26 Jun La trampa del espejo

La trampa del espejo. Microrrelato de los jueves

Gorka se acercó a aquella tienda del barrio antiguo. Había comprado allí antes, en otro viaje al centro histórico de la ciudad, cuando adquirió un candelabro eléctrico, de esos con toque de otros tiempos pero que llevan bombillas. Aún hoy sigue sin saber por qué no funciona.

Traspasó por segunda vez el umbral de la tienda, la primera no le había parecido tan iluminada. La luz del astro rey campaba por todas partes. Le arrastraba a escudriñar rincones escondidos donde reposaban objetos sin nombre, de corte victoriano algunos, absolutamente desconocidos otros. Pronto, un mueble de vestíbulo con las esquinas repujadas en bronce le resultó muy apetecible. Lamentablemente su bolsillo carecía del poder suficiente para sufragar lo que la dueña de la tienda solicitaba por la obra de arte.

Un dosel que parecía un palio de los que protegen a los Papas llamó su atención. Su elaboración a base de terciopelo cosido a mano con borlas del mismo material adornando los palos de plata le dejó sin palabras.

Pero al rodear el mencionado palio, algo turbó su atención. Un marco plateado en forma de óvalo de 1×0,5 metros hizo su aparición. Era como un espejo, pero en lugar del cristal característico, este consistía en una superficie oscura, ovalada de igual modo, que parecía ofrecer una curiosa alternativa al uso clásico de un espejo.

El precio le pareció razonable y se llevó el hallazgo a casa.

Lo colocó en mitad del pasillo, no quiso ponerlo en la pared del fondo por si le daba repelús tenerlo siempre enfrente.

Cada día se convertía en un acto rutinario pasar junto al espejo en sus recorridos por la casa hasta que con gran sorpresa notó un fogonazo. Una imagen se había formado en la hasta ahora pantalla oscura del espejo. En ella vio unas oficinas, las del lugar donde trabajaba. Un señor idéntico al director general se encaraba con su jefe en una reunión multitudinaria, reprochándole la falta de resultados en la nueva línea de negocio.

A Gorka se le veía decidido en ese acto, en una actitud que no reflejaba para nada la postura general que tomaba en reuniones improductivas.

Se escuchó a sí mismo argumentar cosas impensables en situaciones reales, pero es que esa iba a ser la reunión del día siguiente, donde iba a estar en el punto de mira la última campaña comercial encabezada por su jefe, Damián Lopena.

En esa especie de pantalla virtual que emitía el espejo con un día de antelación, Gorka interrumpía a su jefe.

–Lo que quiere decir Damián es que necesitamos la publicidad en redes sociales como complemento imprescindible para sobresalir. La clave está en…

Al día siguiente conseguía un éxito rotundo en la reunión. Para ser franco, él esperaba que, si el espejo tenía la capacidad de predecir acontecimientos, lo hiciera con un número de la lotería o cosas parecidas. Pero tan solo podía ver en la superficie espejada lo relativo a su trabajo.

Tras sucesivas predicciones certeras y tres ascensos, Gorka comprobó que su gran aliado del pasillo le estaba resolviendo el futuro de forma rapidísima. A los pocos meses ya formaba parte de la dirección general. Un equipo de cien personas dependía de él.

El sueldo y complementos de productividad estaban la mar de bien; los gastos pagados eran muy bienvenidos, como las vacaciones en resorts de lujo, actos sociales, eventos internacionales, presencia protagonista en medios…

Pero había algo que llevaba inquietando desde hacía tiempo a Gorka y era su palpable falta de experiencia. Cada vez se quejaba más a Laura, la mujer con la que compartía su vida, de que se veía limitado en muchas tareas. Las decisiones que tomaba le parecían aleatorias y muchas veces hablaba sin rigor por desconocer el tema a fondo. El estrés se iba haciendo cargo de su vida nublando los días de vino y rosas.

–He sido aupado a este nivel por un espejo –se decía–, así de ridículo o de mágico. Pero prefiero otra vida, esto me está torturando desde hace tiempo. No puedo seguir anclado en una especie de trampa para conseguir un futuro con el que no estoy conforme.

Así pues, Gorka atesoró sus ahorros, se despidió de la empresa y dio un bandazo al timón de su vida.

–Ya está Laura, hoy es el primer día de nuestro nuevo futuro. Tendremos todo el tiempo para lo único que siempre nos ha llenado la vida –decía a su pareja, quien asentía ilusionada.

En poco tiempo ya habían comprado una casita montañesa de dos plantas en el norte del país. En un cartelito de la planta baja podía leerse:

–<<Laura y Gorka, rutas de senderismo y 4×4. Descubre la montaña con nosotros>>.

Quizá el espejo había pretendido poner a Gorka en su sitio y apartarle de un mundo que no le hubiera hecho nunca feliz.

¿Qué opinas?

Esta es mi aportación al reto «Cada jueves un relato», que en esta ocasión organiza MAG.

El Espejo

[27 DE JUNIO DE 2024]

Se trata de imaginar que disponemos de un espejo misterioso en nuestra casa y que al cruzarnos con él vemos algo que no nos encaja. Surgen miedos y sombras, quizá algunos recuerdos del pasado… ¿Estamos solos ante nuestro espejo?

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Te deseo salud y suerte en la vida.

Nota: todas las imágenes de este post incluida la portada las he configurado con la ayuda de la página  bing.com/images/create/ a excepción de la imagen que ilustra estas últimas palabras, extraída del blog de MAG.