Nutricia Néctaris

Nutricia Néctaris

 

Nutricia Néctaris

 

Rimboroso Tudescos es una persona muy activa en movimientos sociales desde que cumplió los veinte años. Se había entregado a causas como ir en contra de la energía nuclear, de la eliminación de ramas secas y rastrojos de los bosques a pesar del riesgo de incendios, de la limpieza de los fondos de ríos atascados por montones de detritus o del consumo de alimentos prohibidos en el listado de su programa político.

Pero sobre todo había conseguido una posición relevante como abanderado de la causa animalista. Su grupo político “Proanimals” dice ¡no! a llevar perros atados con correas, no a castrar a los gatitos machos, no a proteger los parques y jardines comunitarios de invasiones de aves no autóctonas mediante el control de su capacidad reproductora, no a los reaccionarios que se oponen a dejar que un perrito suelto y ladrador se arrime a un carrito de bebé, sí a la presencia de mascotas en las tiendas y supermercados y si a llevar a los animalitos de compañía a los restaurantes.

El defensor de todas esas causas consiguió establecer una monstruosa red de huertos ecológicos urbanos que le aportaba cientos de miles de euros al año en concepto de arrendamiento de vastos terrenos. Con la presión del partido político de Rimbo, cientos de municipios recalificaron esas tierras como terreno para dotaciones (colegios, bibliotecas, huertos urbanos), con unos precios de compra bajísimos en comparación a los de terrenos edificables.

Hay grupos ideológicos que saben apretar los tornillos clave y hurgar donde más duele a las instituciones para doblegarlas a su voluntad. Una llamada telefónica hecha a tiempo a un alcalde, delegado del gobierno, presidente de diputación o de comunidad autónoma, ya fueran hombres o mujeres, avisando de que en cualquier momento su casa corre peligro de incendio, de que sus hijos puede que ya no estén en el colegio cuando vayan a recogerlos o que es posible que sus cuentas bancarias hayan sido vaciadas por un extraño virus cibernético, son armas extraordinariamente certeras para obtener beneficio inmediato.

Tras diez años de acciones coercitivas de esa clase y de comprar espacios a bajo coste para venderlos a las constructoras a precio de lugar edificable, Rimbo había conseguido amasar una fortuna. Esta era lo suficientemente grande para permitirle iniciar la creación de una poderosa red de contactos entre todos los “Proanimals” de Europa. La tela de araña contaba con oficinas físicas, pero principalmente eran espacios virtuales alojados en nubes de almacenamiento de datos encriptadas, alimentadas por lo que llegó a consolidarse como un auténtico ejército de contactos y fieles siervos de los mandatos de Rimboroso.

El líder animalista-ecologista arrastraba consigo a sus tres amigos del alma desde su infancia. Patronio, Luméfilo y Distrobio, tres colegas inseparables unidos por su mayor pasión: ser los más ricos del mundo.

Juntos formaban una hermandad unida por la ambición, la absoluta falta de escrúpulos y el objetivo inamovible de desbancar de sus poltronas a la soberanía que gobernaba el mundo para ser ellos el sumun del poder y la gloria.

De momento habían establecido su sede en un espléndido ático del Beau-Rivage Hotel de Ginebra, justo frente al Jet d’Eau del lago Leman. Las vistas del Mont Salève servían de evasión a los cuatro socios capitaneados por un Rimboroso que rebosaba orgullo e impaciencia por los cuatro costados.

–¿Por qué estás tan impaciente? –le preguntaba Patronio con esa voz suya que parecía salida de la caverna más profunda.

–¿No ves que está preocupado por la entrevista con el presidente del Parlamento? –contestó Luméfilo en su lugar. Su flequillo lacio tapaba la mitad de sus ojos.

–El Parlamento Euroasiático no puede evitar meter las narices donde no le llaman tan solo para liar las cosas –continuó Luméfilo–. Esa campaña que llevan los conservadores en contra de la última resolución de Bruselas para limitar la producción de aceite de oliva está llenando las calles de agricultores manifestándose de forma cada vez más violenta.

Rimbo saltó como un resorte.

