Esta es mi aportación a la convocatoria que ha preparado Neogéminis sobre inspiraciones para escribir sobre un asesinato según una imagen elegida.
Espero que lo disfrutéis un horror.
El asesinato del doctor Krimm
Esta mañana se presenta animada porque el doctor Krimm ha entrado al laboratorio bailando al son de su lista de reproducción. Suena una canción intemporal y optimista:
Como siempre, viene con los auriculares puestos y me saluda desde su interior musicalizado que no le permite oírme. Puede que hoy añada algún extra a su sándwich de queso con queso que mordisquea a eso de las 14:00 horas; es probable que incluso varíe y en lugar de Brie con lonchas de Gouda acceda a superponer un poco de queso fresco.
Veo que se acerca a mi y me trae un plátano de buen aspecto, dicho sea de paso; lo cojo con ganas y me lo cepillo en un pis pas. Tiro la cáscara sin darme cuenta de dónde caerá. Hoy en mi diario anoto todo lo que puedo, estoy deseando escribir mi propia historia, no sé, un relato de ficción, de asesinatos y eso.
Compruebo que el doctor se encuentra en forma hoy. Lleva bailando media hora al menos y no para. ¡Hace malabares con una llave inglesa y una linterna!
También veo que suena la alarma visual que indica la presencia de algún visitante. Mi cabeza me transmite un run-run derivado del chip que llevo dentro, pero eso a mi compañero de fatigas especializado en neurología no le importa demasiado, es más, no creo que se haya dado cuenta de lo que me sucede, ni de la mitad. Somos amigos desde hace lo suficiente como para que fuese un poco más comunicativo, pero no hay manera de mantener una conversación larga con él. En fin, me pica bastante la cabeza, a ver por donde anda monsieur Krimm; parece que se ha enrollado con el nuevo visitante.
Cuando está por aquí la ayudante Saseen es un placer pues me dedica todo el tiempo que necesito. El ayudante Fonseca hace honor a su nombre y siempre que pasa por mi lado me dedica un mohín de disgusto porque le toca asearme. Prefiero a la seductora Saseen en relación de cinco mil a uno.
¡Eh! ¿Pero, qué es esto? El doctor está… se tambalea y… se agarra donde puede ¡Ha caído! ¿Desmayado? ¡No! parece, parece… ohh, ¡le han clavado algo en el cuello! ¿quién me abre la puerta de la jaula? ¡fuera! Qué buen zarpazo le he metido ¿Quieres hacerme salir de aquí? Pues claro, me voy, pero contigo no quiero nada.
Bien, ya estoy fuera de ese infierno. No me lo esperaba jamás, no. De Saseen no. Solo espero que un buen inspector de homicidios resuelva el caso. Esa mujer debió alejarse del doctor, él era un alma solitaria y ella una maníaca que siempre le quiso como su propiedad más preciada.
Bueno, aquí termina el relato. ¿Qué te ha parecido? ¿Le habrías dado ese final? Dímelo en la sección de comentarios.
Imagen del reto «Cada jueves un relato» organizado en esta ocasión por Neogéminis:
ESCENA DE UN CRIMEN