El efecto fotoeléctrico

El efecto fotoeléctrico

 

Albert Einstein se encontraba dando de comer a su bebé de ocho meses ante la mesa de la pequeña cocina. La casa no daba para mucho pues se trataba de un apartamento en el número 49 de Kramgasse, junto al río Aar allá en Berna. La familia llevaba una vida tranquila. Suiza era un país en paz, ajeno a los conflictos de dentro y de fuera.

Su hijo Hans Albert suponía la más apreciada bendición para el científico, quien se encargaba de los deberes paternos junto con su esposa Mileva, apasionada por la física como él.

Aquella noche, una lluvia intensa imponía en las calles un manto acuoso que había hecho resbalar a un transeúnte sobre el firme de adoquines, escena que el genio de la ciencia contemplaba desde los cristales empapados de su ventana.

Einstein tenía sueño aquella noche, pero aún debía acostar al bebé como era su ritual, tarea que ahora solicitaría a Mileva, porque él debía dar forma a una teoría en la que llevaba tiempo trabajando.

Se sentó en su silla de pensar y acodado sobre la mesa diseñó fórmulas que reflejaban por qué una radiación electromagnética, al incidir sobre una placa de metal, emite electrones y genera una corriente eléctrica.

–Si pienso, como todos mis colegas, que la luz es una onda –decía para sí–, no puedo explicarlo ¿Y si echo mano de esos pequeños paquetes de energía que Planck bautizó como «cuantos»?

–Me plantearé que la luz realmente puede comportarse como un conjunto de partículas. Serán mis “cuantos de luz”.

Einstein entra en una especie de letargo en el que se ve girando al ritmo de los electrones, pero lo hace dentro de un biberón de leche maternizada para bebés.

Y cuando cree que el viaje subatómico en ese sueño láctico va a acabar con él, observa cómo un haz de luz muy concentrado, casi como una partícula sólida, incide sobre un electrón y lo expulsa del biberón.

–El biberón es el átomo. Estoy en el interior de uno gracias al apetito insaciable de mi hijo.

El genio de la física teórica mira ahora al exterior de ese contenedor desmesuradamente grande para él. El científico no es más que un neutrón, otra simple partícula subatómica. Existe en medio de un océano cuántico que es el producto lácteo vital para Hans, pero ahora desvía su atención hacia el exterior del biberón. La sorpresa es mayúscula y lo refleja sintiendo una especie de espasmo en el cuerpo.

–Está formándose una corriente eléctrica allá afuera ¡Ese es el efecto de los fotones de luz!

¡Ya lo tengo!

 

 

En mayo de 1904, Einstein y Mileva tuvieron un hijo en Berna al que llamaron Hans Albert Einstein. Ese mismo año, el científico consiguió un empleo fijo en la Oficina de Patentes.

Por su trabajo sobre <<El efecto fotoeléctrico>>, publicado en junio de 1905, Einstein obtuvo el premio Nobel de Física en 1921. Entre 1910 y 1921, Einstein fue nominado 62 veces al premio Nobel, la mayoría de ellas por su Teoría de la Relatividad, pero se lo concedieron por “sus servicios a la Física Teórica y, en especial, por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico”.


 

Esta es mi aportación al reto del jueves 21 de febrero de 2024. En esta ocasión lo convoca nuestra compañera Mag desde aquí.

Se trata de reflejar experiencias oníricas de un personaje histórico que ya no esté entre nosotros. Hay que mostrar encuentros y diálogos en el mundo de esos sueños y crear un microrrelato inspirado en ello.

 


 

Espero que te haya gustado. Si es así, dale «like» al corazoncito de más bajo y deja tu comentario, para mí es muy importante.

 

Nota: la imagen de portada pertenece a la página bing.com/images/create/  y la imagen del post es de Deviantart.com

 

41 Comentarios
  • Miguelángel Díaz
    Posted at 07:47h, 25 marzo Responder

    Un relato muy interesante, Marcos.
    Unir lo real con el fruto de la imaginación muestra una capacidad de creación fértil con la que consigues hacer que entremos en el relato con toda naturalidad.
    Un fuerte abrazo 🙂

    • marcosplanet
      Posted at 20:02h, 25 marzo Responder

      Muchas gracias por aportar tu opinión y por tus palabras. Me alegra saber que te ha gustado.
      Un abrazo.

  • AMAIA LARRREA
    Posted at 21:38h, 11 marzo Responder

    Me ha resultado tierno y muy original.
    Toda la complejidad de la vida se reduce finalmente a los conceptos más sencillos.
    Y bueno… Ver a Einstein en esa ilustración ha sido genial.
    Aplausos
    Seguimos, Marcos. Abrazo grande

    • marcosplanet
      Posted at 15:10h, 12 marzo Responder

      Muchísimas gracias, Amaia. También me gusta esa imagen paternal.
      Un abrazo.

