Mundos bajo el agua

 

El buceador entra en las cuevas de esa parte de la costa que un mar embravecido agita desde tiempo inmemorial, generando espuma abundante en el interior de las cavidades. El olor a humedad y salitre impregna sus fosas nasales hasta el momento en que se pone la máscara. Tras el ajuste, un inconfundible olor a caucho inunda sus fosas nasales.

Hechos los preparativos necesarios del traje de neopreno, el experto en espeleobuceo se adentra en las profundidades de la cueva principal, la que conduce a una sima de fondo desconocido. Las paredes calcáreas que le rodean muestran abultamientos y oquedades por entre los cuales nadan aleteando infinidad de peces de mil tonos y tamaños.

La fauna marina intenta apoderarse de sus sentidos, pero el buceador avanza con movimientos firmes de piernas y brazos. Sus pies calzados con aletas de gran longitud le impulsan siguiendo a la par la trayectoria de peces y anguilas. Estas serpentean hasta cierta profundidad. Después retornan a sus áreas de desove como si hubiera una frontera invisible que no pudieran traspasar.

Es sin duda un explorador, un superviviente a las atrocidades que la vida le ha hecho sufrir. Su familia desestructurada le ha pasado facturas. Cuando salió del correccional no dio pie con bola y ha aguantado décadas de vida en la calle, aprendiendo del lado más oscuro del ser humano.

Pero ahora por fin ha encontrado algo grande, algo con lo que nadie habría soñado jamás.

Tras avanzar casi un kilómetro por las galerías submarinas, la gigantesca ciudad vuelve a aparecer en sus retinas, dejándolo fascinado.

Mundos bajo el agua

 

–Mis amigos no podían haber elegido un lugar mejor para nuestra búsqueda –decía para sí–. Esta “Cueva de las Ánimas” que venía en el mapa alberga el mayor secreto del mundo. ¿Tendrá que ver el nombre con algo más siniestro?

A media distancia entre él y la ciudad sumergida, le pareció que una sombra de grandes dimensiones se deslizaba cruzando su trayectoria.

–Debo continuar, tengo que llegar al primer arco …

Sus dos botellas de aire comprimido se hallan a dos tercios de capacidad. Tiene el tiempo justo de alcanzar su objetivo y regresar, añadiendo el margen de seguridad obligatorio para emergencias.

Al cabo de pocos minutos alcanza el primer gran pórtico de la ciudad perdida. Una desproporcionada muralla medio derruida pero hecha con piedras labradas de extraordinaria belleza, muestra varios arcos de medio punto consecutivos. En el primero de ellos, una abertura con forma de pirámide aparece ante los ojos del buceador y este reacciona con euforia.

–¡Qué suerte! Lo encontré a la primera.

Una sonrisa infantil se dibuja en su rostro tras la máscara de buceo. Y un temblor potente agita las aguas marinas provocando ante él un espectáculo sordo. Varias murallas se desmoronan. Bancos de peces de toda especie se agrupan y nadan despavoridos. El explorador cree ver lo que parece un tiburón con sus crías desplazándose raudo agitando su gran aleta caudal.

El submarinista intenta extraer lo que ha venido a buscar. El saco impermeable pesa algo más de 15 kilos. Al tirar de él para extraerlo de aquel hueco en la muralla, se rasga vertiendo su contenido. Un muy ligero brillo destaca en las profundidades revelando barras metálicas cuidadosamente selladas que protegen los quince kilos de pastillas. En el mercado nuclear, ese nuevo tipo de Uranio enriquecido ha multiplicado de forma exponencial el precio del clásico UF6. No en vano nuestro buceador fue admitido en una banda de saqueadores de centrales nucleares con esta misión.

La banda contabilizó en más de un millón por barba el estipendio que recibiría cada uno.

El seísmo ha sido breve. La ciudad no ha quedado afectada más que en dos muros centrales y varias columnas, revelando al mismo tiempo un interior bellísimo, con grandes construcciones marmóreas esculpidas por artistas de sensibilidad sublime.

Entre escombros gigantescos, el buceador cree vislumbrar varios focos de luces. No sabe si está conmocionado y se debe a una ilusión. Poco a poco la negrura de la inconsciencia se apodera de él.

