28 Mar El Sutra del diamante
¿Sabes dónde se imprimió el primer libro que aún se conserva? El 11 de mayo del año 868, hace “solamente” 1.145 años, el ciudadano chino Wang Jie autorizó la impresión y distribución de El Sutra del diamante, el libro impreso más antiguo que todavía se conserva, y que se publicó unos 600 años antes que la Biblia de Gutenberg.
La fecha figura al final del rollo en una nota que dice «Hecho reverencialmente para distribución gratuita universal por Wang Jie en representación de sus dos padres» y a continuación aparece una fecha del calendario chino: 11 de mayo de 868.
En el siglo XX, el arqueólogo y linguista Aurel Stein (1862-1943) descubrió una copia de El Sutra del diamante entre los manuscritos de Dunhuang (en China)
Se trataba del texto impreso más antiguo conocido.
Este pergamino de unos cinco metros de largo, había permanecido oculto junto a otros 40.000 libros y manuscritos en las cuevas de Mogao –“las de los Mil Budas”- cercanas a Dunhuang, una ciudad importante en la antigua Ruta de la Seda. Hasta la Edad Moderna y desde la prehistoria, esta ruta formó una red comercial que llegó a comunicar en aquel tiempo el gran Imperio chino con el Imperio romano.
Y hubo más protagonistas de descubrimientos. Paul Pelliot (buscador de libros chinos para la biblioteca de la École Française d’Extrême Orient en Hanói), condujo una única expedición arqueológica al Turquestán, que consiguió regresar con numerosos manuscritos, obras de arte, antigüedades y especímenes naturales, así como cientos de mapas y fotografías. Pelliot fue discípulo de Sylvain Lévi (un orientalista e indólogo), uno de los fundadores de la Escuela francesa del Lejano Oriente en Hanoi.
Pero Pelliot, como experto en cultura china de reconocido prestigio, identifica en las cuevas documentos de importancia descartados por el británico Stein y los envía a París
El francés Pelliot no llega a Dunhuang hasta un año después de Stein. Para entonces, Aurel Stein ya había desembarcado en Londres la mayoría de los fondos de la biblioteca. Parte de estos fueron a parar a la India, cuyo gobierno colonial había financiado varias expediciones de Stein.
Stein se llevó un total de veinticuatro cajas, cargadas de manuscritos, y cinco cajas de pinturas, bordados y reliquias de arte, pagando por ello sólo 130 libras. El Sutra del Diamante es uno de los 40.000 libros y manuscritos hallados en una de las cuevas de Mogao. En su interior se habían conservado perfectamente los pergaminos de papel y seda gracias al aire seco del desierto. Stein realizó cuatro expediciones a Asia Central entre los años 1900 y 1931, durante las cuales reunió una gran cantidad de material.
Wang YuanLu, el descubridor de los manuscritos
Wuang YuanLu fue una especie de ermitaño taoísta cuyo nombre ha pasado a la leyenda de la arqueología por haber sido quien descubrió, para desperdiciarlos después, los manuscritos de Dunhuang.
Huyendo de la miseria de su ciudad natal, (Macheng en la provincia de Hubei), Wang YuanLu llevó una vida nómada, hasta que se alistó en la infantería del ejército de la dinastía Qing. Por cierto, su capital es Wuhan, de todos conocida durante esta pandemia del Covid 19. Hay que destacar que la provincia de Hubei es un centro de atracción turística muy importante.
En Wuhan se encuentra el pintoresco lago del Este, la Torre de la Grulla Amarilla de 5 niveles y el gran Museo Provincial de Hubei. Este museo tiene el muestrario más grande de instrumentos musicales antiguos de China y una colección de reliquias culturales de la provincia; entre ellas, cerámicas, porcelanas, bronces, armas y recipientes de oro o de jade.
La provincia de Hubei también es conocida por ser un destino popular para los cruceros del río Yangtsé pues alberga la enorme Presa de las Tres Gargantas.
Y continuamos con Wang YuanLu, el descubridor de los manuscritos. Después de abandonar el ejército, se inició en el taoísmo, con el nombre taoísta de Fazhen.