–¿Pero no os dais cuenta de que los países mediterráneos están siendo amenazados con reducir su producción más de un sesenta por ciento? –inquirió el presidente de Proanimals–. No hay quien pueda aceptar eso. No es que me sienta concernido por esa causa precisamente, pero este tipo de reacciones podrían haberse evitado con una ley más estudiada que contuviese el aluvión que acaba de provocar. Me incomodan las manifestaciones callejeras. No las soporto.

–¿Y cuál será nuestro papel, el papel de Proanimals? –quiso saber Distrobio mientras se estiraba el poblado mostacho que tapaba su labio superior.

–Una cosa es el partido y otra nuestras cuentas bancarias en Gibraltar o Panamá –añadió Rimbo esforzándose por estar calmado–. No queremos que esto se convierta en un escaparate donde tengamos que hacer el teatrillo de siempre, el de dar la cara ante los medios de comunicación por esos desgraciados olivareros y a la vez presionar a los que mueven hilos en el parlamento para que engrosen nuestras arcas si quieren que dejemos de apoyar a los aceiteros. Esta vez quiero ahorrarme lo de dar la cara. Que se mojen los de Bruselas.

–¿Quieres que te acompañemos alguno de nosotros a la entrevista con el presidente? –expuso Patronio con decisión. Su voz cavernosa retumbó entre las paredes forradas de madera.

–Estaremos mejor a solas –aseguró el líder de Proanimals–. Anda, Distrobio, llévame hasta el presidente en ese auto electrificado del que tanto presumes.

Al salir al exterior, en plena Quai du Mont-Blanc, un rumor cercano llegó hasta los oídos de Rimbo y Distrobio.

–¿Qué son? ¿Manifestantes para defender la producción de olivas? –comentó Rimbo con sarcasmo desde el interior del Tesla.

–Espero que no, jefe, no quiero que en una ciudad tan aséptica como esta, nos acosen con esas cosas del pueblo…

 

El presidente del Parlamento Euroasiático se alojaba en el Hôtel des Bergues, no muy lejos de allí. Samuel Ondarrua era un español afincado en Bruselas desde hacía años, un tiburón político que consiguió arrollar todo a su paso para obtener el puesto que ocupaba ahora.  Su relación con Rimbo y sus socios venía de lejos, cuando de jóvenes colaboraron en la adquisición de huertos urbanos para arrendarlos. Más allá de la amistad, era un permanente acuerdo de solidaridad y no agresión.

Los principios que movían a Samuel Ondarrua por los entresijos de la política y las operaciones financieras más oscuras consistían en pasar por encima de quien hiciera falta y alcanzar su fin de aumentar su poder hasta límites insospechados.

Lo que ahora inquietaba más a Samuel era ganar el pulso a los olivareros demostrando así que estaba más que capacitado para controlar movimientos opuestos a sus políticas económicas, enfocadas en beneficiar a aquellos sectores productivos que le beneficiaban a él con gruesas aportaciones monetarias.

El Hôtel des Bergues está ubicado frente al majestuoso lago Lemán, donde el surtidor de agua o Jet d’Eau proyecta hacia las nubes su famoso chorro espumeante.

Distrobio dejó a su amigo Rimboroso Tudescos a la entrada del garaje del hotel. El líder del partido Proanimals entró en aquel recinto clásico, pero nada anticuado, decorado por un famoso diseñador parisino. Rimbo estaba más que acostumbrado a disfrutar de los más suntuosos hoteles del mundo, pero el Hôtel des Bergues superaba a muchos de ellos en elegancia y distinción.

El vestíbulo muestra una exquisitez neoclásica en sus columnas doradas, brillantes suelos de mármol con elaborados dibujos estampados, una sutil paleta de colores azul pastel, antiguos jarrones de cerámica china y una impresionante lámpara de araña acristalada suspendida sobre un gigantesco arreglo floral.

Samuel Ondarrua recibe a su compañero de escalada de la pirámide del poder en un salón art-decó decorado al más puro estilo clásico, con elementos de las culturas mesopotámica, egipcia o asiática.

Samuel se halla de pie junto a una mesa para dos con la intención de almorzar con Rimbo. Tras él, un inmenso cuadro que refleja una escena campestre donde aparecen grupos de personas danzando alrededor de varias hogueras, llaman la atención de Rimboroso, que acaba de llegar a la mesa de Samuel.