Podría haber intentado sacar provecho de un hallazgo como la ciudad sumergida, atribuyéndose un descubrimiento casi imposible de creer. Por eso mismo desechó hacerlo. La falta de confianza que había encontrado en el mundo había agrandado su rechazo a aquella sociedad que acababa de sepultarle en las profundidades del océano.

 


 

Convocatoria: «Un jueves, un relato»

*EN EL FONDO DEL MAR…*

Esta es mi aportación a la convocatoria del jueves 27 de marzo de 2024. En esta ocasión organiza el reto nuestra amiga Mag desde su blog.  En él encontrarás la temática de fondo y las reglas.

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Nota: todas las imágenes de este post incluida la portada pertenecen a la página  bing.com/images/create/ a no ser que se indique otro origen en el pie de foto.

31 Comentarios
  • Miguelángel Díaz
    Posted at 18:07h, 23 abril Responder

    Hola, Marcos.
    Has logrado una doble identificación en tu relato. Primero, consigues que nos sintamos como el protagonista, buceando entre esas misteriosas y olvidadas ruinas; después nos alejamos de él, su codicia y el uranio.
    Un buen relato.
    Un fuerte abrazo 🙂

    • marcosplanet
      Posted at 22:01h, 23 abril Responder

      Muchas gracias Miguel, por tu tiempo y comentario.
      Un abrazo.

  • ARENAS
    Posted at 15:11h, 03 abril Responder

    Consigues que buceemos junto a tu protagonista y sintamos el roce del agua en nuestro traje de neopreno.
    Nos haces bajar a las profundidades del mar y descubrir con él las maravillas que allí se esconden.
    De tal manera que cuando le caen encima los gigantescos escombros de la ciudad perdida, también nos caen a nosotros.
    Excelente

    • marcosplanet
      Posted at 17:38h, 04 abril Responder

      Muchas gracias, amigo mío. Cada vez que escribes tu opinión me parece más cercano el momento de que escribamos algo juntos.
      Tú decides.
      Un fuerte abrazo.

  • Anónimo
    Posted at 06:04h, 01 abril Responder

    Tanto en esa ciudad sumergida como en la que se encuentra en el exterior, sigue existiendo algo en común…la codicia humana. El virus mas letal que acabara con nuestra especie de un modo u otro….Excelente final

  • Campirela_
    Posted at 02:14h, 01 abril Responder

    Una gran aventura que pudo resultar fascinante si no hubiera sido por el egoísmo y a avaricia, en fin él se lo perdió Un gran reto. Abrazos.

    • marcosplanet
      Posted at 11:37h, 01 abril Responder

      Muchas gracias Campi. Así es, el ser humano y su naturaleza son como son.
      Abrazos.

  • Federico
    Posted at 13:35h, 31 marzo Responder

    Se han encontrado ciudades sumergidas como por ejemplo Alejandría. Eso hace pensar que el mito de la Atlántida puede ser verdad. Son buena base para desarrollar historias como la tuya. Saludos

    • marcosplanet
      Posted at 11:43h, 01 abril Responder

      Así es, Federico. Debe ser fascinante otra ciudad submarina como es el caso del Templo sagrado del Titicaca
      Es el lugar de origen de la mitología incaica, concretamente, en el lago del mismo nombre existe una ciudad sumergida que ha estado oculta durante siglos ante la humanidad. Allí se encuentra un templo sagrado de 200 metros de largo por 50 de ancho con, al menos, 1.500 años de antigüedad.

  • Rosa Fernanda
    Posted at 12:35h, 30 marzo Responder

    Insospechado final, nunca se me hubiera ocurrido pensar en un traficante de uranio.
    Que buen desenlace…y aquello de » la avaricia rompe el saco»…..
    Genial Marcos

    • marcosplanet
      Posted at 11:06h, 31 marzo Responder

      Siii, jaja, nunca mejor dicho.
      Un abrazo muy fuerte Rosita.

