Valle de Ordesa. Un milagro de luz y color

Iniciamos un recorrido en plena naturaleza por los parajes incomparables de Torla en el valle de Ordesa, el mágico pirineo aragonés. Encontramos en Torla un pueblo de otro tiempo en plena comarca del Sobrarbe, instalado en la falda del macizo montañoso donde el pico Mondarruego es un espectacular ejemplo de belleza.

Torla ofrece un entramado de calles que parecen haber permanecido inalteradas al cabo de años en una zona privilegiada en cuanto a su biodiversidad, una ubicación que es referencia entre todos los municipios y mancomunidades del valle.

El pico Mondarruego, (2847 m) dominando el valle. Vista desde Torla, provincia de Huesca.

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Llama la atención por su perfil recortado en el horizonte la Iglesia del s. XVI, que otorga un tinte medieval muy particular al poblado. Junto a la iglesia, la abadía (que ocupa el espacio del antiguo castillo), hoy dedicada a Museo Etnográfico.

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Valle de Ordesa. Un milagro de luz y color

 

Asomarse a cualquier ventana con vistas a la montaña es una experiencia digna de ser disfrutada. Pinares repletos de verdor, hayedos y humedales sin fin… nos rodean y saludan en este encuentro con uno de los ambientes más puros y sugestivos de la geografía nacional.

Merece la pena adentrarse en el sotobosque, en la ribera del río Ara. Es la confluencia de este con el río Aza en el municipio de Torla y en su unión con el río Cinca en Ainsa, uno de los pueblos más bonitos de España. Es la ruta marcada por el sendero de gran recorrido GR-11 la que nos permite realizar gran cantidad de trayectos entre Torla y el valle de Bujaruelo.

Torla se encuentra en el valle glaciar del río Ara, junto a la confluencia de los valles de Bujaruelo y Ordesa. Bajamos hacia el río Ara con intención de llegar a la Pradera de Ordesa por el camino de Turieto bajo. Lo primero que se ve es el puente de la Glera. De origen medieval, ha sido reconstruido para adaptarlo a las necesidades actuales pues da acceso a un camping próximo. Incluso ha sido reforzado mediante una nueva arcada para resistir mejor el torrente desatado del río Ara.

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El camino de Turieto desde Torla hasta la pradera de Ordesa es una experiencia vivificante para los sentidos. Los helechos, hayas, abetos y bosques de ribera donde encontramos sauces, abedules, fresnos o avellanos, nos acompañan en este recorrido encantado. Respiramos pureza entre el frescor de la vegetación húmeda.

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Valle de Ordesa. Un milagro de luz y color

 

En cualquier momento pueden aparecerse figuras mágicas entre piedras verdeantes de musgos y laderas que amarillean con los líquenes. Una muestra más de la naturaleza feraz del entorno.

Nos rodean algunas masas de abedul (Betula pendula) y dos tipos de matorral bajo: rododendro junto al arándano en las zonas umbrías y húmedas conviviendo con el enebro y el  brezo. Por otro lado encontramos la uva de oso y la sabina rastrera en las zonas menos tocadas por el manto del agua y más bañadas por el sol. Sobre los 2.200 m. se extienden las tascas o praderas alpinas formadas por plantas herbáceas muy demandadas como pasto de verano.

Es buen momento para escuchar unos acordes de magia en las ondas:

 

En las elevaciones por encima de los 2.500 m,

la roca desnuda se muestra esplendorosa, adornada por curiosas plantas propias de neveros y canchaleras, la mayoría procedentes de especies antecesoras como reliquias de otra era.

Entre las flores hay algunas protagonistas de leyendas como el edelweiss o flor de nieve, la azucena del Pirineo (Lilium pyrenaicum) o las gencianas. Los jacintos, hepáticas (Hepatica nobilis), malvas (Malva moschata), nomeolvides (Myosotis alpestris), narcisos y otras muchas. Escuchemos sones de partituras que nos transportan al bosque y a la expresión viva de la naturaleza radiante:

Parque nacional de Ordesa

En él encontramos varias especias exclusivas en el pirineo como la oreja de oso (Ramonda myconi) una reliquia de eras antiguas que sobrevivió a los hielos, la corona de rey (Saxífraga longifolia) que florece una sóla vez en su etapa vital en forma de un radiante ramillete de flores blancas y la grasilla (Pinguícula longifolia), planta carnívora que atrae a sus presas con el verde luminiscente de sus hojas. El Parque discurre en su totalidad por el Cañón de Ordesa, de origen glaciar, cuyas paredes se alzan a más de 800 metros desde el fondo del valle.

Esta melodía nos sumerge en el encantamiento seductor del paisaje que nos rodea:

 

Actualmente el Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido disfruta de diferentes figuras de protección aparte de ser Parque Nacional: en 1977 fue declarada Reserva de la Biosfera, en 1988 Zona de Especial Protección para las Aves y en 1997 se convirtió en Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Este Parque se reparte entre los términos municipales de Bielsa, Fanlo, Puértolas, Tella-Sin, Torla-Ordesa y Broto. Con una media de más de 600.000 visitantes al año, hay que destacar lo bien cuidado que está y la prevención con que lo guardan.

