10 Nov Parálisis colectiva. Episodio 3
Resumen de la historia
Un mal global se ha apoderado de los ciudadanos de todo el mundo. Estos quedan paralizados en cualquier momento de sus vidas, ya sea en el trabajo, en plena calle o disfrutando de vacaciones dondequiera que sea (ver el EPISODIO DOS).
La cifra de afectados supera los 100 millones de habitantes en todo el planeta y los gobiernos desesperan en su intento por abordar la situación. Fuerzas policiales y militares son desplegadas por todo el orbe para sofocar los saqueos, asaltos y la violencia generalizada que invade las calles y cualquier establecimiento o edificio de ciudades y pueblos.
Los servicios médicos no son capaces de atender la demanda sanitaria debido al colapso de hospitales y clínicas, por lo que cada país ha recurrido a la compra de las “cápsulas de vida”, compartimentos estancos individuales y portátiles donde los afectados son nutridos con sonda nasogástrica para mantenerlos en estado latente. No están muertos, pero sí ha habido una cifra de fallecidos que ninguna nación ha llegado a cuantificar. Son aquellos que no han recibido a tiempo la asistencia vivificante de una cápsula de vida.
Sumándose a estas desdichas está la decisión de varios gobiernos que al no disponer de medios se deshacen de los latentes arrojándolos al mar o sepultándolos.
La vacunóloga Carmen Estepa y sus colaboradores del Centro de investigaciones bioquímicas y medioambientales Almavita de Corea del Sur han hallado el mecanismo que conduce a la paralización de los cuerpos.
Los máximos líderes mundiales claman desesperadamente por una solución y presionan al máximo a los implicados en encontrarla.
Siguiendo el curso de los acontecimientos, El Observador contempla en todo momento lo que está sucediendo en el mundo y perfila un plan diseñado para ver cumplidos sus ocultos propósitos.
Día 24 tras el inicio de la tragedia
El Gran Consejo está reunido bajo la cúpula violácea que mira a un cielo de luces centellantes. Vermis, el Consejero Mayor, dirige su discurso a los presentes, entre los que se encuentra Croor, su mayor rival, quien lleva tiempo intentando relevarle del cargo.
–Si esa máquina de control vital dejara de funcionar… lástima que sea inaccesible –. pensaba Croos por enésima vez.
En ese instante de oscuras tribulaciones, la mente de Croos capta el inicio del acto de presentación a manos de Proas y Zoas, dos mujeres del Consejo que aparecen siempre juntas e intervienen en las sesiones justo después del Consejero Mayor Vermis.
–Estimados asistentes al Consejo –dijo la pelirroja Zoas con una voz gutural que traspasaba ampliamente la gran sala–. Hoy vamos a decidir algo crucial para nuestro futuro tras más de diez años de seguimiento de aquellos individuos que han ejercido como líderes de la humanidad en distintos sectores. Sí, hoy sabemos cómo actuar, con qué medios y todo el proceso de conversión para regenerar nuestra civilización.
Un gigantesco holograma flotante con perfecta definición de la imagen mostraba una serie de secuencias grabadas en cualquier rincón del orbe terrestre, centros hospitalarios, lugares públicos, mercados y escenas callejeras que se sucedían como en cualquier transmisión televisada. En ellas aparecían las famosas “cápsulas de vida” y cómo los sanitarios adaptaban como podían los cuerpos inertes a cada cápsula, introducían estas en vehículos de carga de todo tipo y las distintas unidades militares y civiles de emergencia los trasladaban a destinos diferentes.
En unos casos, las imágenes mostraban una multitud de militares introduciendo miles de cápsulas en enormes excavaciones artificiales en la montaña consistentes en galerías interminables usadas en tiempos de guerra para refugio de equipamientos y personas.
Otros escenarios eran mucho más crudos: valiéndose de la oscuridad de la noche, operarios de aviones de carga de gran tonelaje vertían cuerpos sin vida lastrados con pesos sobre la superficie de mares de todo el mundo, sembrando sus aguas de desolación.
Pero ningún drama parecía atenazar a los asistentes al Consejo. Uno de ellos, con el puño en alto, clamaba por la inmediatez de aquel proyecto, para que viese la luz cuanto antes.
–¿Y para cuándo pensáis que podemos disponer de todos los latentes, dama Zoas? Llevamos una década esperando y esta reunión se ha convocado para darnos datos concretos, fechas, preparativos…
Una sonrisa a medias entre despreciativa y condescendiente se abrió paso en el rostro de Zoas.
