Una prisa loca. Cada jueves un relato

 

Una prisa loca

 

Yo, Amanda Pruitt, lo hago todo con una prisa inusitada. Debo dormir deprisa, porque mi trabajo como redactora en un diario de tirada nacional me mantiene activa en multitud de tareas, ya sean de calle o sentada frente a un ordenador hasta bien entrada la noche.

Entre artículos, entrevistas a variopintos personajes y creación de contenidos, solo me permito el lujo de parar en este frenesí para acceder a mi blog personal, donde escribo todo aquello que se me pasa por la cabeza. Mi bitácora es un crisol donde aporto opiniones sobre temas de actualidad, relatos de muy diverso género y hasta he montado una sección de experiencias paranormales.

Como periodista soy una persona competitiva donde las haya, nunca dispuesta a tolerar que alguien me supere en nada, aunque sea la cosa más nimia.

Di de alta mi blog hace tiempo en una plataforma de blogueros que clasifica en ¡varios rankings! la actividad que cada uno genera en su bitácora. Una auténtica locura que debe hacerse mirar tanto quien organiza esa plataforma como los participantes en ella.

Pero el caso es que figuro entre los primeros puestos en todas las clasificaciones y a veces triunfo como líder absoluta en varios de esos “rankings de la nada” como los califica Esmeralda, mi compañera de piso.

Ella es muy crítica conmigo, piensa que su apreciada Amanda no es capaz de disfrutar, que nunca manifiesto estar satisfecha por hechos o logros que haya conseguido.

Siempre hay algo que mejorar en mi plan diario y si dejo de ser líder en alguno de mis quehaceres, no consigo calmar mis ansias de triunfo hasta haber coronado todas mis actividades con éxito.

En mis sesiones de spinning me conocen como “la fiera”. Siempre grito para animarme a mí misma en cada clase a la que acudo en el gym.

Soy la primera en ducharse en los vestuarios y me gusta mirar a los demás por encima del hombro cuando se entregan al placer de un aseo relajado, mientras que yo estoy ya echándome la bolsa de deporte a la espalda para desaparecer de allí.

Esmeralda me dedica el tiempo que le permito, escaso desde luego, a intentar conocer el origen de la premura que gobierna mi vida y de mi necesidad de quedar por encima de los demás.

–No veo ninguna lógica en tu actitud de asumir todo como una competición. No te das tregua ni para el ocio o el merecido descanso ¿Te estás castigando?

–Quizá tenga que ver con algo onírico –le contesto–. Sueño con frecuencia que me encuentro perdida en un lugar público. A veces incluso me veo desnuda. La gente me mira con desdén y yo pretendo esconderme y encontrar algo con lo que cubrirme. Cuando parece que lo he logrado, me doy cuenta de que estoy perdida, de que busco algo, un destino, un lugar adonde se supone que debo llegar, como una meta, una encomienda o encargo que tengo la obligación de cumplir. Entonces, una voz que no sé de dónde procede resuena en mis oídos y me dice que debo terminar mi trabajo, mi encomienda.

–Pues eso será debido a algo que tienes que solucionar en tu cabeza más bien ¿no? –asegura mi amiga.

–Por eso no me puedo permitir dejar de combatir en mi día a día, tratando de conseguir mejor resultado que nadie, para que esa voz deje de repetirme algún día que tengo asuntos pendientes.

Entonces Esmeralda dijo algo que me disgustó muchísimo.

–Pero, Amanda, esa voz… ya sabes quién es el dueño de esa voz. Es la misma que oigo yo y todos los enfermos mentales que nos alojamos en este Psiquiátrico de lujo, donde disfrutamos de gimnasio, ordenadores para lo que queramos y espacios para imaginarnos que somos normales y tenemos un trabajo. Lástima que no sirva para nada lo que aquí hacemos y eso nos genere esa frustración con la que incluso soñamos.

Acto seguido di fin a la conversación lanzándome al cuello de Esmeralda con tal ímpetu que fueron necesarios dos sanitarios para contenerme.

Tenía razón mi amiga, no soporto que alguien me gane en nada, ni siquiera en mi estado de enferma mental.

 


 

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Esta es mi aportación al reto semanal “Cada jueves un relato”, que en esta ocasión organiza Neogéminis.

Hay que escribir sobre un tema libre, lo que se nos antoje a los participantes.

Las reglas se encuentran aquí.

Nota: todas las imágenes de este post incluida la portada las he configurado con la ayuda de la página  bing.com/images/create/ .

 

21 Comentarios
  • Io
    Posted at 15:43h, 26 agosto Responder

    Flipo con el final!, no dejas de sorprenderme y supongo que ese es el motivo por el que nos enganchas a tus relatos…. Casi siempre con giros inesperados que me dejan ojiplática y con la boca abierta……me hace falta unos segundos para asumir y asimilar el vuelco en la historia y eso hace que no salga de mi asombro. Me ha encantado y sorprendido como siempre. Me gusta mucho tu forma de narrar y sobre todo tú infinita imaginación. Excelente Marcos!

