05 Feb EL ESCORIAL Y LA GRANDEZA DE OTRA ÉPOCA
La visita al gran monasterio de El Escorial, de total interés histórico es un auténtico viaje turístico a Madrid. Una excursión ineludible, tenlo por seguro.
El monarca Felipe II encargó la gran obrad e El Escorial en el siglo XVI a su arquitecto Juan Bautista de Toledo. El rey concibió un gran complejo multifuncional, monacal y palaciego que reflejó Juan Bautista según el paradigma de la Traza Universal. Es decir, el conjunto está inscrito dentro de un «quadro» de 207 por 161 metros de perímetro con cuatro torres en sus esquinas y que debían servir de guía y modelo definitivos para la construcción del complejo. Esta gran obra dio origen al estilo herreriano.
Una frase épica
En la cara visible, Juan Bautista escribió: «En 23 días del mes de abril, día de San Jorge mártir, deste año de 1563 se puso la primera piedra del monasterio en el cimiento del refectorio, debajo de la silla del prior, que es en la bodega, debajo del dicho refectorio, la cual piedra es cuadrada y está escrita por todas partes, que da a entender quién es el fundador, y quién es el arquitecto y el día y año en que se pone».
Todos sabéis que el imponente monasterio es el principal atractivo del precioso pueblo de San Lorenzo de El Escorial,
colgado sobre la ladera de la Sierra de Guadarrama de Madrid, a sólo 53 kilómetros de la capital.
El Monasterio de El Escorial ha sido considerado como la Octava Maravilla del Mundo y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El rey Felipe II dio orden de edificar el Monasterio de El Escorial entre los años 1563 y 1584, por un lado, para conmemorar la Batalla de San Quintín, y a su vez, para ser utilizado como panteón real de la Monarquía Española.
El enorme edificio, que se extiende en una superficie de más de 35.000 metros cuadrados, se encuentra en la ladera del Monte Abantos, y fue levantado en un terreno que estaba en las cercanías de una por entonces pequeña aldea de El Escorial.
Para que lo puedas situar, esa aldea se corresponde con el actual pueblo de El Escorial,
la primera urbe a la que accedes desde Madrid. Sin embargo, el pueblo de San Lorenzo de El Escorial surgió con posterioridad y se extendió por los alrededores del monasterio.
El arquitecto Juan Bautista de Toledo murió en 1567 sin ver terminada la colosal obra. Dejó prácticamente terminada La Granjilla de La Fresneda, el Patio de los Evangelistas y los claustros menores del Monasterio y el viario que unía la villa de El Escorial con La Granjilla, con el Monasterio y con el camino real de Madrid. Su ayudante Juan de Herrera y posteriormente Juan Gómez de Mora terminaron el proyecto.
Para ver su privilegiado emplazamiento bajo la sorprendente mole de la Sierra de Guadarrama lo mejor es hacerlo desde el cercano paraje conocido como la Silla de Felipe II.
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Bizcotelas de San Lorenzo de El Escorial
Cuenta la leyenda que el embajador de Francia preguntó a Felipe II si era tan fácil empezar como terminar una obra tan grande como la del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, o si quedaría inacababa por falta de medios. Como respuesta, al terminar la edificación el monarca mandó colocar un ladrillo de oro en la actual torre central. Otros dos en las laterales que se ven desde la entrada del Patio de Reyes. Sin embargo, la realidad es que ese brillo que se percibe desde la distancia cuando cae el sol viene de las tapas de bronce de las cajas que guardan reliquias de santos. Entre ellas las de Santa Bárbara, que se ubicaron en una de las torres para proteger al monumento de las tormentas.
De ahí ha hecho su punto de partida Lucas González, chef ejecutivo de Paco Pastel, en El Escorial
a la hora de presentar las tradicionales bizcotelas de San Lorenzo de El Escorial. Se presentan en unas cajas inspiradas en el llamado ladrillo de oro. “Jugamos con los colores del granito y cómo va cambiando la luz. Y luego en el momento en que vas comiendo las bizcotelas, aparece un grabado con el año de la primera piedra (1563) y la latitud exacta que marca la ubicación donde se encuentra el Monasterio”.
De esta manera, explica, “el cliente no sólo se lleva un producto de repostería, sino también cultura”.
En cuanto a la bizcotela de El Escorial, Lucas González indica que el dulce procede del “Bizcocho del Palacio Real”
Sin embargo -continúa- La receta aparecía en el libro “Arte de Repostería” (1747), de Juan de la Mata, confitero de la corte de Carlos III. “Lo que hemos hecho nosotros es ir modificando la receta y adaptarla al siglo XVII, porque entonces tenía más azúcares y una textura más gruesa y harinosa, por lo que se digiere peor”. La versión actual, continúa, es “más ligera y esponjosa, ya no sólo en digestión, sino en untuosidad, con unos toques de cacao… Siempre digo que antes sólo te podías comer una, pero ahora pueden ser dos, aunque lo mejor es que sea un regalazo para los demás o para uno mismo”.
En fin, disfrutad si podéis de este manjar de dioses y compartidlo con vuestros allegados. Es lo mejor para completar una experiencia única de comunión con los sentidos… y con aquellos a quienes más aprecias.
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Joshua
Posted at 18:33h, 01 septiembrePrecioso lugar. La octava maravilla del mundo, o al menos eso era antes.
Gracias por compartir.