  • mag
    Posted at 12:27h, 29 marzo Responder

    Hola, Marcos.
    Genial tu presentación y la imagen. Estaba segura de que disfrutarías mucho con la temática de esta semana.
    Dicho esto, está claro eso de que algunos cavan su propia tumba o buscan innecesariamente la muerte.
    En este caso, ese final pone de manifiesta la locura de algunos. Un paisaje perfecto, iluminado, maravilloso; una descripción completamente visual y recreada y, al final, ¡zasca! A mí no se me habría ocurrido lo del uranio. Acabará con todo.
    Mil gracias por tu participación y por dejarnos disfrutar de tu imaginación.
    Un beso.

    • marcosplanet
      Posted at 19:47h, 29 marzo Responder

      Agradezco mucho tus comentarios, Mag. Me animan mucho a seguir recreando entornos donde pueda volar la imaginación. El tema que has escogido es fabuloso y da mucho de si.
      Un fuerte abrazo.

  • gabiliante
    Posted at 10:13h, 29 marzo Responder

    Podía haber regresado en mejor momento para contemplar él mismo la ciudad y recoger el botín, pero la avaricia volvió a romper el saco. Ahora se va a tener que quedar en la ciudad perdida para siempre. Magnífico giro final y remate de ls historia, Al fin y al cabo era un traficante de muerte.
    Abrazooo

    • marcosplanet
      Posted at 19:48h, 29 marzo Responder

      Muchísimas gracias Gabiliante. Así es, la avaricia mueve a los corazones más oscuros o a los peor tratados por la vida.
      Un abrazo.

  • Nuria de Espinosa
    Posted at 02:25h, 29 marzo Responder

    Un descubrimiento que acaba siendo su sepultura. Uranio en las profundidades. Quién iba a imaginar que era un traficante. Muy buen giro Marcos. Te felicito. Un abrazo

    • marcosplanet
      Posted at 19:50h, 29 marzo Responder

      Muchísimas gracias Nuria. Decidí cambiar las actividades más comunes de narcotráfico o un botín de lingotes de oro por ejemplo.
      Abrazos.

  • Marifelita
    Posted at 23:55h, 28 marzo Responder

    Todo un hallazgo el que encontró en aquellas cuevas submarinas! Pero parece ser que sus intereses eran otros! Muy sorprendente tu final! Un abrazote!

  • Artesanas de la palabra
    Posted at 23:19h, 28 marzo Responder

    Hola Marcos, muy buen relato, realmente me sorprendiste con lo que buscaba este hombre, pensé que era un tesoro en oro y piedras preciosas, nunca imaginé que era uranio, muy bueno.
    Saludos.
    PATRICIA F.

  • Tracycorrecaminos
    Posted at 22:59h, 28 marzo Responder

    Marcos, esta vez hemos estado cerca en lo que hemos podido imaginar del reto que se nos proponía.
    Muy bien descrito y un final aleccionador.

    • marcosplanet
      Posted at 00:47h, 29 marzo Responder

      Eso parece, sí. La imaginación a veces encuentra caminos paralelos.
      Saludos.

  • Neogeminis
    Posted at 17:31h, 28 marzo Responder

    Creí que buscaba un tesoro antiguo pero me sorprendió al ver que era de otro cariz la fortuna que quería llevarse. Bien narrado Marcos. Un abrazo y feliz fin de semana

    • marcosplanet
      Posted at 00:49h, 29 marzo Responder

      Pues si, pensé que lo de los tesoros convencionales debía cambiarlo. Me alegra que te gustara.
      Un abrazo y feliz fin de semana también para ti.

  • Julio Alcalá
    Posted at 14:54h, 28 marzo Responder

    Hasta en las profundidades la avaricia rompe el saco.

  • eliom
    Posted at 14:14h, 28 marzo Responder

    Muy bueno Marcos, al leerlo me imaginaba encontrar un lugar así en el fondo marino. Lo del Uranio, genial!!! un abrazo.

  • Rebeca Gonzalo
    Posted at 12:06h, 28 marzo Responder

    No me esperaba para nada que el protagonista fuese un traficante de Uranio. Las descripciones arquitectónicas y de la fauna marina muy acertadas. Gran relato.

    Un abrazo enorme.

    • marcosplanet
      Posted at 13:22h, 28 marzo Responder

      Muchas gracias, Rebeca. Es uno de los giros de la trama, según los requisitos del reto de este jueves. Pensé en que traficaran con oro o droga pero creo que son temas algo manidos.
      Muchas gracias por comentar.
      Abrazos!

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