01 Feb Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Descúbrelo con nosotros
En el post anterior os describíamos una ruta rodeada de naturaleza que nos conducía hacia el Monasterio. Terminamos ahora la expedición con una visita a sus instalaciones cargadas de historia. Estas paredes guardan los restos del Santo, así como el mayor Lignum Crucis del mundo, la reliquia de la Cruz de Cristo más grande que existe en la actualidad.
El monasterio se encuentra en el municipio español de Camaleño (Cantabria), a 3 km de Potes, uno de los pueblos con más sabor de los Picos de Europa.
Y para iniciar esta visita, nada mejor que recordar los caminos santos que existen en la zona.
Las rutas Santas
Cantabria es la única región cristiana del mundo que cuenta con dos rutas santas reconocidas por la UNESCO como patrimonio mundial: el Camino Lebaniego y el Camino del Norte.
El Camino del Norte es una de las principales rutas de peregrinación del Camino de Santiago. Y cerca de la localidad cántabra de San Vicente de la Barquera nace una bifurcación que da origen al Camino Lebaniego.
Desde la Edad Media los peregrinos (a quienes se les conocía como “cruceros”), llegaban por este recorrido hasta el Monasterio de Santo Toribio de Liébana para adorar la Cruz y los restos del Santo nacido en Astorga (León). A los restos de la Cruz y los del Santo les otorgaban la propiedad de obrar milagros.
El siguiente Año Santo Jubilar del Camino Lebaniego será en 2023
y el Camino del Norte hacia Santiago (cuyo Año Santo Compostelano transcurre en 2021 y 2022) cuenta también con su propio Año Jubilar, como el de Santiago de Compostela.
Debido a la pandemia del COVID-19 que estamos viviendo el Papa Francisco prorrogó el Año Santo Jubilar Compostelano de 2021 hasta el 31 de diciembre de 2022.
Si cuando llegues al monasterio tienes suerte y coincide con el horario de visitas de la Capilla, podrás contemplar el Lignum Crucis, siendo tradición besarlo
En la Edad Media, para peregrinar hasta Santiago de Compostela era costumbre pasar por Santo Toribio de Liébana
El monasterio de Santo Toribio ha constituido siempre por sí mismo un lugar de peregrinación debido a que, como dijimos antes, la tradición otorga poderes curativos y milagrosos a los restos del Santo y al propio Lignum Crucis.
Una vez llegados los peregrinos al monasterio de Santo Toribio, bien daban por concluido allí su recorrido, bien continuaban hasta Santiago por la ruta de los Picos de Europa. Para ello tomaban el Camino del Norte o seguían la Ruta Vadiniense (camino Jacobeo de Liébana).
Santo Toribio de Astorga, hacia el año 450, trajo el Lignum Crucis a tierras lebaniegas desde Tierra Santa pues esta iba a ser invadida por los Persas. La reliquia está guardada en el monasterio desde el siglo octavo.
La celebración del jubileo en el monasterio de Santo Toribio de Liébana data del siglo XVI, si bien los documentos pontificios de dicha época apuntan que procede de tiempo inmemorial. Algo similar figura en los versos o loores a Santo Toribio del siglo XV, de autor anónimo.
La razón, la fuerza y el motivo principal de la celebración del jubileo cristiano están en esto: que aquí se guarda y se venera desde hace más de mil años el trozo más grande de la Cruz donde Cristo murió.
Dice la tradición que:
Si la finalidad de todo jubileo es encontrarse con el Dios acogedor y generoso del perdón, el signo de la Cruz es la expresión más clara de lo que Dios es y quiere para nosotros
Según los Santorales, Toribio de Astorga murió el 16 de abril del año 460. De ahí que se celebre el Jubileo los años en que dicho día cae en domingo.
El primer acto de la inauguración del jubileo consiste en la ceremonia de apertura de la Puerta del Perdón del monasterio.
Los peregrinos se concentran ante la Puerta del Perdón para después pasar bajo su umbral.
Para los creyentes, el mensaje es que Dios acoge, abraza y perdona
Y la Puerta del Perdón simboliza la acogida de Dios perdonándonos. El sencillo acto pretende abrir el corazón del peregrino al don del jubileo.
Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Descúbrelo con nosotros
Tradicionalmente se considera que el reconocimiento como Año Jubilar lebaniego tiene su origen el 23 de septiembre de 1512 con la bula donde el papa Julio II concede el privilegio de celebrarlo. Pero serán las bulas del Papa León X, tanto la del 30 de diciembre de 1513 como la del 10 de julio de 1515, las que reconozcan realmente el jubileo.
