10 Ene Un mundo nuevo (2). Lecturas de tres minutos
Un mundo nuevo (2). Lecturas de tres minutos. Ver capítulo anterior
Luciana Torralba llevaba dos años ejerciendo de jefa de tienda en una perfumería de un gran centro comercial del Norte de Madrid. La habían fichado como dependienta, pero tras el período de prueba sus jefes habían decidido elevar su rango a supervisora de proyecto. Ellos llamaban así a aquellos puestos clave en la multinacional para desarrollar el ambicioso “Plan Espora”. Este consistía en una serie de entrevistas con potenciales clientes de la franquicia de perfumes, que extendía sus tentáculos por todo el orbe.
Luciana se reveló como una gran captadora de personas que manifestaban estar de acuerdo con un plan colectivo para cambiar el mundo. La supervisora les preguntaba sobre ello después de haberles hecho oler ciertas esencias que provocaban en el candidato una confesión de sus intenciones, como si el perfume actuara como un suero de la verdad.
Hasta el momento había logrado captar a una docena de personas dispuestas a entrar en el Plan Espora. Lo que venía después era acordar citas presenciales con los elegidos en las que otros se encargaban de seleccionar al individuo.
Este era el caso del candidato Delfín Rodríguez, recién seleccionado para la segunda parte.
Se hallaba en un edificio de oficinas en el interior de una sala enorme de aspecto abandonado, donde el frío se filtraba por todos los poros de su piel. Dos hombres trajeados y dos mujeres elegantemente vestidas estaban exponiéndole detalles de lo que ahora le tocaba hacer.
–Delfín, el test que acabas de superar te califica como preparado para dar el siguiente paso –aseguró una tal Marion con una de sus mejores sonrisas–. Por cierto ¿llevas contigo una reserva de “Orquídeas blancas”?
–Por supuesto, lo llevo siempre encima. No puedo separarme de ese frasco.
–Muy bien, es perfecto. Mañana vas a partir del aeropuerto de Barajas a primera hora –continuó la instructora jefe–. Volarás a la ciudad de Colonia, donde conocerás a Mireia, quien te explicará tu primer cometido en fase de pruebas. Te acompañará en todo momento y te enseñará cómo trabajamos quienes formamos parte de este equipo. ¿Estás de acuerdo?
–Pues claro, Marion. Estoy impaciente por empezar –dijo Delfín intentando disimular los nervios–. Vuestra oferta ha sido… tan ge-generosa que ya he dejado mi anterior trabajo, tal como pedisteis. Estoy encantado de estar aquí, bueno, a pesar de este lugar que me pone el vello de punta.
–No te preocupes, Delfín –dijo un señor con poblado bigote y una mirada que costaba sostener–. Ahora no hay ningún lugar en esta oficina donde podamos reunirnos con total seguridad. La empresa en la que camuflamos nuestras actividades es muy celosa del control y tiene micrófonos por todas partes. A partir de ahora te comunicarás con nosotros con un móvil de prepago y usarás dirección IP variable cada vez que te conectes a Internet.
–Es el momento de presentarte a otros compañeros de equipo, Delfín –anunció una mujer cincuentona de pelo blanco, parecida a la actriz Helen Mirren.
Tras haber cruzado el portón de entrada, tres hombres y tres mujeres hicieron acto de presencia. Una vez hechas las presentaciones, cada uno empezó a contar sus experiencias después de dos años de trabajo dentro de la organización.
–Por mi parte he conseguido que caiga el régimen dictatorial de tres países africanos –afirmó un joven de no más de treinta años, el más alto de la reunión–. Estaban muy unidos a una red de narcotráfico sudamericana de modo que, desmantelada la red, desaparecido el problema.
–Yo me encargué de restaurar el orden político en esas naciones colocando a los líderes necesarios para encabezar procesos democráticos –aseguró una mujer muy delgada de larga melena negra–, aunque nunca se sabe en qué puede consistir un proceso “democrático” según la parte de la geografía mundial donde estés.
–Yo logré infiltrarme en una red de trata de blancas financiada por oligarcas de países del Este –intervino un tal Raffaello Logan, mientras sostenía en una mano un falso cigarrillo mentolado. Parecía obligado a controlar una pasada adicción–. Fueron cayendo como fichas de dominó al desmantelar a los cabecillas, conocidos por su afinidad con poderosos dirigentes de esos países. Sufrí mucho y puse en peligro mi vida pero la organización ha estado siempre ahí para salvarme el culo.
–Me llamo Yanis y soy la comodín de este grupo –afirmó una mujer pelirroja que parecía extraída de una portada de “Elle”–. Me ha tocado seguir la actividad de todos los presentes y asistirles cada vez que necesitaban algo especial.
–Como disfrazarse o imitar voces de la gente. Es maestra en eso –certificó Marion mientras acariciaba uno de sus muslos bien torneados por las sesiones de gimnasio.
–Pero detrás de cada uno de nosotros habrá un equipo complejo de agentes, contactos… yo que sé –quiso saber Delfín–. No tengo experiencia en absoluto en asuntos de este nivel. No veo cómo os voy a resultar de utilidad. Lo suyo es que recurráis a profesionales expertos en temas de…
–Eso se da por descontado –afirmó el jefe de poblado bigote–. Cada uno tiene su papel en este proyecto. El tuyo, como el de los compañeros que acabas de conocer, pasa por un adiestramiento que no tiene nada que ver con artes marciales, ni espionaje peliculero de ninguna clase. Delfín, eres un eslabón recién colocado en una cadena de transmisión que te necesita a ti tanto como a los demás.
–Yo me sentía indefenso y torpe nada más iniciarme en esta lucha –dijo Raffaello Logan–. Fumaba casi tres cajetillas diarias de tabaco y tenía el corazón en un puño, pero esta gente me ha dado confianza en mi mismo y me ha llevado de la mano en casi todo… lo imprescindible.
–¿Por qué dices “casi todo”?
–Hombre, no esperarás que te ayudemos también a ponerte el pijama –dijo en tono jocoso la mujer delgada de melena como el azabache.
–Venga, ya está bien –intervino la que se parecía a Helen Mirren–. Mañana Yanis te acompañará a la ciudad de Colonia, donde os espera Mireia. Ella os contará todo lo que necesitéis saber para cumplir tu primera misión.
Esta es la segunda entrega de la miniserie «Un mundo nuevo». Dale like al corazoncito si te ha gustado y deja tu comentario. Para mí es muy valioso.
Nuria de Espinosa
Posted at 20:30h, 12 eneroInteresante y entretenido relato. Veremos cómo acaba esta aventura. Un abrazo