La montaña de las maravillas

La montaña de las maravillas

 

Esta es mi aportación al reto literario del microrrelato de los jueves. Por favor dejad vuestro comentario al final de este relato. Es muy corto y no cuesta nada.


 

La montaña de las maravillas

 

Juanra y Marieli caminaban por la senda de los cazadores, una vereda agreste que les iba conduciendo hacia el corazón de un bosque espeso e intrincado. Poco a poco, su confianza en sí mismos iba menguando hasta llevarles al límite de la discusión más descarnada.

–Tuviste que empeñarte en seguir tu “intuición” para llevarnos al final a un sitio equivocado. ¿Tenías alguna idea acerca de adonde íbamos?

–No, Mari, no. Pero cuando dejó de funcionar el GPS llevábamos la dirección correcta. No me vengas con que soy un inútil porque tú tampoco has aportado nada.

El semblante de Juanra era sombrío. Ambos llevaban a sus espaldas pesadas mochilas de montañero. Sus reservas de agua empezaron a escasear hacía un buen rato y eso intranquilizaba a Marieli. La espesura del boscaje que atravesaban provocaba un mayor esfuerzo en los caminantes, pero la pareja de senderistas no se echaba atrás.

–¿Cuánto habremos avanzado hacia no sé dónde, Juanra? No menos de cinco kilómetros diría yo. Mira, es mejor recapitular y pensar si queremos seguir hacia el norte o bien cambiamos hacia otro de los puntos cardinales, porque este bosque terminara tragándonos, ya lo verás. Seremos noticia en los periódicos.

–Pues sí, quedaría bonito el titular: “Dos montañeros desaparecidos porque su maldito GPS dejó de funcionar” –dijo en tono jocoso Juanra. Nada más escuchar el sarcasmo, ella se detuvo y mientras recuperaba el aliento una leve risa que terminó en carcajada compartida empezó a surgir de su garganta.

Cuando recuperaron el resuello, Juanra había decidido echar un vistazo a un mapa arrugado que le había acompañado durante años hasta la aparición del GPS. Levantó la vista y se alegró de que ella le mirara con mejor cara.

–Mira, cariño –dijo él–. Hemos conseguido explorar un bosque sin salida pero muy a cogedor. Podremos dedicarnos a la caza y a hacernos expertos en hierbas e insectos. ¡Qué vida tan extraordinaria!

Mari Eli rió con él, lo abrazó y habló en tono distendido.

–Si quieres seguimos y si no, lo podemos echar a suertes. Total, desde aquí no veo otro sendero. ¿Volvemos sobre nuestros pasos?

En ese instante, él se llevó el dedo índice a los labios.

–Escucha, Marieli –susurró–. ¿Oyes eso?

La cogió de la mano y ambos siguieron aquel sonido. El rumor se hizo patente medio minuto más tarde, al tiempo que un claro se abría ante ellos dejando contemplar unas vistas propias del paraíso.

Una enorme cascada caía sobre un río donde los rápidos formaban tramos cuajados de espuma. El vapor desprendido por la humedad reinante enmarcaba una montaña donde la naturaleza se había abierto paso de forma feraz y espléndida, regalando al observador un espectáculo visual donde se mezclaban todo tipo de colores. Un arco iris se mostraba radiante surcando aquellos aires donde no importaba nada si la ignorancia de unos caminantes les había confundido. Desde esa atalaya podían ver perfectamente el camino de regreso.

–¡Genial! –exclamó él–, ¡hemos encontrado un nuevo camino a la montaña de las maravillas!


 

Bueno pues, dale un click al corazoncito de más abajo si te ha gustado y por favor deja tu comentario que para mi es muy valioso.

Esta es mi aportación a la convocatoria de este jueves 12 de diciembre de 2024 que he vuelto a organizar. Aquí tienes cuál es el tema de fondo, la lista de aportaciones y las condiciones para participar.

¡Saludos!

 

 

Nota: las imágenes que aparecen en este las he creado mediante una IA.

21 Comentarios
  • Federico Agüera Cañavate
    Posted at 16:04h, 30 diciembre Responder

    Me alegro que haya habido un final feliz. Ya me ha pasado de perderme y no llegar al sitio que quería. Saludos

    • marcosplanet
      Posted at 13:51h, 01 enero Responder

      Si, lo entiendo. La montaña es impredecible, Federico.

  • Maite-Volarela
    Posted at 15:09h, 20 diciembre Responder

    ¡Precioso, con un final perfecto para esta pareja! 🙂
    Además, la senda de los cazadores…. me recuerda a la de Ordesa, bastante larga y penosa, pero que recompensa enormemente por sus maravillosas vistas al cañón de Ordesa.
    Un abrazo y que tengas muy hermosas fiestas 🙂
    Maite (Volarela)

    • marcosplanet
      Posted at 17:31h, 20 diciembre Responder

      Me he inspirado precisamente en esa senda, Maite. El Parque Nacional de Ordesa es una auténtica joya.
      Un abrazo grande para ti y que disfrutes de una Navidad maravillosa.

  • El Demiurgo de Hurlingham
    Posted at 15:41h, 13 diciembre Responder

    Además de tenerse mutuamente, tuvieron la suerte de encontrar un camino alternativo, que el GPS no les hubiera indicado.
    Y además, una gran cascada, que era tanto un paisaje como magia en abundancia, que les estaba faltando.
    Saludos.