Esto convierte al monasterio en un importante núcleo de peregrinación. Es uno de los lugares santos más relevantes del catolicismo en Europa, junto a otros como Santiago de Compostela, Caravaca de la Cruz en Murcia, el italiano de Asís o la propia Roma.
Así pues, la Puerta del Perdón se construye cuando se establece el jubileo por los papas. En 1967 el papa Pablo VI amplió el privilegio de ganar el jubileo a todo el año.
Hay que hacer hincapié, sobre todo para evitar confusiones, en:
Tres nombres decisivos en la historia del monasterio
Os los mostramos en la siguiente imagen del texto que cuelga de uno de los muros del templo:
Santo Toribio de Liébana
Obispo de Astorga hacia el año 450. La leyenda cuenta lo siguiente:
<<Llegó el santo a Jerusalén, donde pronto el obispo San Juvenal (3 de mayo) notó su sabiduría y piedad, y haciéndose amigo suyo, le encomendó la administración de la sede jerosolimitana. Fue diligente, cuidando sobre todo las reliquias de la Pasión y Muerte que, dice, en algunas iglesias se veneraban. Cinco años tuvo este oficio, hasta que un ángel le reveló que debía irse de la ciudad de Jerusalén, la cual en breve sería invadida por los bárbaros, saqueada y muchos sacerdotes y cristianos morirían. Tomó el santo algunas reliquias, para salvarlas y regresó a España, entre estas un «Lignum Crucis».
De camino la leyenda dice que pasó por Roma, donde San León Magno (10 de noviembre) le ordenó presbítero
Volvió a su Galicia natal donde prosiguió su vida virtuosa, con fidelidad al Evangelio. Con ayuda de amigos y colaboradores, levantó un templo que dedicó al Salvador y donde depositó para la veneración pública el trozo de la Santa Cruz que había traído de Jerusalén. Dícese que luego de esto, sanó milagrosamente a la hija del rey de los suevos, señores de Galicia en estas fechas>>.
Antes de recibir la ordenación episcopal, siendo aún presbítero, fue a Jerusalén, donde permaneció unos años al frente de la sacristía del Santo Sepulcro. A su vuelta a España se le permitió traer algunas reliquias, entre ellas un trozo grande de la cruz de Señor. Dichas reliquias fueron probablemente depositadas en la catedral de Astorga. Según los Santorales murió el 16 de abril del año 460.
Tras la invasión musulmana, las reliquias se trasladaron, junto con los restos del obispo, al monasterio de San Martín de Turieno, que había fundado en Liébana otro monje, Toribio de Palencia.
Toribio de Palencia
Monje nacido en la Tierra de Campos en el Norte de Castilla. Vivió en el siglo VI. Según cuenta la tradición, se retiró a una vida ascética en las montañas de Liébana con cinco compañeros , donde fundaron el monasterio de San Martín de Turieno (es decir, dedicado al monje francés San Martín de Tours). Este es mencionado por las crónicas benedictas acerca de la construcción de esta residencia de monjes (cenobio). Su vida ascética que los llevó a reunirse a Cueva Santa, ermita que se halla en la ladera del monte Viorna, más elevada que el monasterio.
Beato de Liébana
Este monje vivió en este monasterio durante la segunda mitad el siglo VIII, cuatro siglos más tarde que Santo Toribio de Astorga. Es considerado como el primer escritor de Cantabria, ya que en el año 776 escribió un libro titulado “Comentarios al Apocalipsis de San Juan”.
Beato de Liébana escogió este texto sagrado pues existía un paralelismo entre la situación que sufría la Iglesia de los primeros cristianos y la que vivía la Iglesia del siglo VIII: persecución y amenaza de la fe.
Perdida la obra original, apenas se han conservado 25 códices ilustrados de los siglos IX al XIII, que han tomado el nombre del autor del “Comentario al Apocalipsis”: los “Beatos”.
Beato defendió la predicación del apóstol Santiago en España y compuso el poema “O Dei Verbum”, en honor al apóstol, impulsando su figura como Patrón de España.
La intrincada historia del monasterio
Según diversas fuentes, el monasterio fue originalmente una posesión real, pero fue donado por Alfonso VIII a los condes Don Gómez y Doña Emilia, quienes lo cedieron al monasterio de San Salvador de Oña (Burgos), junto con otras propiedades en provincias limítrofes.
