12 Abr Baviera barroca. La Abadía de Metten
La Abadía de Metten, o la Abadía de San Miguel en Metten (en alemán Abtei Metten o Kloster Metten) es una casa de la Orden Benedictina cerca de Deggendorf, situada entre los límites del Bosque Bávaro y el valle del Danubio (Alemania).
La abadía de Metten fue fundada alrededor de 766 por Gamelbert de Michaelsbuch, un sacerdote cristiano que vivió en el siglo VIII en el área de la actual Deggendorf en Baviera. Durante muchos siglos, Metten estuvo bajo el señorío de los duques de Baviera. Cuando Carlomagno se estableció en Regensburg en el año de 788, Utto (primer Abad de Metten) entregó su abadía al gobernante franco, convirtiendo la Abadía Ducal en una Abadía Real. Después de que los carolingios se extinguieran, Metten se convirtió en una abadía imperial.
Baviera barroca. La Abadía de Metten
Se encargó al escultor Franz Josef Holzinger que creara los ‘atlantes’ en las columnas centrales para sostener el techo de la bóveda (porque una columna de mármol ordinaria nunca serviría). Escenas sobre héroes cristianos como Tomás de Aquino están representadas sobre la bóveda mediante los coloristas frescos del techo.
Además del trabajo de cultivar tierras en los territorios fronterizos de Baviera, los monjes fueron muy activos en las labores educativas. Los miembros de la abadía no solo eran maestros de escuela, sino también miembros de la Academia de Ciencias de Baviera en Múnich y profesores de filosofía y teología en Friesen y Salzburgo. Gerhard, obispo de Passau, fue abad en el siglo X.
Después de la secularización en 1803, la propiedad de la abadía fue confiscada y en 1815 todo había sido subastado. Durante varios años, el abogado del gobierno y recaudador de impuestos Johann von Pronath adquirió la mayor parte de las antiguas instalaciones. Pronath logró persuadir al rey Luis I de Baviera en 1830 para que restableciera el monasterio. En 1837 fue incorporado un internado (Gymnasium). De este modo continuaban las tradiciones educativas que el monasterio ha mantenido hasta el día de hoy.
Baviera barroca. La Abadía de Metten
La devoción de los alemanes por el mundo escrito está bien documentada. Los autores alemanes han recibido el Premio Nobel de Literatura trece veces, lo que convierte a Alemania en uno de los 5 principales ganadores del premio en el mundo.
Johann Wolfgang von Goethe, poeta, escritor y dramaturgo, fue uno de los primeros intelectuales públicos del país y sigue siendo uno de los autores más conocidos en la actualidad. Los hermanos Grimm continúan siendo constructores de la imaginación de los niños, más de 150 años después de su muerte.
La abadía de Metten ha conservado durante siglos una semblanza regia. Estos lugares sagrados dedicados a conservar valiosos libros entre sus silenciosas estancias, guardan auténticas joyas de la cultura, como lo son cada una de las bibliotecas monásticas en su conjunto. A lo largo de todo el orbe nos sorprenden multitud de bibliotecas abaciales cuyas estanterías conservan tesoros encuadernados.
La luz natural invade la encrucijada de corredores ornamentados con estilo barroco, creando un ambiente donde la lectura se convierte en un placer. Las tres salas que componen la biblioteca fueron reformadas en el siglo XVIII.
No abundan en Alemania Bibliotecas que cumplan tantos años como la de la abadía de Metten. La Reforma, la guerra de los Treinta Años y el laicismo provocaron que muchas cerraran sus puertas.
Como dijimos, la Abadía de Metten fue fundada en el siglo VIII, pero la biblioteca fue construida en el siglo XIII y reconstruida cinco siglos después.
Sin embargo, su reserva cultural no es demasiado antigua, pues en 1803 la propiedad fue confiscada por el Estado y en 1815 el edificio fue subastado junto con sus libros. Muchos de esos volúmenes terminaron llenaron los anaqueles de varias bibliotecas municipales y universidades.
La Abadía volvió a funcionar en 1830 con una escuela añadida y algunos textos fueron devueltos. A esto hay que sumar las donaciones de libros que hizo el Estado y otros monasterios que habían quedado deshabitados.
Baviera barroca. La Abadía de Metten
El Monasterio de Metten desempeñó una misión cultural muy relevante en la región de Baviera. Los monjes benedictinos que lo habitaban ayudaron a poblar el bosque bávaro colonizando grandes áreas boscosas. En el monasterio se estudiaban ciencias naturales y tecnológicas. Además, crearon escuela en la iluminación de manuscritos. Lo más recomendable es visitarlo acompañado por un guía, porque así podremos apreciar toda la gran belleza de su magnífica biblioteca barroca.