Continuó entonces su vida errante, que lo condujo finalmente hasta las cuevas de Mogao, decidiendo fijar su residencia en aquella región.
Pelliot fue discípulo de Sylvain Lévi y dirigió una expedición arqueológica al Turquestán
Primero el explorador inglés Sir Aurel Stein y después Paul Pelliot acudieron a Dunhuang y negociaron con Wang YuanLu la compra de varias decenas de millares de manuscritos, documentos, pinturas sobre seda, y otros objetos preciosos que, como ya dijimos, les salió casi regalado. Entre los objetos adquiridos por Sir Aurel Stein se encontraba el Sutra del diamante.
Las cuevas de Mogao
Situadas a 25 km al sureste de Dunhuang, las cuevas constituyen un oasis y como ya comentamos, se hallan en una encrucijada muy importante tanto en el aspecto religioso como cultural, en plena Ruta de la Seda. En este oasis se cruzaban las caravanas procedentes del norte y del sur de esta ruta comercial de primer orden. Ambas vías rodeaban la extensísima superficie arenosa del desierto de Taklamakan.
El nombre de Dunhuang significa «faro en llamas», debido a que los guardianes de su frontera utilizaban balizas para advertir de ataques de tribus nómadas.
Ubicadas en la provincia de Gansu (China) las cuevas son conocidas también como Cuevas de Dunhuang pero este término incluye otras cuevas budistas que no están relacionadas.
Transcribo un párrafo de un interesante artículo:
“Al poner un pie en las cuevas de Mogao, el visitante viaja a través del tiempo: miles de coloridos budas decoran las paredes de las grutas, junto a numerosas apsarás, ninfas acuáticas de la mitología hindú, que vuelan por los techos”. Fuente.
Una biblioteca secreta escondida en las cuevas de Mogao
La cueva donde se halló la biblioteca fue sellada alrededor del año 1000, pues en esta época la región sufría la amenaza del Imperio Tangut, un estado que existió entre los años 982 y 1227 en el noroeste del territorio actual de la República Popular China.
Sin embargo, el discurrir del tiempo ha dejado huella en estas galerías y su conservación es uno de los grandes trabajos que hay que preservar ante el imparable incremento del número de turistas -en 2017 las visitaron 9,1 millones de personas-.
Wang Yuanlu llega al complejo de Mogao
y decide encargarse de organizarlo. Wang intentó reunir financiación por parte de las autoridades locales y provinciales para la restauración y conservación de las cuevas y estatuas. Los textos y pinturas que descubrió estaban fechados entre los siglos IV y XI. Son miles de ejemplares.
El contenido de la biblioteca se extendió después por todo el mundo, localizándose las colecciones más grandes en Beijing, Londres, París y Berlín. Existe el llamado “Proyecto Internacional Dunhuang” para agrupar y organizar el trabajo académico sobre los manuscritos de Dunhuang.
A continuación, un fragmento de El Sutra del diamante:
«Tal como entiendo la enseñanza, la Iluminación Perfecta que Trasciende las Comparaciones no puede ser alcanzada ni atrapada, como tampoco puede ser enseñada. ¿Por qué? Porque el Tathagata –(término atribuido al propio Buda Gautama para referirse a sí mismo)– ha dicho que la Verdad no es una cosa que pueda ser diferenciada o contenida, y por lo tanto, la Verdad no puede ser atrapada ni expresada. La Verdad ni es ni no es”.
El texto original de El sutra del diamante,
redactado en sánscrito, fue traducido al chino por un monje erudito indio llamado Kumarajiva hacia el año 400.
Transcurridos varios siglos tras la muerte de Buda y para que sus enseñanzas no se perdieran en la transmisión oral, sus seguidores las transcribieron en forma de Sutras.
Los Sutras son textos que recogen discursos pronunciados por Buda o alguno de sus allegados. También se asocia el Sutra no solo al budismo, sino que designa escritos de otras tradiciones orientales, como el hinduismo. El Sutra trata de la sabiduría, pretendiendo combatir la ignorancia. Los Sutra son también recogen aquellos textos escritos en los que se exponen enseñanzas y experiencias relativas a diferentes vías del conocimiento. El objetivo es alcanzar la “iluminación”, es decir, la plena realización espiritual del ser humano.
