20 Ene JANO: EL DIOS BIPOLAR ANUNCIA EL NUEVO AÑO
Jano mira con una cara al año nuevo y con la otra despide al año que se va
Al comenzar un nuevo año rendimos culto, sin saberlo, a Jano Bifronte, el dios romano del tránsito y los inicios. El dios Jano-Quirino es padre de Fontus, dios de las fuentes, cascadas y pozos e hijo de Apolo y Creuza. Como personaje de la mitología en la antigua Roma, fue considerado primer rey de Roma. Según la leyenda, condujo a una colonia etrusca y la instaló sobre una colina del Lacio. La colina fue llamada «Janícula» (colina de Jano), donde más tarde se levantaron los muros de Roma.
Jano en la mitología romana es el dios de las puertas, los comienzos, las entradas a portales, los caminos de transición y los finales. Por estos motivos le fue otorgado el primer mes del año para consagrarle. En el año 47 a. C. Julio César decidió reformar el calendario y consagrarlo a Jano. Se le invocaba públicamente el primer día de enero, mes que recibió el nombre de Ianuarius (que en español pasó a Janeiro o Janero y de ahí a enero).
Jano es representado con dos caras, mirando hacia extremos opuestos de su perfil.
Jano se convertía así en el dios que apadrina el año nuevo al desterrar del presente al año anterior.
Las puertas del cielo
En su papel de divinidad que tutela cualquier tránsito en el tiempo y en el espacio, Jano guardaba las puertas celestiales y las terrenales. Realizaba la misión de un San Pedro pagano, portando un llavero colgante en la mano izquierda y un báculo en la derecha.
Según la mitología romana, Jano rige el equilibrio del Universo manteniendo la armonía cósmica y los ciclos que la expresan.
Dentro de la esfera del zodiaco, el signo del mes de enero se rige por la constelación de Capricornio. Algunas civilizaciones creían que Capricornio era el portal de los dioses, una región del cielo por donde pasaban las almas de los humanos cuando fallecían.
Los solsticios son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo y la duración del día o de la noche son las máximas del año.
En un momento determinado, el Sol alcanza el solsticio de invierno cuando pasa frente a Capricornio. En la cultura romana, la concepción de Jano como guardián de las puertas del cielo les condujo incluso a confundirlo con el Sol: el propio Júpiter sale o entra gracias a el. El solsticio de invierno es el primer día del sol nuevo y el último del viejo: el Sol y el año inician su salida desde el mismo punto.
Las llaves del tiempo
Jano es el ‘ianitor’ o portero que abre y cierra las puertas (“ianuae”) del año, por lo que uno de sus atributos son las llaves.
Cuando se mostraba a Jano en cualquiera de sus representaciones de cuerpo entero, lo hacían con un bastón en la mano derecha y con una llave en la mano izquierda. Estos elementos están muy relacionados con las entradas por ser los atributos de cualquier portero: una llave para abrir y un bastón para impedir el paso a los visitantes no deseados. También hace referencia a que con la vara preside los caminos.
La importancia del dios Jano en la cultura romana era tal que en los sacrificios e invocaciones la plegaria comenzaba dirigiéndose a Jano mediante una ofrenda de incienso y vino, aunque la ceremonia estuviera destinada a otra deidad. A él se consagraban la mañana, el día primero del mes, el mes primero del año y del siglo.
En la Tradición Hindú, los solsticios son atribuidos a las puertas del cosmos. La Puerta de los Hombres (solsticio de verano) y la Puerta de los Dioses (solsticio de invierno), coinciden con la Tradición Pitagórica y la Tradición romana de Jano.
Según el poeta romano Ovidio, Jano abría o cerraba todo lo que había sobre la Tierra, controlaba tanto el cielo como el mar así como la rotación de la Tierra sobre sí misma. Dice que este dios mira a la vez a Oriente y Occidente consiguiendo equilibrar el cosmos. Jano miraba por una de sus dos caras hacia el solsticio de verano, que representaba la puerta de las almas que llegaban a la Tierra al nacer, y por la otra cara daba la bienvenida al solsticio de invierno, puerta por donde salían las almas de sus cuerpos físicos donde habían estado encarnadas, para transmutarse a otras dimensiones.
Para algunos Jano era el custodio del universo, pero para todos los romanos era el dios de los comienzos y los finales. Presidía todas las entradas y salidas porque cada puerta y pasaje mira en dos direcciones.
Jano y la historia Sagrada
Según la Historia Sagrada, Jesucristo entregó al apóstol Pedro una llave de oro y otra de plata. Son símbolo de la Iglesia católica y en concreto del papado. Pues bien, las llaves hacen referencia inmediata a las llaves antiguas de Jano una de oro y otra de plata, que en la mitología romana iban asociadas a las dos puertas solsticiales. La de oro abre la puerta de los cielos y está relacionada con el sol y la energía masculina. La de plata lo está con la energía femenina y con la luna.
No hay que olvidar que Ianus (Jano) es el Dios solar de origen etrusco. Ocupaba el punto más alto del escalafón entre los Dioses antiguos etrusco-latinos.