  • Io
    Posted at 01:42h, 01 marzo Responder

    Bueno, bueno, bueno Marcos, sin palabras me has dejado…. yo no entiendo nada de física ni de química, nada más allá que la que se produce entre las personas jajaja, soy totalmente una negada pues mi cabeza no da para entender algo así., me parece súper complejo. Lo que si tengo claro, es que Einstein era un genio, al igual que tú lo eres para mí por tu gran don con la imaginación y la forma que tienes de canalizarla para crear y dar forma a estos relatos que tanto me gustan. Enhorabuena!
    Un fuerte abrazo Marcos

    • marcosplanet
      Posted at 06:54h, 01 marzo Responder

      Muchas gracias por tus siempre bonitas palabras, Io. Es un aliciente constante para mi que me sirve de soporte para seguir escribiendo mis historias.
      Un fuerte abrazo también para ti.

  • Arenas
    Posted at 20:31h, 25 febrero Responder

    ¡Eureka!
    Tú también lo tienes, mi docto amigo.
    Escribas de lo que escribas, logras interesarnos y conmovernos.
    Y mira que la física no es mi fuerte. Pero he conseguido medio entender el sueño de tan privilegiado cráneo.
    Gracias a ti, y a pesar de mi torpeza científica.

    • marcosplanet
      Posted at 22:22h, 25 febrero Responder

      Gracias, amigo Arenas. Lo cierto es que no es posible encontrar explicaciones sencillas a los fenómenos de la mecánica cuántica, pero un lector avezado como tu no tendrá problema.
      Y de torpeza nada…

  • mag
    Posted at 14:13h, 25 febrero Responder

    Hola, Marcos. Luego paso a leer tu aportación, pero te escribo aquí respecto a la cuestión que me planteas en el blog. Ahora mismo, cuestión de tiempo, voy a hacer mi cierre de convocatoria donde, al igual que tendrás que hacer tú el domingo que viene, doy por concluido mi anfritrionazgo, agradecimiento y relevo al nuevo convocante, en este caso, vas a ser tú. Es por eso, que muchos se enterarán de que tú eres quien coordina esta semana el reto de los jueves.
    Haz una entrada normal, con la presentación del tema, y ya está. La gente se va a enterar por ambos medios.
    Espero que mi respuesta te ayude. Cualquier cosa me dices.
    Te iba a escribir por TW-X, pero no me ha dejado :-()
    Un beso enorme.

    Te dejo aquí la entrada de cierre donde te paso el relevo.
    https://latrastiendadelpecado.blogspot.com/2024/02/cierre-de-convocatoria.html

    • marcosplanet
      Posted at 16:38h, 25 febrero Responder

      Muchísimas gracias por tu colaboración, Mag. Es muy bienvenida.
      Un fuerte abrazo.

  • gabiliante
    Posted at 11:08h, 25 febrero Responder

    Pues yo he estado todo el relato esperando que bajará a ayudar al transeúnte que se había caído en la calle. Mira que ponerse a elaborar teorías semi oníricas, con el hombre aquel que se lo estaba llevando la corriente ( la de agua, no la eléctrica. Ya sé porque decían que era despistado)
    abrazooo

  • Albada2. Maripau González
    Posted at 07:03h, 25 febrero Responder

    Un acierto usar al genio en esas sosas cotidianas y muy de la gente normal, digamos..

    Un abrazo

  • Cecy
    Posted at 17:57h, 24 febrero Responder

    A mi me convenciste, creo que de esas cosas cotidianas y mas, tan importante como darle de comer a un hijo, puede ser una gran revelación. Porque hace determinados mecanismos naturales que son aprendidos por lo que le produce tener hambre, que al ser humano lo ha llevado a investigar.
    Me encanto tu relato Marcos.

    Un abrazo,

    • marcosplanet
      Posted at 21:53h, 24 febrero Responder

      Me alegra mucho que te haya gustado, Cecy. Tenía mis dudas acerca de si había conseguido hacerme entender.
      Un fuerte abrazo.

  • J u a n Y S u H o r i z o n t e
    Posted at 11:47h, 24 febrero Responder

    ¡Ya desde tiempos de Newton, las pequeñas observaciones cotidianas, si de saben dilucidar, conducen a dirimir grandes tribulaciones para el cerebro bien entrenado de un ser humano! ¡¡¡Y de ahí al descubrimiento del «Horizonte de Sucesos» gracias también a los planteamientos de Einstein, quedaba únicamente un escalón!!! No cabe duda, que demostró claramente su adscripción al rebaño humano con humildad, a pesar de lo inteligente, y por cierto, sobre todo trabajador, que era (¡ se le dieron al comienzo de su vida mal las ciencias, pero el esfuerzo todo lo puede!) De todo lo cual, resulta un texto entrañable y que posee mimo.

    • marcosplanet
      Posted at 21:55h, 24 febrero Responder

      Muchas gracias por tus palabras y por volver por estos pagos, J u a n Y S u H o r i z o n t e
      Saludos!

  • El Demiurgo de Hurlingham
    Posted at 23:00h, 23 febrero Responder

    Los sueños suelen ser inspirados, incluso para los científicos, que tengan la capacidad de relacionar cosas que aparentemente no están conectadas.
    Un gran descubrimiento el efecto eléctrico.

    Saludos.