–Es ahora cuando os lo revelaremos. ¿Impaciente a estas alturas, joven Korus?
La autoridad partía de la voz y actitud de la pelirroja consejera como una lengua de fuego incontenible.
–Os anunciamos oficialmente que mañana empezaremos a recibir el primer millón de cápsulas de vida. Los clasificaremos por índice vital, es decir, los que son resucitables y los que no. Estos últimos serán desechados por los agujeros de gravedad. Los demás serán sometidos a un reciclaje mediante implantes de borrado e ingresarán en las Academias.
El jovial semblante de Korus experimentó un rictus de rechazo. Tal parecía que su principal anhelo fuera el fracaso por parte de Zoas, fiel hasta la médula al Mayor Vermis.
El monumental holograma flotante que ocupaba el centro de la gran sala mostraba gran actividad proyectando secuencias de las instalaciones destinadas a Academias, de las Máquinas de Control Vital y de los agujeros gravitatorios para eliminar desechos.
Las caras de todos los presentes permanecían impasibles o exhibían en algunos casos divertidas expresiones de sonoro regocijo que arrojaban al ambiente un toque de irrealidad con siniestra resonancia.
–Supongo que la dama Zoas ha calculado cuánto tiempo supondrá el traslado definitivo de ¿Cuántos? ¿casi cien millones de personas? –se oyó decir a alguien cuya voz arrastraba las palabras.
–Otros diez años más, consejero Croos –contestó Proas, la fiel acompañante de Zoas, dando ejemplo de apoyo incondicional a su colega consejera.
–Eso no es compatible con la recuperación poblacional que esperamos, consejera –protestó Croos bramando en su particular tono vocal.
El apunte tuvo la aprobación inmediata de una sección del Consejo encabezada por el impetuoso Korus.
–Pero si es muy sencillo, consejero –intento clarificar Proas–. Tenga en cuenta que vamos a ir regenerando cientos de miles de humanos cada mes y eso ayudará considerablemente en la reconstrucción. La velocidad de resucitación es muy elevada con las Máquinas Vitales.
En el holograma flotante se veían largas filas de dichas máquinas iluminadas por una tenue luz interior, ocupando salas de enormes dimensiones.
–Hemos preparado todo este dispositivo, estimados consejeros, para que el ritmo no baje ni por un momento –exclamó–. Todo va a salir según lo programado, ya lo verán día a día.
Croos se levantó de su asiento exhibiendo sus casi dos metros de estatura. Sus ojos rasgados en un ángulo casi imposible le hacían parecer, más que nunca, un ave rapaz en pos de su presa más preciada.
–He leído los informes de todo el proceso hasta que la regeneración total sea un hecho. Y no he visto ninguna estimación de pérdidas, fallos del sistema ni un espacio para anotar previsión alguna de fracasos ¿crees que llegaremos al objetivo neto de repoblación?
La mirada de Croos podría haber ensartado fácilmente una plancha de acero.
–Una vez más tu impaciencia te nubla las ideas, consejero Croos ¿No ves que la resucitación es un proceso continuo? Lo prolongaremos con tantos cuerpos latentes como sea necesario para abastecernos y cumplir con la repoblación. Por eso retrasaremos lo que queramos el plazo de obtención de la vacuna que esos investigadores están desarrollando.
–En Corea del Sur y en España, tengo entendido –intervino el Consejero Mayor Vermis. Su cara arrugada por los gases que la máquina vital insuflaba en él era como un trapo usado demasiado húmedo.
–Es nuestra máxima prioridad que esa vacuna no prospere –continuó Vermis–. No podemos permitirnos que la fase de resucitación quede truncada. Para ello disponemos de nuestros infiltrados, que ya están participando activamente en ello.
Acto seguido, las consejeras Zoas y Proas inclinaron la cabeza en señal de respeto hacia su Consejero Mayor.
Los políticos
El ministro de Sanidad español Angel Melero hace frente a una situación delicada para su propio futuro. Está metido en una encrucijada gracias al presidente Rupérez, quien le ha puesto en la situación más complicada ante el gabinete de gobierno pues debe gestionar la crisis sanitaria desatada con la propagación del mal que se ha extendido como una exhalación por todo el mundo.
