12 Feb En memoria de mi hermano Vicente. Su cumpleaños
En memoria de mi hermano Vicente. Su cumpleaños
Mi hermano Vicente cumpliría hoy sesenta y nueve años si las absurdas variables que marcan la salud no hubieran acabado con su vida el año pasado. Un crisol lleno de recuerdos se agolpaba en su memoria como un caleidoscopio de imágenes coloridas, vívidas, que llegaban nítidas a su interior.
Coincidir con Vicente en cualquier circunstancia llevaba inherente el sello de su rica conversación, nutrida por muchos años de experiencias y por unas células grises muy por encima de la media.
Su forma de ironizar acerca del mundo que le rodeaba o la manera de reírse de ese mundo y de sí mismo lo convertían en un conversador de muy largo recorrido.
Mis hermanos y yo doblábamos la línea del espacio-tiempo. Éramos capaces de mantener sobremesas que empalmaban aperitivos con comida finalizando con la cena. Y en todo momento Vicente estaba ahí, bien presente, bien real, con su gran humanidad luciendo palmito entre todos los que le hemos querido tanto y le amaremos siempre.
Lo mismo daba tocar la política que la mecánica de locomotoras de vapor, la aviónica, la química o la literatura. Esta familia mía no ha querido renunciar al disfrute de los que están a su lado, ya se trate de amantes del senderismo, de la buena mesa o de las dos cosas; el caso es recordar, sí, recordar compartiendo momentos bien acompañado.
Nadie mejor que Vicente para sacar a relucir los más pequeños detalles que su memoria incomparable hacía destacar de forma brillante en cada tertulia, fuese cual fuese el escenario o el momento. Para él no importaba otra cosa más que el compartir, el sencillo sentimiento de transmitirnos su dimensión humana cobijada en su enorme corazón.
Vicente era muy humano, si, con todos esos valores que lo hacían único y en ocasiones inalcanzable o incomprendido. Cuántas veces, en el tramo final de su vida, no le resultaba posible reunirse con nosotros porque debía atender deberes familiares, de esos ineludibles que la mayoría debemos atender con relación a hijos y nietos.
Su mujer supuso para él un amor eterno, incondicional, ese que se entrega sin pausa, como un torrente desatado y sin fin que llena de cálidos sentimientos los corazones. Tantos años, casi una vida entera, recibiendo tanto apoyo por parte de su esposa, le ayudaron a sobrellevar los vaivenes del destino con más sosiego en su alma.
Él se responsabilizaba de muchas cosas, las hacía suyas, intransferibles, aunque se tratara de las más insignificantes. Si había que realizar alguna reparación, por ejemplo, allí estaba él atendiendo la necesidad. A veces nos ponía un tanto nerviosos porque las esperas se nos hacían interminables.
Era habitual que guardara piezas de algún aparato averiado de nuestra casita en el campo por ejemplo y permanecieran allí por tiempo indefinido hasta que las conseguía dejar como nuevas. Vicente sabía cómo arreglar dispositivos de todo tipo que no funcionaban, desde una caldera hasta cualquier vehículo a motor. Aunque la máquina que mantenía su vida en marcha no pudo repararla nunca cuando un mal día decidió dejar de funcionar.
Vicente guardaba una enciclopedia en su memoria y varios doctorados de experiencia en sus manos. No hay muchas personas por ahí con ese afán de conocimiento que les permita abarcar tanto; tan pronto hablaba de la instrumentación en el pilotaje de aviones comerciales por su titulación en la materia, como de tradiciones populares de la región manchega que le vio nacer o de cualquier país donde hubiese estado, por corta que hubiera sido su estancia en él.
Mi hermano guardaba una descomunal colección de recuerdos con exquisito detalle en su prodigiosa cabeza. Recuerdo su interminable recopilación de películas de cine, en español y en francés, pues estuvo viviendo en tierras galas durante más de dos décadas. Podías preguntarle sobre cualquiera de ellas que él te sabía ilustrar de algún modo.
Cuando hube de enfrentarme a un período laboral de mi vida en el que necesité aprender algo de la lengua francesa, pedí consejo a mi hermano sobre una forma rápida de conseguirlo. Lo que me dijo fue:
–“Haz como yo, te compras un curso en cedés de la escuela de idiomas y vas probando. Te pones los audios todo el tiempo que puedas y practicas con la gente de allí en cuanto tengas ocasión. Yo aprendí en menos de un año”.
Aquello que sonaba tan bien no dio resultado alguno conmigo. Aparte de eso, se expresaba perfectamente en lengua inglesa. En fin, las limitaciones no eran la tónica en la vida de mi hermano Vicente, a quien todos en la familia llamábamos “Titin” desde pequeños.
Ese Titin nos llevó al colegio sujetos de la mano tanto a mí como a nuestro hermano menor, de quien me separan cinco años de existencia. Mi hermana y Titin se llevaban dos.
Es muy edificante y entretenido disfrutar de esas diferencias de edad entre los hermanos, pues los menores aprendíamos de la experiencia de los otros dos y ellos disfrutaban poniéndose a nuestra altura.
Esas tardes de verano tórrido en Ciudad Real en las horas de una siesta que nunca practicábamos, resultaban ser una fuente de inspiración para dedicarnos a asaltar la despensa, por ejemplo, y utilizarla como un laboratorio.