    • marcosplanet
      Posted at 22:02h, 24 febrero Responder

      Muchas gracias por tu aportaci8ón, Demiurgo. Los sueños inspiradores están detrás de muchos descubrimientos o ideas sensacionales.
      Saludos

  • Tracycorrecaminos
    Posted at 21:56h, 23 febrero Responder

    Me encanta tu relato, original y que no me ha borrado la sonrisa mientras lo leía.
    No me lo imagino con el biberón, pero pudiera ser, jajaja.

  • Merche
    Posted at 17:42h, 23 febrero Responder

    Hola Marcos, ¡claro! El biberón es el átomo, claro… (jajajaja, bromas aparte, buen relato centrado en la figura de Einstein).
    Un abrazo. 🙂

  • David Rubio
    Posted at 12:56h, 23 febrero Responder

    ¡Hola, Marcos! Si es que la luz del conocimiento puede encontrarse hasta en un vómito de bebé, je, je, je… Buen relato en el que, partiendo esa doble realidad, genio y mundano, te sirves también para poner imágenes al mundo cuántico, tan absolutamente contrario al sentido común. Saludos!!

    • marcosplanet
      Posted at 20:36h, 23 febrero Responder

      Me alegra mucho que te haya gustado, David. Lo que dices se ajusta al fondo de la cuestión. El universo cuántico es inabordable para la razón.
      Saludos cordiales.

  • Anónimo
    Posted at 11:34h, 23 febrero Responder

    Me encantó tu relato Marcos. A veces las respuestas complicadas nos llegan a través de un simpleza. Enhorabuena! Saludos!
    lady_p

    • marcosplanet
      Posted at 20:38h, 23 febrero Responder

      Muchas gracias por tu opinión lady_p. Es precisamente lo que quiero retratar en esta historia.
      Saludos cordiales.

  • Miguel Monsiváis
    Posted at 07:04h, 23 febrero Responder

    Me encanto! plasmas muy bien el como las ideas a veces mas ingeniosas vienen de lo cotidiano

    • marcosplanet
      Posted at 20:40h, 23 febrero Responder

      Ese es justamente el tema de fondo, Miguel.
      Muchas gracias!

  • Neogeminis
    Posted at 02:37h, 23 febrero Responder

    Es que la inspiración puede surgir de lo más cotidiano. No me lo imagino a don Albert alimentando un bebé jajaja. Un abrazo Marcos

    • marcosplanet
      Posted at 20:41h, 23 febrero Responder

      Pues si que lo hizo en la vida real. Y llegó a tener tres…
      Abrazos.

  • Club de escritores Endrin
    Posted at 01:41h, 23 febrero Responder

    El relato está genial, lástima que no pueda seguir el proceso científico que expones al no ser experto en esos temas.

    • marcosplanet
      Posted at 20:43h, 23 febrero Responder

      Muchas gracias por pasarte por el blog y por tu tiempo. he procurado simplificar (aparte de tratarse de un microrrelato) porque la física teórica es compleja. Yo lo entiendo más dentro del campo de la ciencia química.
      Saludos.

  • Artesanas de la palabra
    Posted at 00:56h, 23 febrero Responder

    Hola Marcos, es genial tu narración como genial era Einstein, me encanto, un placer leerla, muy bueno que hayas puesto debajo la nota aclaratoria, saludos.
    PATRICIA F.

    • marcosplanet
      Posted at 20:45h, 23 febrero Responder

      Muchas gracias Patricia. Pienso que cuanta más información pueda tener el lector mejor.
      Saludos.

  • Campirela_
    Posted at 21:59h, 22 febrero Responder

    Has hecho una comparativa que no sé si la has inventado o era cierta, perdón por mi ignorancia, pero sin duda es genial. Un saludo, feliz jueves.

    • marcosplanet
      Posted at 20:47h, 23 febrero Responder

      Muchísimas gracias, Campirela. Lo que es real es el hecho de que Einstein daba el biberón a su hijo mientras escribía las fórmulas que explicaban el efecto fotoeléctrico. Lo demás es fruto de la fiebre del escritor.
      Un abrazo.

  • Nuria de Espinosa
    Posted at 16:20h, 22 febrero Responder

    Hola Marcos, genial idea utilizar a Albert Einstein para tu relato. Menudo relato introduciendo el biberón, la leche materna, el electrón y que Einstein tenga ese sueño revelador que termina expulsándolo del interior del biberón.
    Genial.
    Un abrazo

    • marcosplanet
      Posted at 20:57h, 22 febrero Responder

      Es muy de agradecer tu comentario. Me das muchos ánimos Nuria.
      Un abrazo fuerte.

  • Federico
    Posted at 15:07h, 22 febrero Responder

    Yo tengo la teoría de que el electrón y el fotón no llegan a chocar, simplemente cuando el fotón penetra en la órbita del electrón queda absorbido por esta lo que permite al electrón ascender a una órbita de mayor energía. En los metales, los electrones están prácticamente libres por lo que es más fácil que se desplacen formando la corriente eléctrica. Saludos

    • marcosplanet
      Posted at 20:58h, 22 febrero Responder

      Pues es muy probable que así sea, Federico. Caray, dominas el tema…
      Muchas gracias por tan docta opinión.

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