Desde el siglo IV hasta el siglo XIV, los monjes budistas de Dunhuang coleccionaron escrituras traídas del oeste.
Las primeras cuevas las excavaron en el año 366. Su número fue aumentando sin cesar durante varias dinastías feudales y en el siglo VII, es decir, durante el mandato de la dinastía Tang, superaban las mil. De ahí que las grutas de Mogao se conozcan también como «Las Mil Cuevas Budistas».
Paralelamente a la apertura de cuevas, el interior iba acumulando manuscritos, pinturas murales y estatuas de Buda.
Como muchos Sutras, El Sutra del diamante comienza con la famosa frase “Así he oído«.
En este relato, el Buda ha terminado su paseo diario con los monjes recogiendo alimentos como ofrendas y se sienta a descansar. Uno de los monjes más veteranos, Subhuti, se adelanta y le plantea una pregunta al Buda.
El texto termina con Subhuti, el discípulo, preguntándole cómo debería titularse el sermón, a lo que el Buda le responde que deberá ser conocido como:
«El Diamante Cortador de Sabiduría Trascendental»
porque «la enseñanza es fuerte y afilada como un diamante que corta a través de los malos enjuiciamientos y la ilusión».
Subhuti preguntó a su vez:
«Señor, ¿habrá siempre gente que entienda tu mensaje?»
Buda respondió:
«¡No lo dudes, Subhuti! Siempre habrá gente que, habiendo escuchado el
mensaje, aceptará sus preceptos y practicará nuestro camino. ¡Nuestro mensaje llegará a la
gente simplemente porque es verdadero! Llegará un momento en que la mayoría ni siquiera
necesitarán las palabras, sino que estarán más allá de ellas. Todos debemos esforzarnos en ir
más allá de las palabras, porque uno puede sentir apego por ellas, y no debemos sentir
apego por nada. Debes comprender que mis palabras son como una balsa que se emplea para
cruzar un río. Cuando su utilidad ha sido satisfecha, debe ser dejada atrás si queremos llegar
más lejos”.
El árbol Bodhi
(Ficus religiosa)
Según la historia budista, el sabio Siddhartha Gautama se sentó a meditar debajo de este árbol durante semanas. Como se desató una terrible tormenta, bajo las raíces del árbol surgió Muchilinda, el rey de los nagas (serpientes), que se enroscó alrededor de Gautama y lo cubrió completamente. Gautama acabó alcanzando la iluminación espiritual y se convirtió en un buda, un “iluminado”, dando origen al budismo.
El culto a este árbol fue motivo de peregrinación aún en vida de Buda. El rey Asoka (304-232 a. C.) visitaba cada año el árbol de Bodhi para presentarle sus respetos. Cada año pagaba un festival en su honor en el mes de kattika (unión de octubre y noviembre en el calendario hindú). Pero sucedía que su esposa Tissarakkha sentía celos del árbol.
En el año 16 del reinado de Asoka (253 a. C.) la proclamaron reina y tres años después (en el 250 a. C.), ella destruyó el árbol haciéndolo envenenar mediante espinas de mandu. En el mismo lugar plantaron un vástago del árbol original o de otro de la misma especie (Ficus religiosa). A su lado construyeron un monasterio, que se llamó Bodhi-Manda Vijara.
El dharma chakra (o «rueda del darma») es un símbolo que representa al dharma (‘ley’ o ‘religión’), en el hinduismo, el budismo y el jainismo. A veces lo traducen como “rueda de doctrina” o “rueda de ley”.
Y terminamos con una especie de admonición contenida en “El Sutra del Diamante”:
<<“Ciertamente, en el futuro, en el último tiempo, en la última época, en los últimos quinientos años, cuando la buena enseñanza se haya derrumbado, habrán siempre bodhisattva, grandes seres, dotados de buenas cualidades, de conducta moral y conocimiento que sabrán generar una verdadera percepción de las palabras de un sutra como este ahora enunciado”>>.
En fin, espero que os haya distraído al menos durante unos momentos la lectura de este artículo.
¡Saludos y hasta nuestro próximo encuentro!
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