UN MUNDO NUEVO
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La tienda de perfumes se hallaba repleta como tantos jueves por la tarde, justo antes del anochecer. Las seis empleadas guardaban la viña con mucho celo, vigilando que nadie sustrajese nada de las colmadas estanterías cargadas con perfumes de más de 80 euros el tarro de 100 ml.
Luciana desempeñaba bien su papel de jefa y ejercía una especie de control selectivo sobre algunos visitantes. Ella elegía de cuando en cuando a alguno para que se sometiera a la prueba de olor que le permitiría elegir un perfume u otro. Gracias a esa colaboración se llevaría un 50% de descuento en el envase más caro. Si no veía al potencial cliente conforme con la oferta, pasaba a regalarle un frasquito de prueba de su colonia preferida e insistía de nuevo. Pocos eran los que se escapaban sin participar en la prueba inicial.
–Entra, entra aquí y siéntate. Ahí afuera forman mucho bullicio –acaba de decirle a un señor de unos treinta y cinco años con cara de crédulo–. No nos llevará ni dos minutos. Tienes que decirme cuál de estas tres fragancias te gusta más. Así de sencillo.
A continuación Luciana le ofrece un platillo con tres hisopos. Él fue pasando por sus orificios nasales cada uno de ellos. Parece que duda entre el primero y el segundo, cogidos ambos con los dedos índice y pulgar de cada mano. En un momento dado respira hondo y se recuesta sobre el alto respaldo de su asiento, muy apropiado para esa postura.
Caen los palillos de sus manos y se entrega a algo parecido a un estado hipnótico.
–Ahora me vas a decir qué cosas te gustaría que cambiasen en el mundo para hacerlo perfecto –indicó la jefa de la tienda.
El interlocutor abrió los ojos repentinamente y soltó sus primeras palabras en pleno trance.
–Fuera la política. ¡Fuera! –gritó con vehemencia–. No deben estar más tiempo en la cima del mundo. Hay que sacarles de allí aunque sea arrastras… o algo peor.
–¿Confías en que haya gente que te ayude a cambiar el mundo?
–Sí, eso es. Necesitamos estar unidos, ser… una… PIÑA.
–¿Cómo te llamas, por cierto?
–Delfín Rodríguez. ¿Es importante que lo sepas?
–Pues sí, porque has pasado la prueba y tengo que apuntarte en la lista.
–¿Y qué lista es esa? ¿La de pringadillos que pagan por una compra que no quieren?
Luciana no se inmutó, a pesar de que no esperaba esa reacción.
–No, Delfín, la lista es la que contendrá a aquellos que salvarán nuestro mundo. Ya no podrás escapar del influjo de este aroma. Cuando vaya a disiparse del todo, tú mismo te aplicarás otra dosis del frasco que has de llevar siempre contigo. Entiéndelo como una garantía de que, así, podrás resolver los problemas que tanta infelicidad te han dado.
Y aquí termina la historia. Dale like al corazoncito de más abajo si te ha gustado. Si quieres que tenga continuidad por favor dilo en los comentarios.
Salud y suerte.
Nota: las imágenes de este post incluida la portada las he desarrollado utilizando una IA