–¡Esto es inaudito! –protestaba ante su secretario general. Dile a la directora de Salud Pública que convoque para ahora mismo una reunión urgente con el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y con el Comité de Seguridad de Medicamentos. Quiero a todos aquí en media hora, ni un minuto más.
La directora de Salud Pública fue la primera en llegar. Cargada con dos voluminosas carpetas y un ordenador portátil también de buen tamaño, saludó al ministro y tomó asiento en la mesa de caoba. Marcia tenía especial cariño a esa mesa, pues en ella había conseguido labrar su futuro hábilmente a fuerza de salir airosa de las batallas que sus compañeros de gabinete le habían obligado a enfrentar.
–Mira Marcia, hemos llegado a un límite de no retorno –expresó el ministro Melero sin más preámbulo. El presidente solo busca defender su palmito sacrificando a quien haga falta y sin importarle el coste y, fíjate bien en lo que te voy a decir, aunque ello suponga la pérdida de miles de vidas.
–Conozco bien al tipo –añadió ella mientras intentaba engarzar correctamente una horquilla en su pelo–. Vendería a sus padres al mejor postor tan solo para subir un peldaño más en la escala del poder.
–Pero a ti te tiene aprecio, Marcia. De mí solo desea que dé la cara ante ese estúpido comité… europeo.
–El “Mando Central Coordinado”, sí. Un montón de avariciosos comodones afincados en Bruselas incapaces de encontrar su propio ombligo. Estamos perdidos si pretendemos que nos ayuden a encontrar una solución común.
–Uno de esos torpes, sin embargo, puede sernos útil. Es tu homólogo en Bélgica y muy amigo de un proveedor importante de cápsulas de vida.
–¿De qué proveedor hablamos, ministro?
–Su nombre es Vladislav Borisov. Maneja todo un imperio bajo su sombra, con tentáculos en la industria militar, la farmacéutica, y tiene en nómina a varios políticos que le deben muchos favores –explicó el ministro con gesto de hastío.
–El típico oligarca que trata de tú a tú al propio presidente de la moderna Rusia capitalista ¿no?
–Hay quien dice que está por encima de él –añadió el ministro Melero acariciándose una mejilla –. Se trata de una baza segura para nosotros porque si nos unimos a mi contacto belga y a otros amiguitos del oligarca conseguiremos un millonario descuento en la compra de las cápsulas.
Marcia enarcó las cejas ante tal revelación.
–¿Y eso por qué, ministro? ¿Qué nos pedirá?
–Carta blanca para desembarcar en España con privilegios. Le daremos varios contratos de los suministros que él elija entre sus múltiples actividades y eso le tendrá contento.
Parálisis colectiva episodio 3
La directora de Salud Pública abrió su portátil y mostró al ministro un extracto de costes a cargo del presupuesto nacional.
–¿Cuánto debemos ahorrar para poder seguir abasteciéndonos de cápsulas de vida? –inquirió la directora de Salud Pública–. Hasta ahora nos ha costado mil millones, pero tenemos que gastar mucho más al ritmo que va extendiéndose el mal.
–No sólo es el coste, Marcia. El presidente quiere un plan de contingencia para el caso en que no sea posible almacenar más cápsulas. Mi contacto en Bruselas me ha dicho que Vladislav también se encargaría de eso.
–Así que matamos dos pájaros muy gordos de un solo tiro. El descuento y el problema de espacio. Una gran noticia, ministro.
Angel Melero se acercó a ella sonriendo con una familiaridad que compartían desde hacía tiempo.
–No tienes por qué guardar tanta formalidad en mi despacho. Para ti soy Angel y punto ¿verdad?
–Cuidado angelito, hay más gente pendiente de acudir a tu reunión que estarán a punto de…
Él la atrajo hacia sí con los brazos y ambos se fundieron en un prolongado beso.
Laboratorios
La doctora Carmen Estepa hablaba muy eufórica por videoconferencia con su colega Kwan Yung del Centro de investigaciones bioquímicas y medioambientales Almavita en Seúl. Ambos científicos llevaban trabajando desde el año 2015 en el desarrollo de vacunas contra el virus Ébola, una labor que les había acercado a las puertas de obtener la anhelada vacuna contra el mal que asolaba el planeta.
Estaban iniciando la fase final del estudio, la que destruiría las células que bloquean el libre discurrir de los glóbulos rojos en el aparato circulatorio humano. Ese bloqueo es lo que terminaba paralizando cualquier movimiento corporal.