    • marcosplanet
      Posted at 20:47h, 13 diciembre Responder

      Si, Demiurgo, esa es la visión de la historia. Recuperan la paz en medio de un paraíso.
      Gracias por comentar.
      Saludos.

  • Vero de La Opinión de Mamá y sus viajes
    Posted at 12:43h, 13 diciembre Responder

    Me encanta porque has unido dos de mis pasiones, leer un relato y viajar…
    Un abrazo

    • marcosplanet
      Posted at 13:22h, 13 diciembre Responder

      Me alegro mucho. Entra en alguno de mis posts y comenta lo que quieras.
      Otro abrazo para ti.

  • Maty Marín
    Posted at 21:13h, 12 diciembre Responder

    Qué relato más lindo, lleno de aventura donde finalmente vuelve a surgir la esperanza por haber encontrado el camino.. Como siempre Marcos, tus imágenes atinadísimas.

    He recordado una de tus últimas frases, no sé el tiempo ni el relato de que se trataba, pero mencionabas «este blog que amo tanto». Se me quedó grabado.
    Un abrazo 🤗

    • marcosplanet
      Posted at 09:47h, 13 diciembre Responder

      Maty, cada vez que comentas se me alegra el alma.
      Un fuerte abrazo.🤗

  • Casagrande
    Posted at 18:02h, 12 diciembre Responder

    Pienso que en esas situaciones hay que tener compañeros que mantengan la calma, cuando el error ha sido de uno, no se requiere mas agravios sino soluciones. Aqui les fue bien con ese descubrimiento y una resolución feliz

    • marcosplanet
      Posted at 09:48h, 13 diciembre Responder

      Sii, Jose las parejas ideales creo yo, son aquellas en las que uno compensa al otro y debe ser recíproco. Polos opuestos se…

  • Arenas
    Posted at 14:55h, 12 diciembre Responder

    Donde se pongan los mapas de toda la vida, le pueden dar por saco a los GPS y demás zarandajas.
    Hace años me encantaba coger por banda unos de esos destartalados super mapas de carreteras y perderme en él. Es una fantástica manera de viajar con la mente. Una absoluta maravilla abandonarte por entre los nombres escritos de los pueblos de Asturias o de Cantabria. Algunos de esos viajes los recuerdo incluso más bonitos y emocionantes que los reales.
    Así que estoy de acuerdo con lo que, de alguna manera, dejas caer en tu estupendo microrrelato de los jueves.
    ¡Vivan los mapas en papel con los que siempre hemos llegado a todos los sitios y nunca nos perdíamos! (o casi).

    • marcosplanet
      Posted at 16:13h, 12 diciembre Responder

      Qué bueno que te haya gustado, amigo Antonio. Aquellos mapas desarrollaban la imaginación y no te obligaban a tomar una decisión en un segundo como los GPS, que exigen reacción inmediata a sus a veces confusas indicaciones.

  • Tracyvorrecaminos
    Posted at 14:06h, 12 diciembre Responder

    Así no le importaría perderse a nadie, porque lo que encontraron si es según no lo has descrito, es una maravilla y mejor que estuviera escondida para que no la deprede el hombre.
    Un abrazo

  • Neogeminis
    Posted at 12:47h, 12 diciembre Responder

    Soy de los que enseguida se desorienta y se desespera. Entiendo el drama de tus personajes. Por suerte les resultó positivo el extravío. Buen relato, Marcos Un abrazo

  • Anónimo
    Posted at 22:18h, 10 diciembre Responder

    Hola Marcos, es muy bonita tu historia, me gusta que hayan encontrado la salida a través de ese lugar que hallaron, una especie de paraíso en medio del bosque.
    Por otro lado, los GPS a mí no me inspiran mucha confianza, si fallan no hay manera de saber dónde estás, ni te digo si estás en un avión, por eso y a pesar de lo aparatoso prefiero los mapas, en fin, o llevar ambos por si acaso.
    Un abrazo.
    PATRICIA F.

    • Anónimo
      Posted at 22:20h, 10 diciembre Responder

      Y otra vez aparezco como Anónimo
      PATRICIA F.

      • marcosplanet
        Posted at 14:47h, 12 diciembre Responder

        Pero eso tienes que solucionarlo tu, como te dije desde tu blog.

  • Nuria de Espinosa
    Posted at 18:44h, 10 diciembre Responder

    Hola Marcos, tú relato está lleno de fantasía y aventura. Juanra y Marieli, se pierden en el bosque tras quedarse sin GPS. La tensión entre ellos crece, pero logran relajarse y compartir una risa, mostrando cómo el humor alivia la frustración. Sin embargo , al final, descubren una cascada y un paisaje paradisíaco, lo que convierte su pérdida en una experiencia gratificante. Aunque no les veo yo muy predispuestos para cazar. Para mí es destacable la importancia de mantenerse unidos y de cómo, a veces, perderse puede llevar a descubrir algo mejor. También me dio la sensación de que haces una critica sutilmente a la dependencia de la tecnología.
    Un acierto.
    Un abrazo

  • campirela_
    Posted at 15:37h, 10 diciembre Responder

    Te salió un relato aventurero y mira ese despiste les llevo a un lugar idílico, aparte que su relación salió reforzada, a pesar de grñir un poquito.
    Un abrazo.

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