La abadía refundada fue muy activa en el reasentamiento de nuevos monasterios. En 1846, Boniface Wimmer partió de Metten para instalar la Orden benedictina en los Estados Unidos y fundó la Archiabadía de San Vicente en Latrobe, Pensilvania. Los monjes de Latrobe, a su vez, fundaron la Abadía de Saint John en Minnesota y la Universidad de Saint John contigua. Desde 1858 Metten ha sido miembro de la Congregación de Baviera dentro de la Confederación Benedictina.
En 2009, la abadía inauguró la Biblioteca Nueva, que ocupaba ambos lados del patio y lucía una decoración con llamativas vidrieras multicolor
Las vidrieras eran obra del artista Robert M. Weber, con sede en Munich. La Biblioteca Nueva, fue creada por la necesidad de obtener más espacio, para albergar unos 300.000 libros.
Bibliotecas de tan avanzada edad como la de la Abadía de Metten, no abundan en Alemania. En el siglo XVIII sus tres salas, se rediseñaron según el gusto del Barroco.
En la entrada, si levantas la vista contemplas figuras alegóricas de religiosos y sabios que parecen observarnos desde el techo. El estuco predomina en la esmerada decoración y sus numerosas estanterías sujetan 35.000 ejemplares.
Baviera barroca. La Abadía de Metten
Es de destacar el ejemplar llamado ‘Mettener Antiphonar’, publicado en 1437, conteniendo las letras y melodías de todas las canciones del breviario, junto a un recibo de 1715, por 500 florines pagados al artista alemán Cosmas Damian Asam, artista que realizó las pinturas del retablo del monasterio.
Una copia de La «Regla de San Benito» también figura en los anaqueles de esta biblioteca.
El origen de la medalla de San Benito
En 1647, en Nattremberg, Alemania, unas brujas, acusadas de haber hecho daño a los habitantes de la región fueron detenidas por orden de la autoridad pública.
En la instrucción del caso declararon que sus maquinaciones basadas en la superstición nunca tuvieron efectos perjudiciales para nadie.
Además, las brujas declararon que en los lugares donde estuvo presente la imagen de la Santa Cruz nunca habían podido conjurar poder alguno contra de la Abadía de Metten.
De ello dedujeron los jueces que tal inmunidad al mal se debía a alguna Cruz que mantenía a aquel monasterio bajo un efecto protector.
Las autoridades consultaron a los benedictinos de Metten sobre esta particularidad.
Se hicieron investigaciones en el monasterio y observaron que en las paredes había muchas representaciones de la Santa Cruz acompañadas de la medalla.
Esas señales eran de un período remoto, y había pasado mucho tiempo desde que alguien les hubiera prestado atención
Quedaban por explicar aquellos caracteres, cuyo significado se había perdido. Solo los monjes podían revelar la intención con la que esas cruces habían sido dibujadas allí.
Después de muchas investigaciones, finalmente se encontró en la biblioteca de la abadía de Metten un manuscrito conocido como la “Mettener Regel” (La Regla de San Benito, de la abadía de Metten) que destaca por su encuadernación enriquecida con reliquias y piedras preciosas.
El estilo de la iluminación (decoración ilustrada) muestra signos de influencia de la escuela de Bohemia. El abad hizo que los iluminadores ilustraran escenas de la vida de San Benito en colores al inicio de cada uno de los capítulos. La referencia en que se basaba la obra fue la vida de Benito en verso, escrita por el Papa San Gregorio Magno en sus “Diálogos” (hacia 540-604), llamada Bis-bini-Vita por su primera línea.
Baviera barroca. La Abadía de Metten
El libro contenía en la primera página, trece versos que indicaban que era el volumen escrito y adornado por orden del abad Pedro I, en el año 1415.
El ejemplar también incluía los Evangelios acompañados de otros escritos piadosos, así como varios dibujos realizados por un monje anónimo de Metten.
Uno de los dibujos representaba a San Benito, con un bastón rematado con una cruz en la mano derecha y un banderín en la mano izquierda.
En la batuta y en el banderín estaban precisamente los versos latinos cuyas iniciales aparecen hoy en la medalla de San Benito.
Así, los versos de la medalla no eran simplemente el trabajo ignorado de un copista, sino una fórmula ya honrada de cierta celebridad puesto que solo se pintaron las iniciales de cada una de las palabras que la componen. Esto se hizo en varios lugares de la Abadía de Metten, alrededor de las correspondientes imágenes de la Cruz.
Y esto desde una época tan remota que, en 1647, ya se había perdido el significado de los caracteres.
El evento de Nattremberg despertó la devoción del pueblo a San Benito representado con la Santa Cruz.
Fue entonces cuando, para que los fieles pudieran gozar de la protección prometida a quienes veneran la Santa Cruz en unión con el Santo Patriarca, se pensó en multiplicar y propagar los símbolos augustos que se recogen en la medalla.
Desde Alemania, donde se acuñó la medalla por primera vez, la devoción se extendió rápidamente por toda la Europa católica.
La medalla es considerada por los fieles como una segura defensa contra los espíritus infernales.