–Buenos días –saludó este con recato–, el presidente de la Comunidad económica Euroasiática le da la bienvenida –afirmó con un fingido tono solemne.

–Ja, ja, ja, esto sí que no me lo esperaba –rió Rimbo al tiempo que daba un abrazo cordial a su amigo–. ¿Cómo te va, querido presidente? ¿Preocupado por los disturbios de los olivareros, supongo?

–Vaya, tu siempre tan directo, Rimbo. Venga, siéntate y comparte conmigo este tinto Brivio Ticino Merlot Platinum cosecha del 2011, una cosita de nada.

–Oh, sí, eso es lo primero.

A continuación llenaron sus copas y brindaron a la luz que entraba por el ventanal del gran salón.

–Estas sedas y terciopelos que cubren parte de las paredes han sido obtenidos de las mejores casas de tela parisinas –explica Samuel en tono doctrinal–. Nosotros debemos, es decir, tenemos la obligación de mantener nuestro estatus pase lo que pase, por lo que no podemos dejarnos arrastrar por unos destripaterrones que pretenden hacernos salir por la tele a diario temblando ante sus acciones desmesuradas por las calles de toda Europa.

–La verdad es que han bloqueado en un par de ocasiones la entrada a nuestro querido Parlamento. ¿Es que en Bruselas no hay suficientes efectivos de seguridad como para proteger ese recinto sagrado? –inquiere Rimbo mientras extraía con sus labios el exquisito jugo de una centolla fresquísima.

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–Nunca debemos subestimar al enemigo, pero tenemos que demostrar que un grupo de manifestantes cualquiera no es suficiente para hacer cambiar una ley parlamentaria. Tampoco podemos permitir que en televisión aparezcan imágenes de la policía reprimiendo a esos tipos. Al instante las tendremos en internet saturando todas las redes sociales y canales. Querido Rimbo, ese es otro tema que debemos solucionar.

–¿A cuál te refieres Samuel? ¿No será a los seudomedios…?

–En efecto, de eso se trata. Debemos regular la información que circula por el entorno digital. No es de recibo aguantar chaparrones de noticias que perjudican nuestra imagen, aunque tengan toda la razón del mundo.

En ese momento, un empleado del hotel hace acto de presencia a paso ligero.

–Perdonen señores. Es una llamada por nuestro número privado para clientes especiales. Dicen que procede de Madrid.

–Gracias Bruno. Le avisaré cuando termine.

Los dos amigos y políticos se miraron el uno al otro mientras Rimbo atendía la llamada.

–Algo gordo se avecina en este gobierno, Rimbo –dijo una voz nerviosa al otro lado–. Nuestro presidente ha sido acusado por el partido Extremo de una trama de corrupción que le va hacer prácticamente imposible seguir gobernando.

–Querrás decir corrompiendo. Anda que no les hemos hecho ricos ni nada a esos profanadores de tumbas. ¿Y qué es lo que quieres que haga?

–Pues que si este gobierno cae, debemos orquestar de inmediato una nueva red que opere del lado del partido Extremo. Ya sabes, para no perder el ritmo al que vamos. El poder hay que alimentarlo todos los días, como a un dulce perrito.

La persona que hizo la llamada empezó a toser.

–Oye, Luciano, poco podrás hacer si sigues fumando como un carretero. No me servirás para tejer esa nueva tela de la que hablas.

–Querido jefe, la tos es porque he empezado a hacer footing y como es la primera vez que practico un deporte en mil años mi cuerpo lo entiende de esta forma.

–Me alegro, Luciano. Bien, ahora estoy con Samuel Ondarrua en Ginebra. ¿Podrás reunirte con nosotros aquí, esta noche?

–Desde luego jefe. Cogeré el primer vuelo de la tarde.

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Luciano finalizó la llamada. Samuel y Rimbo observaban el tranquilo discurrir de dos embarcaciones a vela a través del lago Lemán, donde las gaviotas ejecutaban su irregular vuelo buscando algo de pescado fresco que picotear. El viento soplaba dulcemente.

–Samuel, amigo, esta es una oportunidad de oro par a hacernos fuertes con los del Extremo. Les ofreceremos algunos contactos convenientes y la oportunidad de arrancar un nuevo gobierno con los puestos clave cubiertos.