Hacía pocos días que habían descubierto el mecanismo que conduce a la paralización de las personas para convertirlas en cuerpos que laten a razón de 30 pulsaciones por segundo.
–Dicha frecuencia permite la conservación de los latentes mediante alimentación forzada por sonda nasogástrica, como bien sabes –observaba la doctora Carmen Estepa esperanzada–. Debemos felicitarnos por el logro de haber prolongado el plazo de nutrición hasta varios días, gracias al sistema de… –Kwan Yung interrumpió el discurso terminando él la frase.
–La “circulación periférica”, sí. Me parece extraordinario el efecto que supone de cara a las estancias prolongadas de los cuerpos en los lugares de almacenamiento. La alimentación forzada clásica mediante bolsa nutricional y sueros tenía muy limitada la durabilidad. Ese era un riesgo que no podíamos correr si queríamos preservar los cuerpos hasta poder administrarles la vacuna.
–Así es, Kwan, de modo que ahora que los fabricantes de cápsulas han adaptado estas a la circulación periférica disponemos de algo más de tiempo para sintetizar la rVSV-CORALVITA.
–Suena muy bien ¿verdad Carmen? Tenemos que vernos en breve para definir la primera síntesis. Si todo va como debe, es cuestión de pocos días disponer de los resultados de test. O eso espero.
–Si la velocidad de propagación no fuera tan grande, sí fuera convencional, no finalizarían todas las fases de síntesis antes de 18 meses –apuntó la doctora–. Pero gracias a nuestro hallazgo hemos reducido el tiempo de espera al mínimo.
Kwan Yung acarició suavemente el tatuaje en forma de gran tela de araña negra que exhibía sobre su cuello. Era un gesto al que recurría cuando algo empezaba a preocuparle.
–Dada la similitud entre nuestra rVSV-CORALVITA y la vacuna desarrollada por el jefe Seong Nam en el 2015 para combatir el virus Ébola, la etapa preclínica –intervino Kwan en tono reflexivo– y las posteriores incluida la fase III, han sido aprobadas por la estadounidense FDA y otras agencias gubernamentales de salud pública en el mundo. Pero no hemos cumplido con la regla de oro de los investigadores: no inyectar prototipo alguno en humanos hasta que se hayan completado las pruebas de seguridad más rigurosas.
La doctora Carmen Estepa bebió un largo sorbo de su gran taza de té verde antes de volver a hablar.
–Querido amigo, sabes que las circunstancias de gravedad extrema en las que estamos impiden cualquier ensayo previo en humanos. Precisamente los mejores candidatos los tenemos latentes en las cápsulas de vida. De otro modo, los contaminados por este mal del demonio no tendrían ninguna esperanza de recuperación.
–Me preocupan los efectos adversos, Carmen; desconocemos el número de afectados que reaccionarán mal a la CORALVITA.
–Pues entre eso y la muerte segura por colapso coronario creo que es preferible vacunar –resolvió con firmeza la española– ¿Qué te pasa Kwan? Estamos en una situación de emergencia mundial…
–Es solo que, tengo por costumbre dejar todos los cabos bien atados y veo que aquí hay muchas variables dejadas al azar ¿No te da la sensación de que los diferentes gobiernos tan solo esperan que se encuentre una vacuna para que la gente crea que el problema está resuelto sin más? Sabes que habrá muchas bajas por incompatibilidad con nuestra CORALVITA, Carmen. Y de los efectos secundarios no sabemos absolutamente nada.
–Insisto Kwan. Entre eso y una muerte segura…
Intrigas en la sombra
Vladislav Borisov departía con su fiel Marcus, enviado por él unos días antes al Centro de investigaciones bioquímicas y medioambientales Almavita de Seúl.
–El jefe del equipo de investigadores, ese Seong Nam, estaba más nervioso que la llama de una vela en una corriente de aire –dijo el esbirro. Y terminó su alocución con una tremenda carcajada.
–Ve al grano, Marcus ¿Seong entendió el mensaje?
–Pues claro que lo entendió, señor Borisov. Pero dice que debe consultarlo con el presidente de Almavita y con el consejo directivo.
–Sabes que el presidente Jae Sang me debe favores. Cosas de las guerras del mundo. Fuimos socios en la exportación de hospitales de campaña para distintos frentes bélicos de los muchos que permanecen abiertos.