También se interpreta como que la llave de oro representa al poder espiritual de la Iglesia Católica, mientras que la de plata representa su poder temporal.
Jano y la novela de Albert Camus
En el lenguaje, Jano puede hacer referencia a una persona que manifiesta aspectos muy disímiles entre sí; o como alusión a la hipocresía. En este sentido este dios es citado en la novela de Albert Camus titulada LA CAÍDA.
Camus alude a este dios en su novela como ejemplo de aquello que habita a la vez y de manera caótica en el pasado y en el futuro, pues da paso al comienzo y también al fin.
En esta novela se aborda la influencia que en la conciencia tienen el yo, el ego o el sentimiento de culpa. También el ser arrancado de tus raíces. En “La Caída”, el escritor francés compara el suicidio de la joven al arrojarse sobre el río Sena, con la vida de Clamence, quien de ser un exitoso abogado cae hasta el punto de convertirse en un ser abominable, aniquilando su reputación y su vida interior.
Un hombre, que se presenta al mundo bajo el seudónimo de Jean Baptiste Clamence, ejerce de abogado o más bien de “juez penitente” (como él mismo se denomina) en Ámsterdam, después de la segunda guerra mundial. El bar “Mexico City”, es el escenario donde nuestro interlocutor comienza a narrar, a un recién llegado, su vida.
Un templo dedicado al dios Jano
Su templo contaba con doce puertas que simbolizaban los doce meses del año. Durante el curso de una guerra, las puertas permanecían abiertas. El motivo era proteger a los soldados y transmitirles valentía y fortaleza. Durante períodos de paz las puertas eran cerradas. Así pues, este dios bifronte mostraba una cara seria, la de la victoria en la guerra; y la otra cara era el lado alegre, la cara de la paz.
El recinto central del templo estaba ocupado por doce columnas, equivalentes a los doce signos zodiacales. Frente a la figura del dios y sobre el mosaico central se emplazaba la rueda cósmica. El pavimento del templo poseía mosaicos alegóricos a los cuatro elementos principales: fuego, agua, tierra y aire.
Este dios también era protector del comercio y de los negocios o el trabajo en general, como nuestro San Pancracio. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los santos y fiestas que hoy celebramos resultaron de la cristianización de fiestas y dioses de la tradición romana.
Para quien pueda visitar Roma, indicarle que el templo ya no existe pero se mantiene en pie el “arco de Jano”, aunque bien es verdad que en un estado lamentable. Se halla detrás de la iglesia de Santa María de Cosmedín, donde se ubica la famosa “Boca de la Verita”.
Cómo representaron a Jano en las monedas
Pasado el horrendo 2020, el 2021 tampoco está ofreciéndonos una cara amable, pero pensemos aunque sea ingenuamente, que todo va a mejorar, debe mejorar. En este sentido, la Moneda de Año Nuevo acuñada por el gobierno austríaco quiere mostrar a través del dios Jano un futuro prometedor. ¡Olvida lo viejo, recibe lo nuevo!
La “Moneda de Año Nuevo” ha sido la última del año 2020 que emitió la Casa de Moneda de Austria. Con ella conmemora el año que comienza y lanza un mensaje de buenos deseos.
Jano y la conducta bipolar
Alternar comportamientos depresivos con periodos de ánimo normal e incluso de euforia son rasgos que se incluyen en la conducta bipolar. Sin intentar profundizar en absoluto en el conocido como trastorno bipolar, solo pretendo comparar estos episodios bivalentes con las épocas de tiempo que marca el concepto mitológico sobre el dios Jano.
En tanto que era el dios de los finales y de los comienzos, de los cambios y las transiciones, era el dios de la dualidad. Jano representa las fases o episodios en que el estatus y la conducta humana se transforman. En mi opinión, esto no es exclusivo de la conducta bipolar, sino de la cambiante condición humana. No conozco a nadie que sea absolutamente inamovible en sus decisiones y que no se contradiga nunca. Otra cosa es que intentemos aparentar la máxima coherencia, pero no somos máquinas y eso nos enriquece, contribuyendo a la solución de tantas afrentas como se nos presentan en la vida.
Sirva de ejemplo lo que ya indiqué más arriba: que en la antigua Roma a Jano se lo invocaba al comenzar una guerra, y mientras ésta tenía lugar las puertas de su templo permanecían siempre abiertas. Cuando en Roma llegaban tiempos de paz, las puertas se cerraban.
El dilema es una constante en nuestra existencia y es algo propio de los humanos que entronca con la clave de cómo nos conducimos por la vida y con la toma de decisiones.
Así pues, Jano ha marcado siempre una dualidad que nos representa de manera esencial. Su simbolismo induce a reflexionar sobre los comienzos y los finales que no son otra cosa que el reflejo existencial de la vida y la muerte.
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Muchas gracias.
Homoviator
Posted at 20:53h, 20 septiembreMuchas gracias. Tu «página» sobre Hanno es memorable.
Saludos cordiales