Cuando los musulmanes fueron vencidos en la reconquista de Asturias, adquirieron gran protagonismo los monasterios, tanto desde el punto de vista religioso y cultural como económico. Los monasterios representaron desde entonces una garantía para la repoblación del territorio. Constituían auténticas explotaciones agrarias, cada vez mayores por las donaciones que hacían sus fieles. Allí daban cobijo a peregrinos, alojamiento a los viajeros y se regían por estrictas normas.
A su vez, los condes de Liébana fundan las primeras iglesias en pueblos del entorno del Monasterio, como se puede apreciar en el Cartulario del Monasterio en una carta del año 735
Otra carta, esta es del año 828, hace referencia por primera vez a la Iglesia de San Martín de Turieno, el antiguo nombre del Monasterio
Esta iglesia creció en relevancia durante el siglo IX al resultar beneficiaria de donaciones y propiedades de iglesias o abades de aldeas próximas. Sus frailes las fueron abandonando para trasladarse a la Iglesia de San Martin. En el año 953 los «frades» de Espinama, de Toranzo o Mieses se alojaron en San Martin. A finales del siglo X, la iglesia de San Martín adquiere la categoría de monasterio y en el s. XI cambia de nombre: de San Martín de Turieno a Santo Toribio.
La vida monástica surgió como respuesta de los creyentes que sintieron la llamada de Dios en sus vidas.
Si quieres ser perfecto -dice el evangelio- ve a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en los cielos. Luego ven y sígueme” (Mt 19,21)
Abandonando su entorno habitual y sus trabajos, algunos cristianos buscaron la soledad y el retiro, encontrando una nueva forma de vida
Liébana era una comarca con una ubicación privilegiada, por los recursos y el espacio natural que la rodea, para acoger a estos monjes y monjas que fundaron numerosos monasterios:
Cosgaya, Las Caldas, Osina, Pembes o Villeña son monasterios fundados en el siglo VIII, llegando a casi un centenar en los siglos siguientes” (Mt 19,21)
En el año 1256 edifican la iglesia del actual monasterio con fondos procedentes de los fieles, según indulgencias concedidas para tal fin por el obispo palentino Fernando, del cual dependía el monasterio. La dirección del mismo la compartiría después con los Obispados de Oviedo y Burgos hasta la creación del Obispado de Santander en el siglo XVIII.
El monasterio ha estado habitado por monjes benedictinos tradicionalmente
Sin embargo, por aplicación de la ley de desamortización de Mendizábal existente en el siglo XIX, en 1837 la comunidad de monjes tuvo que abandonar el lugar tras la expropiación eclesiástica de sus bienes, aunque fue refundado en 1961. Desde ese año se hace cargo y vive en él una pequeña comunidad de hermanos franciscanos; la misma Orden que custodia los Santos Lugares de Jerusalén.
Entre los caminos de peregrinación históricos, es de destacar los siguientes Caminos Lebaniegos:
La arquitectura del monasterio
Las puertas que vemos al rodear el edificio son de estilo románico, y es posible que de mayor antigüedad que el recinto interior. La Puerta del Perdón solo se abre en cada Año Santo Jubilar, cuando el día de Santo Toribio cae en domingo.
Los adornos de la fachada donde se halla la puerta son románicos. Está formada por cuatro arcos de medio punto que se apoyan en tres pares de columnas cuyos capiteles están sin esculpir.
La puerta en sí es moderna, de madera decorada con figuras de bronce que representan a los 15 Santos Lebaniegos y es obra del escultor cántabro Manuel Pereda de la Reguera (1919-1981)
Esos santos eran monjes que acompañaron a Santo Toribio y de ellos se cuentan leyendas como que alguno de uno de estos monjes que llegó a ser Papa.
Unos metros más allá está la puerta principal, la más alta, formada por tres arcos de medio punto rodeados de arquivoltas que apoyan en capiteles cuyas representaciones simbólicas hacen referencia a los sacramentos. Esta puerta románica, está formada por tres columnas a cada lado con capiteles donde se pueden observar cabezas humanas, racimos de uvas y una paloma con las alas abiertas. También podemos observar dos figuras que llevan un escudo con las llaves de San Pedro.
A la entrada, junto a la fachada que contiene estas puertas hay un atrio o patio abierto, en cuyos muros destacan las cruces del Vía Crucis que los decoran. Estas cruces también son obra del cántabro Pereda de la Reguera.