–Entonces Jae Sang hablará con usted directamente ¿no?
–Ya lo ha hecho, mi fiel Marcus. Ya lo ha hecho.
–Entonces ¿van a retrasar la producción de la vacuna?
El oligarca Borisov extrajo una pipa de su chaqueta, la recargó minuciosamente con tabaco Silver Flake y la encendió recreándose en la ceremonia.
–Indefinidamente –sentenció.
Parálisis colectiva episodio 3
El presidente Jae Sang había vivido experiencias poco honrosas mercadeando junto a su colega Vladislav Borisov, pero la que propició que su cuenta en un paraíso fiscal alcanzara las ocho cifras fue la tercera guerra de los Balcanes, cincuenta años después de declararse el primer conflicto en la zona. Allí comerciaban con todo tipo de armamento, productos alimenticios, ropa, medicamentos y cualquier artículo válido para dejar buenos márgenes comerciales.
Así, Vladislav encontró en Jae Sang a un buen socio para crear la primera fábrica de cápsulas de vida. El negocio comenzó cuando se declaró la segunda pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2, una década más tarde que la primera. La incidencia en este último caso multiplicaba por cien el número de víctimas, a quienes hubo que mantener en estado latente dentro de vainas individuales o cápsulas dotadas de conexión a una vía de nutrición. Un grupo de emprendedores europeos consiguió desarrollar las cápsulas y estas comenzaron a fabricarse a razón de unas cien mil mensuales.
Ni que decir tiene que especuladores de todo tipo como el oligarca Vladislav Borisov no pudieron permanecer ajenos a ese inmenso negocio que se abría ante ellos. Al cabo de poco tiempo ya eran un centenar los fabricantes de cápsulas de vida en todo el mundo.
Parálisis colectiva episodio 3
En las instalaciones de Coral Farmacéutica la actividad es frenética. La empresa lo ha dispuesto todo para comenzar a fabricar los primeros viales de rVSV-CORALVITA. Los interlocutores del Ministerio de Sanidad español han dado luz verde al presidente Leonardo de Luca y este se encuentra muy satisfecho.
–El encargo tiene un valor de once millones de euros de momento –comentaba el directivo a su amigo e inversionista Luciano Ferrero –. Con las ampliaciones posteriores acumularemos una fortuna pues los márgenes que nos deja el presupuesto estatal son generosos.
–Esto de convertirme en socio capitalista y a la vez miembro del equipo de investigación me da una visión de conjunto que nos va a resultar muy útil, Leonardo –dice Luciano mientras coge una golosina del frasco que reposa sobre la mesa –. Estoy convencido de que nuestra vacuna dará buenos resultados a nivel global. Las reacciones adversas ya las iremos estudiando en cada momento.
–Por cierto –intervino Leonardo–, la estructura de nuestra producción no debe sufrir demasiadas alteraciones por haber incorporado CORALVITA a la cadena de síntesis, pero ¿cómo está eso? ¿qué dice el estudio de impacto?
Luciano se explaya como a él le gusta haciendo gala de su formación como doctor en Bioquímica aplicada por la universidad de Princeton. Tras media hora del monólogo ilustrado de su socio, de Luca se muestra complacido.
–Muy bien, amigo, llevaremos todo esto a buen fin. Este será un año decisivo para todos.
–Y para el mundo en general, Leonardo.
Infiltrados
En una breve descripción de Filipo Prendes, se puede afirmar que es Jefe del equipo investigador de vacunas de Coral farmacéutica, que aparenta unos setenta años de edad con solo 55 y que posee menciones honoríficas en vacunología junto a un prestigio internacional. Su cara recuerda a la de Santiago Ramón y Cajal, ilustre español que recibió el Premio Nobel de Medicina en 1906 junto a Camillo Golgi en reconocimiento a su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso.
Filipo es un infiltrado del poder de La Sombra, esa sombra que se teje en el Gran Consejo cuyo lugar habitual de reuniones se halla bajo una fulgurante cúpula violácea. Al igual que él, una multitud de infiltrados ocupan puestos de diversa importancia en todos los hospitales, en todos los laboratorios farmacéuticos y en cualquier entidad privada o estatal relacionada con la salud pública, ya sea como médicos, enfermeros, directores, socios capitalistas o como investigadores científicos.