Cascada de la Cola de Caballo. Parque Nacional de Ordesa

                

La fuerza del río Ara nos regala una panorámica colorista,

plena de azules verdosos entre la turquesa y la esmeralda. A él podemos llegar desde Torla fácilmente bajando las rampas de acceso que son empedrados naturales por donde se camina bajo un túnel de hiedra.

Desde su nacimiento en los glaciares de alta montaña del Vignemale (3.298 m), hasta su desembocadura en Aínsa, el Ara es una de los pocas corrientes fluviales del Pirineo aragonés que no ha sido modificada por la actividad del hombre. Ninguna presa ha sido construida para interrumpir su curso.

El río Ara dibuja un recorrido de norte a sur

por el esplendoroso valle de Bujaruelo y la Garganta de los Navarros (donde se une al río Arazas procedente de Ordesa). Deja su bella huella a su paso por Torla , Broto , Sarvisé, Fiscal, el desfiladero de Jánovas, Boltaña y acaba en Aínsa, donde entrega su caudal al Cinca.

Notas de una composición musical de ensueño jalonan el camino:

 

Cuenta la tradición que en Aínsa (comarca del Sobrarbe), en el año 724 d.C. tuvo lugar una batalla que se ve reflejada en el escudo de Aragón en forma de cruz luminosa que apareció milagrosamente sobre un árbol (sobr-arbe) y que facilitó la victoria de los cristianos montañeses contra los sarracenos en la época de la reconquista.

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Monumento a los fueros de Sobrarbe en Aínsa

                

El Sobrarbe

era uno de los antiguos condados pirenaicos surgidos en la Edad Media con la Reconquista. Se formó en torno a la parte alta del valle del Cinca y se extendió hasta el siglo XI, cuando se unió definitivamente al reino de Aragón. La comarca del Sobrarbe pertenece a la provincia de Huesca, limita al norte con Francia, al este con Ribagorza, al sur con el Somontano de Barbastro, y al oeste con la comarca del río Gállego. La parte norte es montañosa y recoge los valles de los ríos Ara, Cinca y Cinqueta.

El centro de la comarca está ocupado por varias depresiones, como la de Broto, Fiscal, Arcusa o La Fueva. Las sierras de Guara y Olsón embellecen la parte sur. Su capital administrativa es Boltaña, y su centro económico la Villa de Aínsa:

Click aquí para ver unos enclaves del camino de Santiago en Sobrarbe

Se trata de los puertos, localidades, iglesias, puentes y parajes que pudieron haberse dedicado al refugio de peregrinos. En el enlace se recogen como más interesantes los del período comprendido entre el siglo IX y el siglo XVII.

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Mapa de la comarca, antiguo condado

                

A lo largo de la cuenca del río Ara proliferan ejemplares de trucha, la madrilla, la locha, el desmán o la nutria y se han censado 120 especies nidificantes.

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Hoy viven menos de 2.000 personas en esta cuenca, el 25% que hace un siglo y 40 pueblos están deshabitados. Pero son tiempos de adaptación y la principal actividad actual en el río Ara es la pesca deportiva, el rafting y el descenso en canoa.

Es digna de admirar

la riqueza que este río crea en su trayecto de fuertes torrenteras. Un corredor ecológico que conecta las altas montañas con las tierras bajas. El Ara salva un desnivel de 2.500 metros. Ahí es nada. 

Sus principales afluentes son el Otal, Arazas, Sorrosal, Chate, Forcos, y Guargas. Sobre el valle de Otal publicaré una nueva entrega, como se merece esa magnífica concentración de belleza.

Ordesa, un valle labrado por los hielos, que en verano sigue ofreciendo su magia:

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Caballos pastando a las afueras de Torla, valle de Ordesa. Huesca.

                

En un próximo artículo seguiremos conociendo esta maravilla natural del pirineo aragonés.

Nos vemos pronto.

3 Comentarios
  • Froi
    Posted at 16:12h, 04 abril Responder

    El espectáculo está asegurado. He querido verlo en tu página porque ya tengo un finde largo programado para finales de mayo. Ver tu presentación ha acabado con las pequeñas dudas que tenía. Ya te contaré cómo fue la experiencia. Un abrazo.

  • tramandoviajes
    Posted at 17:45h, 20 julio Responder

    Hola Marcos!
    Me ha parecido un espectáculo toda esta ruta turística que nos presentas en el Valle de Ordesa.
    Lo tengo muy en cuenta para una próxima visita ya que es una zona que siempre la tenemos pendiente en nuestros planes.
    Magníficas las fotografías y la grabación de esa cascada! Se puede sentir la naturaleza a través de la pantalla.
    Saludos!

    • marcosplanet
      Posted at 23:57h, 20 julio Responder

      Muchas gracias a vosotros por vuestra labor ejemplar en tramandoviajes. A vuestra disposición.

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