Vicente tomaba casi siempre la iniciativa del disparate. Vendían en aquella época unos sobrecitos de levadura, unos azules y otros blancos, que una vez mezclados hacían crecer la masa de un bizcocho. Añadíamos vinagre al contenido y aquello formaba una densa espuma que tomábamos como una gaseosa. Titin era el primero en ponerse perdido sorbiendo aquel brebaje.
Son muchas anécdotas compartidas, rondas nocturnas o diurnas intercambiando impresiones sobre los vaivenes del destino. Él estuvo a mi lado en los momentos de risa y en los de llanto, aconsejándome como también lo hacía con sus otros hermanos, en esas circunstancias en que has de tomar decisiones sin dejarte llevar por las emociones. Iba por la vía directa, intentaba encontrar el camino más corto, el que resultara más eficiente para no malgastar el tiempo.
También hubo otro Titin, ese Titin de nuestros más tiernos años de la infancia que ejercía de guardián, de compañero, de amigo que te acompañaba incansable allá donde estuvieras porque su espíritu estaba lleno de cariño protector, de compromiso con su papel de hermano mayor. El vigilante que mantiene guardada la viña.
Pues sí, Vicente era el recurso de nuestros padres para labores de protección, pero él añadía algo invalorable como era su afán por hacérnoslo todo más llevadero y más divertido a sus hermanos pequeños.
Termino ya, sin olvidar aquella reunión del pasado verano en casa de mi hermano pequeño, con mi hermana y mucha familia, en la que Titin no pudo estar, cuando quisimos entablar con él una video-llamada para hacerle partícipe de nuestra alegría, para que respirara con nosotros, para devolverle unos instantes de aquello que a él tanto le gustaba como era COMPARTIR, participar mutuamente de nuestras impresiones, brindando en la distancia, intercambiando ilusiones y bromas con certezas, como la de que sus hermanos le queremos y que le amaremos por siempre, más allá del último minuto de nuestras vidas.
Saludos, Vicente, para ti nuestro recuerdo eterno.
VIAJANTES
Posted at 11:22h, 23 febreroPrecioso y emotivo homenaje a tu hermano, Q.E.P.D! Un post muy dificil de escribir para los que tenemos hermanos! Un abrazo! ????????
marcosplanet
Posted at 20:39h, 23 febreroMuchas gracias por recordarme este post. Para mi es muy especial como comprenderás.
Un fuerte abrazo.
Io
Posted at 01:17h, 16 febreroQue bonito homenaje a tu hermano Vicente, Emociona leerte recordando esos momentos vividos en la infancia y no tan infancia, sin ninguna duda, has sido muy afortunado de guardar y haber vivido tan bonitos momentos con ellos y tener la familia que tienes.
Teofilo Arribas Olmedo
Posted at 07:40h, 13 febreroPreciosa dedicatoria Marcos.
Una familia GRANDE y querida por todos que hemos tenido la suerte de poder disfrutar de vuestra compañía y compartir esos ratos en vuestra – Huerta-., con todo nuestro afecto y cariño. Montse y Teo
marcosplanet
Posted at 17:28h, 13 febreroMuchísimas gracias Teo. Me alegra mucho tu comentario y verte por aquí, amigo mío.
Muchas gracias y un abrazo fuerte y grande.
Arenas
Posted at 15:43h, 12 febreroPrecioso homenaje a Vicente. Totalmente merecido. Pero permite que te haga una corrección. Vicente no cumpliría hoy 69 años. Vicente cumple hoy 69 años.
Mi madre murió con 54, hace 35, Todos los años, el 9 de junio, me dirijo a mis hijos, sus nietos, y les digo: Hoy la abuela cumple x años.
Este año son ya 89.
Es cierto que un día la abuela dejará de cumplir años, pero eso sólo será cuando el último de nosotros ya no esté aquí para celebrarlo.
Fabiola Del Pilar La Rosa Menacho
Posted at 11:57h, 12 febreroQue hermosa dedicatoria para su hermano Sr Marcos ,siempre es bueno recordar los bellos momentos vividos junto a nuestros seres queridos y que más que un hermano que a pesar que lo conocí tan poco, fue una maravillosa persona tan amable, siempre con una sonrisa ,hoy el cielo está de fiesta. Desde acá un fuerte abrazo. DIOS tenga en su Santa Gloria al Sr Vicente???? Saludos Sr MARCOS, Dios Lo Bendiga ????
Rosa Fernanda Sánchez
Posted at 10:15h, 12 febreroMi queridisimo hermano Vicente …
No puedo añadir más a tu entrañable y emocionado relato…Tantos recuerdos…tantos momentos felices, disfrutando de su compañía…
Esta siendo muy duro este primer cumpleaños sin él.
Allá donde estés, Titin, seguro que deleitarán con tus historias a todos …
Siempre te llevo conmigo…
Gracias querido Marcos
marcosplanet
Posted at 14:48h, 12 febreroMuchos besos Rosita.
Susana
Posted at 08:36h, 12 febreroSiempre es un acierto recordar a nuestros seres queridos y mantener vivo su recuerdo para hacerles bien presentes en nuestras vidas y seguir aprendiendo de sus consejos, experiencias y momentos compartidos.
Gracias por hacer este bonito homenaje a Vicentín y celebrar en nuestra memoria todo lo que fue y seguirá siendo para nosotros.
marcosplanet
Posted at 09:53h, 12 febreroMuchas gracias a ti por tu sensibilidad.
Muchos besos.
Isabel Solis Sanchez
Posted at 08:33h, 12 febreroUna dedicatoria muy acertada de Titin ,,
Un recuerdo maravilloso que refleja como era ,, un abrazo primo.