El edificio más importante es la iglesia de estilo gótico
Su construcción fue iniciada en 1256, aunque se ha remodelado varias veces. El templo sigue las directrices del gótico monástico de influencia cisterciense. La sede central de la Orden del Císter se encuentra ubicada donde se originó la antigua localidad romana Cistercium, próxima a Dijon, Francia.
Recordamos que la Orden del Císter es una orden monástica católica reformada que sigue la regla de San Benito
¿Y qué es una orden monástica? Pues una orden religiosa formada por monjes que siguen una Regla de vida. La mayor parte de los monjes siguen o se inspiran en la Regla de San Benito.
Las fundaciones monásticas debían establecerse en «desierto», siguiendo el ejemplo de los primeros ermitaños, lo que en Europa suponía hacerlo en el campo. Si la fundación quería ser rigurosa, se alejaba incluso de cualquier núcleo rural y buscaba un lugar solitario, en bosques o montañas.
Los orígenes del monasterio están rodeados de misterio y de leyendas que aumentan el atractivo que ya tiene. Contamos ahora la leyenda sobre el oso y el buey
Una versión de la historia asegura que:
<<Un buey manso y paciente ayudaba a Santo Toribio en la construcción de la iglesia, acarreando piedras, arrastrando troncos y apelmazando el suelo. Un día un oso, rey de los bosques lebaniegos, hambriento en demasía o irritado por la presencia del toro en sus dominios, se arrojó sobre él y lo mató. Al pronto, apareció Santo Toribio y recriminó su acción al oso:
“Ciego agente de la naturaleza bruta, intentas despojar al hombre de los medios que su inteligencia se procura para obedecer a Dios y servir sus altos designios; pues de parte de Dios vivo serás a tu vez instrumento dócil de su voluntad omnipotente y obedecerás al Señor de todo lo criado”
Y el oso amansado por sus palabras ocupó desde entonces el lugar del buey, prosiguiendo así la construcción de la obra>>.
Por este motivo podemos ver dos efigies de estos animales en varios capiteles del interior de la iglesia actual, junto al altar mayor y en el coro.
Otra versión cuenta que Santo Toribio llegó a Liébana y se proponía fundar el monasterio, pero cuando requirió la colaboración de los lugareños para emprender la obra, encontró respuestas negativas
Cierto día, abatido por la desesperanza, mientras caminaba por los bosques cercanos, contempló la lucha encarnizada de un toro y un oso. Acercándose a ellos consiguió apaciguarlos y logró atarlos para acarrear las piedras necesarias para la construcción del templo.
El “Lignum Crucis”
La traducción literal del latín sería Árbol de la Cruz
Según hemos indicado, se cree que esta reliquia la trajo desde Jerusalén Santo Toribio de Astorga en el siglo V.
Desde ese momento empieza a ser conocida y venerada. Como ya indicamos, es en el siglo XVI cuando los papas Julio II y León X instauran el jubileo con una indulgencia plenaria. De este modo, aumentó enormemente el número de peregrinos y el interés por venerar la reliquia.
Según Fray Prudencio de Sandoval, cronista de la orden benedictina en el s.XVI, esta reliquia corresponde:
«…al brazo izquierdo de la Santa Cruz, que la Reyna Elena (madre del emperador Constantino, en el siglo IV) dejó en Jerusalén cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones. Está aserrado y puesto en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo».
El Lignum Crucis mide 63,5cm por 39,3 cm y tiene 40 mm de grosor
Está guardado dentro de un relicario en forma de cruz de plata dorada, con extremos terminados en forma de flores de Lis, de tradición gótica. Fue realizada en un taller vallisoletano en 1679. La reliquia se conserva en el interior del camarín o Capilla de la Santa Cruz abovedada de estilo barroco diseñada en 1705 por Pedro Martínez de Cardeña, en el muro norte de la iglesia.
Financiado por Francisco Cossío se construyó el templete o sagrario (1705) donde se guarda el fragmento de la cruz, obra de fray Pedro Martinez de Cárdena
Se trata de una construcción octogonal formada por dos cuerpos de madera dorada, elevada sobre un altar de piedra, y rematada por una estatuilla de Santo Toribio. En el centro, protegida por una verja, se muestra la reliquia alumbrada desde el interior.
