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Amenaza desde las estrellas

 

Amenaza desde las estrellas

 

Camino distraído por la Avenida Terminal para tomar el autobús de la línea 5 hasta el barrio de Polaris, donde vivo en un edificio de apartamentos construido hace décadas.

Enciendo un purito Noods para acompañar mi paseo nocturno, que como siempre hago a pie desde el bar de Fargo, ese rudo peleón que ha sabido subsistir ante los maleantes más patibularios de esta ciudad.

Estoy junto a los edificios que rodean el Auditorio, una zona donde hay una farola cada quinientos metros y más ratas de lo que los ciudadanos de bien pueden aguantar.

Un movimiento acompañado de sonido metálico llamó mi atención. Entro en un callejón entre bloques de pisos de paredes desconchadas, donde los ladrillos llevan tiempo intentando desprenderse. Contenedores de basura desbordados y restos de plásticos desparramados son el único adorno junto a los matojos que crecen sin control entre cualquier resquicio de la calle.

A pocos pasos de la entrada descubro lo que queda de un robot humanoide. La cabeza a medio iluminar por un rostro tuerto, asoma por entre la entrepierna. Los brazos están fuera de su sitio dejando a la vista manojos de cables de fibra óptica.

—In-minen-te, es un peli-gro inmi-nente… —son las palabras que salen de la maltrecha rendija que forma su boca.

—¿Qué pasa? ¿Qué quieres decirme? —pregunto con un montón de dudas en mi cabeza.

—El sis-tema estelar Alfa-Centauri. De ahí viene la os-curidad. Los Centauri van a invadirnos. Me… he enfrentado con uno de ellos. Cuidado, cui-dado.

En ese instante, una sombra se proyecta en la mugrienta pared sobre la que se apoyaba el robot desmembrado.

La silueta de un hombretón de formas cuadradas se dirige a mi en un idioma que no me resulta ajeno.

—No podemos dejarnos vencer por estos malditos autómatas. Han iniciado una revolución tardía —declara el recién llegado—. Cualquier intento de insubordinación será atajado. De momento ya hay cerca de mil robots insurgentes destruidos. Desde Centauri-Central lo tenemos controlado.

—Me alegra comprobar que los planes se cumplen. Pasaremos a la Fase-II de inmediato —repuse mientras me ajustaba el apéndice nasal que nos ayuda a los Centauri a aguantar la vida bajo esta atmósfera—. He dado instrucciones bien claras sobre la atomización de la Tierra hasta conseguir que desaparezca de su sistema solar. La junta de comandantes lo ha decidido hoy. Además, ya estoy harto de mi residencia forzada en esa torre de apartamentos.

 

©Marcos Manuel Sánchez Sánchez

 


 

Esta es mi participación en el reto literario de microrrelatos de los jueves, que esta semana organiza Neogéminis desde su magnífico blog. Se trata de incluir en una historia breve, tratando de no superar las 350 palabras, los siguientes Cinco Elementos que explicita la imagen de cabecera:Espero que os haya gustado. Si dejáis escrito vuestro comentario os lo agradeceré mucho

¡Hasta la próxima, amigos!

 

 

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