  • Adella Brac
    Posted at 09:51h, 23 agosto Responder

    Me ha encantado el giro final.

    Me ha sorprendido la elección del vocabulario, salpicado de palabras que creo no son de uso común (crisol, premura…). Imagino que estabas buscando provocar un extrañamiento en el lector, hacerle sentir inconscientemente que algo no encajaba. Si es así, lo considero todo un acierto.

    ¡Enhorabuena! 🙂

  • Maria
    Posted at 20:50h, 19 agosto Responder

    Lo que es la vida en un centro psiquiátrico. Que en cualquier momento puede surgir cualquier alteración..

    Como dice un refrán: «no están todos los que son ni son todos los que están».

    Muy bien desarrollado el relato, Marcos, Los escribes siempre super originales.

    Besos.,

    • marcosplanet
      Posted at 20:17h, 20 agosto Responder

      Muchas gracias, María, me animas mucho con esas palabras.
      Besos.,

  • gabiliante
    Posted at 11:20h, 18 agosto Responder

    Me temo que acabó así después de practicar lo que narra en la realidad anterior a su ingreso. No es para menos. Y aún así, soñar con eso es para ser la campeona de las locas.
    Muy buen giro final.
    AbrZooo

  • El Demiurgo de Hurlingham
    Posted at 18:29h, 16 agosto Responder

    Inquietante giro argumental.
    Tal vez el lugar tiene sus ventajas, algo de confort, hay gimnasio.
    Pero llegan a soñar lo mismo y quieren conformarlos simulaciones.
    Se entiende el descontento de Ana., aunque Esmeralda haya sufrido la manifestación de ese descontento.
    Saludos.

  • Tracyvorrecaminos
    Posted at 15:22h, 16 agosto Responder

    Madremía….!
    Pues estaba rematadamente loca.

  • Neogeminis
    Posted at 14:13h, 16 agosto Responder

    Pobre Amanda! En ese afán de correr y competir no tolera ser segunda! Enfermedad de una época en la que el ritmo frenético nos impide ser feliz. Un abrazo Marcos. Muchas gracias por sumarte

  • Casagrande
    Posted at 13:17h, 16 agosto Responder

    cierto en un sanatorio es comun que un paciente este tranquilo y al minuto siguiente estalle en violencia

  • AlmaLeonor
    Posted at 10:58h, 16 agosto Responder

    ¡Hola! Prisa, competitividad, sueños, voces… Tiene todos los ingredientes necesarios para la locura. Muy bueno.
    Saludos.
    AlmaLeonor_LP

  • Mari
    Posted at 06:14h, 16 agosto Responder

    Muy buena historia Marcos, me ha gustado mucho y ese final inesperado más! Loca competitiva nomás jaja Besos por ahí!!!

  • Anónimo
    Posted at 23:56h, 15 agosto Responder

    Resultó ser tan competitiva hasta el punto de la locura, muy buena historia, realmente el final me sorprendió
    Saludos.
    PATRICIA F..

  • Marifelita
    Posted at 23:48h, 15 agosto Responder

    Todas las actitudes llevadas al extremo pueden resultar enfermizas! Supongo que no es del todo malo querer mejorar y ser competitivo, pero como todo en la vida, en su justa medida! Muy buen relato con sorprendente final! Un abrazote!

    • marcosplanet
      Posted at 10:21h, 17 agosto Responder

      Muchas gracias por pasarte y comentar, Marifelita.
      Un fuerte abrazo.

  • Arenas
    Posted at 13:17h, 15 agosto Responder

    Tú estupendo relato me ha hecho pensar que quizá todos estemos en un enorme psiquiátrico a cielo abierto, donde nos creemos libres, ejerciendo felices nuestro libre albedrío y sin embargo en todas partes estamos encadenados, como dijo el bueno de Juan Jacobo.

    • marcosplanet
      Posted at 10:30h, 17 agosto Responder

      Así es. Juan Jacobo Rousseau decía que Las ciencias y las artes (yo lo traduciría como «el frenesí de la vida diaria», influida por los avances técnicos) han traído consigo la desigualdad entre las personas, y de ella nacen todos los males sociales. El egoísmo, la vanidad y la necesidad de dominio dirigen las relaciones entre los seres humanos, por lo que la misma vida social es conducida más por los vicios que por las virtudes.

  • Dafne Sinedie
    Posted at 11:34h, 15 agosto Responder

    El origen de esa competitividad no podía ser bueno *-* Me gustó mucho el giro al final.
    Un abrazo, Marcos

  • Nuria de Espinosa
    Posted at 21:04h, 14 agosto Responder

    Pobre Esmeralda, que culpa tendrá ella de ganarle en todo, jajaja. Sinceramente creo que estos días no me iría mal unas vacaciones en uno de esos psiquiátricos, a ver si descanso un poco, jejeje, es broma pero las vacaciones son agotadoras, que ganitas de que llegue septiembre.
    Me encantó el relato, muy bien llevado. Un abrazo

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