El infiltrado en Coral farmacéutica no piensa permitir que el proceso de producción de CORALVITA tenga lugar. Para ello lleva varios días manipulando las variables que regulan el proceso de síntesis: temperatura de los cultivos de células, incidencia de luz ultravioleta en puntos clave, radiación infrarroja para el calentamiento de cepas o presurizadores debidamente desconectados que arruinarán el proceso.
Como el resto de colaboradores de la Sombra, el ilustre científico fue captado por las consejeras Zoas y Proas y sometido a una reprogramación de memoria mediante un implante cerebral. Así garantizaban la fidelidad de todos los infiltrados evitando cualquier desvío de conducta.
Filipo debe mantener a raya especialmente a Leonardo de Luca y a Luciano Ferrero, dos emprendedores a quienes nada impediría sacar adelante la vacuna. Además, el investigador cuenta con el respaldo indirecto del ministro de Sanidad por el acuerdo al que este había llegado con el oligarca Borisov para paralizar la vacuna.
Así pues, Filipo el infiltrado siente en su interior una especie de satisfacción por un deber cumplido.
–El procedimiento de extracción de los latentes y su traslado debe empezar mañana, el día 25 tras la pandemia. Nada puede detenerlo y menos una vacuna.
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Y hasta aquí hemos llegado por ahora, amigos. No os perdáis el siguiente episodio.
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Salud y suerte en la vida.
Las imágenes que aparecen en este post las he obtenido utilizando la IA Leonardo.
Miguelángel Díaz
Posted at 09:41h, 24 diciembreHas logrado que el interés siga aumentando, Marcos.
Vas pulsando todos los resortes que se mueven en este tipo de situaciones, desde intereses puramente científicos hasta los económicos y la lucha por el poder. Pendiente de la próxima entrega.
Un fuerte abrazo 🙂
marcosplanet
Posted at 14:26h, 24 diciembreMuchas gracias. Ten en cuenta que ya hay dos más publicadas.
Otro abrazo para ti.
Arenas
Posted at 12:08h, 18 noviembreExcelente tercera entrega. Las distintas tramas se entretejen con mucha soltura y logran que no podamos apartar los ojos de su lectura. Una distopía muy de nuestro presente, por desgracia. ¡Vamos a por la cuarta!
marcosplanet
Posted at 00:14h, 19 noviembreMuchas gracias amigo. La cuarta está en camino.
Un abrazo.
eliom
Posted at 22:20h, 11 noviembreSolo falta contratar los actores, y hablar con los de netflix para venderles el formato,! excelente y da un poco de miedo.
marcosplanet
Posted at 23:53h, 11 noviembreJah,ja Muchas gracias Eliom! Con un público como tu el éxito estaría asegurado. Ojalá y se cumpla.
Un saludo.
Federico
Posted at 09:26h, 11 noviembreCada vez desgraciadamente me recuerda más a la situación vivida con la COVID. En la empresa en la que trabajaba se barajó la posibilidad de hacer respiradores. Saludos y buen fin de semana .
marcosplanet
Posted at 23:55h, 11 noviembreAsí es, Federico, en otras también se pensaba en algo así porque el inicio de la tragedia fue muy confuso y nadie sabía adónde nos podía conducir.
Muchas gracias por comentar.
Nuria de Espinosa
Posted at 00:23h, 11 noviembreSe deshacen de los latentes arrojándolos al mar o sepultándolos… Madre mía!!!
Filipo infiltrado del poder en la sombra puede hacer estragos…
Todo un capítulo digno de una novela. Menuda historia estás desarrollando Marcos. Un abrazo
marcosplanet
Posted at 00:38h, 11 noviembreMuchísimas gracias Nuria. Es por comentarios como el tuyo por lo que lo estoy haciendo.
Un abrazo.
marcosplanet
Posted at 23:56h, 11 noviembreMuchísimas gracias Nuria!
Un fuerte abrazo.
Anónimo
Posted at 12:57h, 10 noviembreExcelente Marcos, como te dije en otro de los post de esta serie, deberías de escribir una novela, este relato, ya por su tercera parte ,es parte de ello.
Me gusta como lo enfocas y por ello es la recomendación, un apunte, deberías de poner un tipo de letra más oscuro, mejoraría la legibilidad, sobre todo para los que somos un poco ciegos, jajaja
¡Saludos y enhorabuena!
marcosplanet
Posted at 14:58h, 10 noviembreGracias Ric. Lo estoy haciendo, de hecho.
Saludos.