11 Dic SHERLOCK HOLMES EN EL CORAZÓN DE LOS ALPES
Sherlock y la maldad del profesor Moriarty
Continuamos el episodio anterior (atención, contiene spoilers) sobre la catarata de Reichenbach en la serie de Netflix , donde al criminal profesor Moriarty se le ocurre retar a Sherlock llevando a cabo tres delitos muy mediáticos:
–Entra en la sala de las Joyas de la Corona expuestas al público en la Torre de Londres bajo cien candados.
–Al mismo tiempo y solo con su teléfono móvil consigue burlar la seguridad del banco de Inglaterra.
–Por último, abre las puertas de la prisión de Pentonville.
Se ha mofado de los tres lugares más seguros de Inglaterra, lo que provoca su detención inmediata. Todo ello lo hace solamente para llamar la atención de Holmes.
Así pues, mientras Sherlock investiga otro delito cometido por Moriarty (el secuestro de los hijos del embajador estadounidense) Jim Moriarty (Andrew Scott), se deja apresar por la policía en la misma sala que aloja las Joyas de la Corona en la Torre de Londres.
Jim ha escrito sobre la vitrina que guarda las joyas el mensaje «Get Sherlock». El mensaje va destinado a los asesinos internacionales que vigilan a Holmes. Estos han sido convencidos de que Moriarty le dio a Sherlock un código fuente muy preciado. El que usó como clave universal para acceder a las Joyas, burlar la seguridad del Banco de Inglaterra y abrir todas las celdas de Pentonville.
El lado oscuro de Sherlock
Finalmente Sherlock es llamado para testificar en el juicio contra Moriarty. Aquí el gran detective se pasa una vez más de la raya con sus demostraciones de genio de la deducción y provoca que le encierren por desacato. Esto invalida su declaración en la que acusa a Moriarty de ser un criminal. Tras abonar la fianza, el detective regresa a su piso en el 221B de Baker Street.
Es manifiesto el afán casi desesperado de Sherlock por dominar el diálogo y las situaciones que afronta pretendiendo llevar la voz cantante, esgrimiendo su modo “único” de razonar. Opino que Sherlock quiere ser un gran divo para sí mismo, no ya para un público más o menos impresionable por sus hazañas. Él crea momentos épicos para mantener intacta su autoestima como el más listo del escenario, por encima de las mentes llanas de los comunes.
Sherlock y su alma
Posiblemente su creador Arthur Conan Doyle quisiera reflejar en el criminal profesor Jim Moriarty la versión espeluznante del propio Holmes.
El caso es que acudiendo a las historias que cuenta Conan Doyle sobre el personaje, así como a las que cuenta la serie de la BBC, comprobamos que Sherlock arrastra traumas desde pequeño (cómo no) y se apunta como posible causa el tener que reconocer en el fondo a su hermano Mycroft como el más inteligente (aunque la madre de ambos afirma en una ocasión que Sherlock siempre ha sido el más maduro). Esto se ve en el tercer y último episodio de la tercera temporada de Sherlock (“Su último juramento”).
El camino de la perdición
A continuación volvemos al capítulo REICHENBACH FALL. Sorprendentemente para todos, prensa y TV incluidos, Moriarty es declarado inocente. Claro que por un jurado a cuyos miembros ha extorsionado. Al salir del Tribunal, el criminal visita a Sherlock, toman el té, y se despide dejando un mensaje en una manzana mordisqueada: «IOU» «I owe you». (Te lo debo), que se presta a confusión con “I love you” (“te quiero”, un guiño sarcástico quizá).
En el episodio nº 4 y último de la tercera temporada titulado “La novia abominable” encontramos lo siguiente:
Sherlock y los muertos
Sherlock, Lestrade y Mycroft, en tiempo presente, se hallan junto a la tumba de la mujer cuyo espectro vestido con traje de novia se les ha aparecido en otra época. Hay una serie de flashbacks en este capítulo. De repente, la imagen cambia y traslada al espectador a otra época, junto a las cataratas de Reichenbach. Momento único donde los haya, una recreación del universo interior de Holmes donde se unen dos épocas (siglo XIX-actualidad). Holmes revive el final del relato del autor Conan Doyle, momentos antes de desaparecer Moriarty y Sherlock en lo más profundo de las cataratas Reichenbach en Suiza.