Fuente: “La Medalla de San Benito” – Dom Próspero Guéranger. Abad de Solesmes. Editorial Stella Matutina.
Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 1000 refugiados del Este lograron alojarse en Metten, ubicado a solo 30 millas de la frontera con Checoslovaquia.
«Los últimos días de la guerra vieron intensos combates por los puentes cercanos sobre el Danubio, donde las tropas de las SS resistieron a las fuerzas estadounidenses que se acercaban. En otros lugares, un avance de las fuerzas de combate solía ir precedido de bombardeos, pero ninguno tuvo lugar en Metten. En cambio, Unidades de tanques estadounidenses encabezaron el ataque, salvando a la gente del pueblo y al monasterio de una gran destrucción. Años más tarde, los hermanos de Metten se enteraron de que entre los oficiales del estado mayor de la unidad del ejército de los Estados Unidos que habían entrado en Metten había algunos que habían estudiado en San Vicente y San Juan.»[Nota]
El legado de la abadía a través de sus monjes
Dom Edmund Beck, un monje de Metten, editó muchas de las obras de San Efrén el Sirio en el Corpus Scriptorum Christianorum Orientalium. Estas obras estaban escritas en siríaco, el idioma clásico arameo de los cristianos sirios ortodoxos.
Como muchas abadías benedictinas en Europa, los monjes dirigían una escuela para niños. St.-Michaels-Gymnasium es un internado mixto reconocido por el Estado que todavía está a cargo de la abadía. Es una academia humanista y de enseñanza de idiomas clásicos y modernos.
La biblioteca original se estableció en la década de 1260 y se amplió a lo largo de los años. La biblioteca actual fue construida entre 1722 y 1726 en estilo barroco por el abad Roman II Märkl. Como ya apuntamos, en el momento de la exclaustración, muchos de los libros fueron enviados a bibliotecas municipales y universitarias. La biblioteca llegó a ser utilizada incluso para almacenar grano. Ya comentamos que tras el restablecimiento de la abadía algunos libros fueron devueltos; otros fueron donados desde haciendas o monasterios cerrados. Debido a que se habían confiscado tantas bibliotecas monásticas, los monjes encontraron manuscritos y libros impresos antiguos en el mercado a precios razonables.
Panorámicas de la ciudad de Deggendorf, cerca de Metten.
Metten es sin duda un destino a tener en cuenta cuando visites la región de Baviera, donde es seguro que encontrarás otros atractivos tanto paisajísticos como relacionados con la Historia del Arte. Una ciudad digna de ver también es Deggendorf.
Dejo aquí un link con toda la información para visitar la abadía y otros sitios de interés.
Nos despedimos hasta el próximo post de Marcosplanet. Y por favor dadle a “like” si os ha justado.
Muchas gracias. ¡Hasta pronto!
A dónde viajar
Posted at 16:17h, 05 octubreTenemos pendiente un recorrido por la Baviera, tenemos ganas de visitar la zona, y mira por donde no conocíamos esta abadía.
Gracias por recomendarla y por darla a conocer sobre todo.
Saludos!
jose (librosdeviajes)
Posted at 10:58h, 26 septiembreMuchas gracias por compartir, la Abadía de Metten no la hemos visitado (sinceramente, ni la conocíamos) y mira que estuvimos cerca, en Ratisbona, pero gracias a tu artículo entrará en la lista del próximo viaje a Baviera, que espero no tarde mucho.
Doctor Krapp
Posted at 15:14h, 19 abrilComo bibliotecario que soy y dado que en su momento llevé una sección de manuscritos e incunables tengo especial devoción por las antiguas bibliotecas monásticas y catedralicias. No soy un apasionado del barroco tardío y de los excesos del «horror vacui» pero acompañados de esos maravillosos ejemplares me resulta especialmente placentero y sugestivo.
Un saludo cordial
marcosplanet
Posted at 08:43h, 20 abrilMuchas gracias por tus aportaciones.
Un cordial saludo.
Anónimo
Posted at 08:50h, 19 abrilQué maravilla poder recorrer la abadía de Metten de tu mano, Marcos. Es todo un lujo.
Un fuerte abrazo 🙂
María Pilar
Posted at 09:18h, 17 abril¡Qué maravilla! Siempre digo que una biblioteca es mi lugar de perdición, esta, que la he recorrido con mi imaginación a través del maravilloso reportaje fotográfico y todo lo que nos ibas comentando, sería el culmen. La decoración barroca tan recargada, la iluminación, los libros antiguos… Si un libro te transporta a otros mundos, qué no se vivirá poniendo un pie en un lugar con tanto peso histórico y cultural.
¡Feliz semana!
marcosplanet
Posted at 09:31h, 18 abrilMuchas gracias por tu comentario, María Pilar.
Feliz fin de semana!
Federico
Posted at 12:03h, 14 abrilCuando estuvimos por la zona no pasamos de Múnich. Me lo apunto por si algún día volvemos. Saludos y buen fin de semana.