigas trasladarme a aquellos lugares tan maravillosos. Ahora ya bajada de la nube de tu relato, me despido de ti. Ha sido un placer, Marcos.

    Un abrazo.

    • marcosplanet
      Posted at 22:09h, 30 octubre Responder

      Me encanta comprobar que he sido capaz de transmitir y visualizar en el lector las escenas y la idea central del relato. Tus palabras son muy amables y me ayudan a continuar.
      Otro abrazo para ti.

  • Mari
    Posted at 17:46h, 30 octubre Responder

    Que belleza de relato, me trasporte a esa playa y sentí cada palabra…Ese final de sueños y nubes… He caído en la tentación jaja Besos por ahí!

    • marcosplanet
      Posted at 22:07h, 30 octubre Responder

      Me alegra mucho que te hayas transportado a ese lugar y a esas sensaciones.
      Un abrazo.

  • Marifelita
    Posted at 14:26h, 30 octubre Responder

    Las nubes siempre van asociadas a los sueños o pensamientos! Porque no!, que sean la excusa perfecta como tema para conocer a alguien que sea un soñador como nosotros Ja ja! Un abrazote!

    • marcosplanet
      Posted at 22:12h, 30 octubre Responder

      Las nubes y los sueños son parte de la misma recreación de la mente cuan do quiere que vivamos experiencias agradables.
      Un abrazo!, Marifelita!

  • Anónimo
    Posted at 10:30h, 30 octubre Responder

    Un texto muy poético Marcos. Una bonita historia de un encuentro. Estupendo post. Un abrazo!

  • Divagaciones
    Posted at 07:04h, 30 octubre Responder

    Ufff…no solo me tome un descanso del trabajo para leer alguno de los escritos sobre nubes, sino que disfrute de un amanecer en una paradisiaca playa, sintiendo la brisa y las gotas de agua sobre mi cara…extraño tanto mis playas caribeñas que ya no veo el momento de regresar y sentir sus tibias aguas calmadas y el cielo todo el año azul…me voy relajada a seguir trabajando…hermosaaaa imagen lograste para tu post…bssss

    • marcosplanet
      Posted at 09:36h, 30 octubre Responder

      La relajación siempre es bienvenida, aunque as algunos les resulte más difícil que a otros encontrarla. Merece la pena buscarla.
      Saludos

  • Campirela_
    Posted at 23:50h, 29 octubre Responder

    Por dios Marcos, me has dejado en las nubes jaja, todo un encuentro superromántico, gracias por compartirlo. Un abrazo, feliz, semana.

    • marcosplanet
      Posted at 09:35h, 30 octubre Responder

      Me alegra que te haya gustado, Campirela.
      Muchas gracias.

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