También aquí la serie de Netflix trata el encuentro del bueno y el malo de un modo que recuerda al film de Guy Ritchie “Sherlock Holmes: Juego de sombras”. En este, Robert Downey Jr. Encarna a Sherlock y Jude Law interpreta a Watson. El detective y el asesino Moriarty forcejean al borde de la catarata que los va a engullir en su seno espumeante.
En la película Sherlock Holmes: juego de sombras (2011), las cataratas son el escenario de fondo pero cuentan con un castillo añadido en su cumbre digitalmente La escena es muy lograda y tiene mérito. En Juego de Sombras Sherlock convoca a Moriarty para matarle y ambos se precipitan al vacío.
Diálogos de un final
Así pues, nuestro detective desea «regresar» a su época actual:
–Es hora de despertar Watson.
–Cuento historias. Sé cuándo estoy en una–, dice Watson en una secuencia del último episodio de la última temporada “Especial navidades 2015”.
–Claro, claro que sí, John– continúa Holmes.
–¿Y cómo es el otro yo del otro lugar?
–Más listo de lo que parece.
–Listo de narices. -Remata Watson.
–Idos a un hotel me cago en la leche (sic)– espeta Moriarty con gesto de asco.
–Impertinente –indica Holmes.
–Ofensivo –continúa Watson.
–En realidad ¿te importa? –dice el doctor
–En absoluto –sentencia Sherlock.
Y Watson empuja al criminal hacia la catarata.
–¿Cómo tienes pensado despertar?– pregunta Watson
–Oh, digo yo que así. (Holmes se coloca al borde del precipicio dispuesto a arrojarse al abismo)
–¿Estás seguro?
–Entre tú y yo, John, siempre sobrevivo a las caídas.
–Pero, ¿cómo?
–Elemental querido Watson.– Sherlock se arroja a las cataratas.
Un desenlace incierto
Ya en la época actual, ambos siguen dialogando como si repasaran lo sucedido cien años atrás.
–Moriarty está muerto, no cabe duda –dice Holmes–. Pero lo importante es que sé exactamente su siguiente paso.
Impactante y hasta un punto divertida afirmación del querido detective.
Ahora hay un último flashback.
En su apartamento en el 221 B de Baker Street, el doctor Watson se sorprende al oír el fantástico relato de Holmes acerca de un mundo futuro con máquinas voladoras y teléfonos móviles. Sherlock indica lo siguiente:
–Era una mera suposición de cómo podría ser el mundo futuro y cómo encajaríamos tú y yo. A partir de una gota de agua alguien lógico debería deducir la posibilidad de un Atlántico o un Niágara.
–¿O un Reichenbach? –termina Watson.
Con una gota de agua es como comienzan los casos de Sherlock: la información le llega en pequeñas dosis. Al final el arquitecto construye su entramado uniendo cabos y pistas dando forma a la solución de cada enigma.
Conclusión
En realidad, el rodaje de las escenas de la casa de Holmes en la serie de Netflix ha tenido lugar en otra dirección postal distinta al ultra conocido nº 221 de Baker Street. Se trata del nº 187 de North Gower Street, junto al famoso Speedys Sandwich Bar & Cafe:
Puede que para algunos, Holmes escondiera en realidad un alma tenebrosa, vengativa, inestable y quisquillosa.
–En todo caso, sé que en un mundo así estaría como en casa– afirma Holmes.
–Um, creo que yo no– dice el doctor.
–Siento discrepar. Pero siempre es sabido que yo no era un hombre de mi época–. Sentencia Holmes.
Y bien amigos, aquí lo dejamos por ahora hasta la que será tercera parte de este artículo. Lo he escrito como auténtico admirador de las historias de Sherlock Holmes, de su creador y de la adaptación que han realizado Marck Gatiss y Steven Moffat para la BBC. Todo un universo rico en evocaciones y entretenimiento.
¡Hasta la próxima!
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