–Desde luego, Rimbo. El Centro Nacional de Inteligencia Artificial, la empresa que se encarga del recuento de votos tras las elecciones que serán convocadas…

–Y la que se encarga de manipular el programa informático después del recuento, no lo olvides.

–Sí, habrá mucho que hacer sin duda. También es importante conseguir que destituyan al director de Correos para que cambie de manos la contabilización de los votos postales. Hay que inclinar la balanza del lado adecuado.

Samuel alzó su copa cargada con el excelente tinto Brivio Ticino y ambos amigos de lo ajeno se entregaron a una cata generosa. Hay matices que diferencian claramente a un ladrón de guante blanco de un delincuente corriente.

–Por cierto, Rimboroso, aprovecho para comentarte que tengo entre manos desde hace tiempo un proyecto enormemente ambicioso que seguramente nos llevará a conseguir un éxito social sin precedentes.

–¿Éxito social? ¿Nosotros, que solo buscamos nuestro propio beneficio? Bromeas…

–Se trata de uno de esos mal llamados superalimentos que tanto ansía tomar la gente. Se llama “Nutricia Néctaris”.

–¿Y qué narices tenemos que ver nosotros con ese tipo de cosas? Que yo recuerde no contamos con ninguna empresa de alimentación entre nuestras multinacionales amigas.

–Lo sé, Rimbo. Esto no va de participar en el accionariado y consejos de administración de ninguna corporación, sino de atraer a los ciudadanos de todo el país con una oferta irresistible a través de empresas de venta online y de publicidad en todos los medios para que adquieran este superalimento. Les venderemos la moto hasta que el producto se haga imprescindible para ellos y ellas.

Rimbo le miraba con ojos de sorpresa y dio varios sorbos a su copa sin apresurarse, meditando sobre lo que acababa de oír.

–Bueno, pero no es nuestro objetivo vender productos específicos. Nos dedicamos a grandes operaciones inmobiliarias y a convencer a los brazos del poder de que no estarían ahí sin nosotros. No entiendo esa afinidad por el sector alimenticio.

–Querido Rimbo, esto va a ser lo más grande que hayamos hecho jamás. Es algo que nos hará más millonarios y, sobre todo, nos otorgará un poder que no tiene ningún dirigente del mundo.

–Ya me dirás qué secreto estás escondiendo…

–Querido socio, Nutricia Néctaris es un poderoso psicotrópico que prepara el cerebro del receptor para que asimile como órdenes ineludibles ciertas frases y palabras escogidas. Los medios de comunicación transmitirán, sin tan siquiera saberlo ellos, mensajes entregados por nosotros a las redacciones de periódicos, cadenas de radio, televisión y canales de internet.

Rimbo piensa en los militantes de su partido. Proanimals podría convertirse en una fuerza superior a la de cualquier otra formación política.

–Los mensajes serán entonces como instrucciones para alterar la conducta de los ciudadanos –afirmó el presidente de Proanimals.

–Sí, provocará un efecto masivo que se propagará a velocidad de vértigo. Prepárate para una revolución.

 


 

Y eso es todo por el momento. La próxima entrega será en breve. Deja tu comentario por favor, que para mi es valioso, y haz click en el corazoncito de más abajo si te ha gustado.

Muchas gracias. Salud y suerte en la vida.

 

4 Comentarios
  • Miguelángel Díaz
    Posted at 07:49h, 05 noviembre Responder

    Una historia que deja ver los entresijos del poder que produce demasiada inquietud, Marcos.
    Un fuerte abrazo 🙂

  • Federico Agüera Cañavate
    Posted at 23:27h, 26 octubre Responder

    Un mundo distópico pero con unos políticos que se parecen mucho a los actuales. Saludos

  • Rosa Fernanda Sánchez
    Posted at 22:19h, 13 octubre Responder

    Inquietante historia, que por desgracia es una realidad. Has reflejado a la perfección, de lo que puede ser capaz el ser humano, que no repara en nada para conseguir más poder, más dinero,…

    • marcosplanet
      Posted at 09:12h, 14 octubre Responder

      Así es el mundo lamentablemente, y lo he querido reflejar en este relato. Muchas gracias Rosita.

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