La Cúpula de la Capilla exhibe una decoración exuberante propia del barroco, como son águilas picando uvas y frutos, elementos que simbolizan la gracia y la eucaristía, junto con otros que muestran la Pasión de Jesús (Corona de espinas, la columna, la escalera, el martillo, el látigo, las tenazas, la caña y la lanza).
El claustro del monasterio
Es de estilo Herreriano, y se terminó de completar en el siglo XVII; hoy se puede admirar en sus paredes una exposición en forma de miniaturas sobre los “Comentarios al Apocalipsis” que escribió Santo Toribio.
Construido en el siglo XVII, en una importante ampliación del monasterio, el Claustro constituye una construcción cuadrangular de dos niveles y estilo herreriana. Está formado por una galería cubierta de sillería con pequeñas ventanas rectangulares que reposan sobre un corredor abierto al atrio por arcos de medio punto. En sus muros podemos observar y documentarnos, como ya comentamos, sobre textos con diversos aspectos de la historia del cenobio. Es interesante el apartado dedicado a los escritos de Beato y sus posteriores ilustradores mozárabes.
El Beato o manuscrito de San Andrés del Arroyo está encuadrado dentro del último grupo de copias del Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana, creadas a finales del siglo XII y comienzos del XIII
Está considerado como uno de los últimos beatos, y de los más suntuosos, adornado con abundantes filigranas de oro, plata y lapislázuli. Dada la importancia y valor de esta obra, se piensa que debió ser un encargo de Fernando III el Santo con el fin de donarlo al monasterio cisterciense femenino de San Andrés de Arroyo, fundado por el rey Alfonso VIII y su esposa Leonor de Plantagenet en 1181, un monasterio dependiente de Santa María la Real de Las Huelgas de Burgos.
El Beato de Saint-Sever es el único de los Beatos conocidos copiado en época románica al norte de los Pirineos
Según algunas fuentes, el manuscrito iluminado lo elaboraron alrededor de 1050-1070 en un scriptorium francés, muy probablemente en la Abadía de Saint-Sever, situada en el Camino de Santiago.
Aclaramos que Santo Toribio escribió el «Comentario al Apocalipsis de San Juan», para explicar en forma divulgadora, más llana, el hermético texto de San Juan el evangelista.
Para su redacción el monje se basó en otros libros de Santos Padres orientales y romanos, lo que indica que el Beato debía poseer una gran biblioteca
Fueron numerosos los manuscritos (los Beatos) que se hicieron como copias del «Comentario al Apocalipsis», códices muchas veces iluminados artesanalmente con extraordinarias imágenes. Estos constituyen una de las obras cumbre de la iconografía medieval.
En la actualidad solo quedan una treintena de ellos.
Santo Toribio fue el creador de la primera escuela de dibujo y miniado medieval español, con las primeras imágenes grabadas que decoran los textos y que durante varios siglos se extendieron por toda la Europa intelectual.
Hombre dedicado a sus estudios, especialmente a las Sagradas Escrituras, Santo Toribio tuvo gran repercusión en el resto de España entre los numerosos cristianos que aún permanecían en territorio musulmán.
No hay duda de que el Beato de Liébana no procedía de los Montes Cántabros
Algunos historiadores creen que su origen está en Toledo, o incluso de Andalucía. Es posible que escogiera este monasterio de Liébana por su proximidad a Covadonga y Cosgaya,? lugares a los que los cristianos de la época otorgaban antecedentes milagrosos.
<<Subiedes peña fragosa / que sobre los moros cayó / y a los cristianos salvó / ved cosa maravillosa>> (Mt 19,21)
El monje Beato de Liébana es considerado sin prejuicios como un gran erudito
Durante algún tiempo es preceptor y confesor de la hija de Alfonso I, la futura reina Adosinda, que se casaría con el rey Silo de Asturias, monarca desde 775 a 783.
Y ya para finalizar, apuntamos que Junto al monasterio se encuentran la Cueva Santa (de estilo prerrománico) o las ruinas del Santuario de Santa Catalina. También están la Ermita de San Juan de la Casería (siglo XVI) y la Ermita de San Miguel (siglo XIII), que ya describimos en el post/podcast anterior.
En fin, y aquí terminamos esta exposición sobre una ruta del camino de peregrinos del valle de Liébana, donde la historia y sobre todo la figura de Santo Toribio nos acerca a esa España mágica de la que todos quienes amamos la naturaleza nos consideramos tributarios.
Mucha salud y mucha suerte, amigos. ¡Nos despedimos hasta el próximo episodio de Marcosplanet!
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