
07 Ene Desecho inesperado
Desecho inesperado
Ese día de verano acabábamos de salir de la piscina donde mi familia y yo habíamos aplacado el calor de agosto. El agua estaba en su punto de sal pues es de esos alberques que no están tratados con cloro sino con el preparado de sal correspondiente que parece estar imponiéndose.
Hice varios largos muy cómodos, el ejercicio justo que me permiten mis articulaciones y con el gasto energético adaptado a lo que me esperaba a continuación, que era jugar en el agua con una de mis nietas debiendo hacer alarde de movimientos y chapoteos que cada vez se alejan más de mis capacidades.
Ahora tocaba bucear, después ascensos e inmersiones a razón de una por segundo, risas, sofocos, disfrute en general. La mañana transcurría placentera e invitaba a tumbarse al sol “a la pata la llana” como decimos por aquí.
Lo único que perturbaba mi ánimo de relajación y no hacer nada eran los gritos de la piscina de niños donde los hermanos mayores estallaban de entusiasmo jugando al balón.
Es natural, los críos necesitan expansión, en medio de este maremágnum de prisas que siempre nos rodea.
Alguien de la familia decidió que era ya la hora de ir abandonando el recinto, por lo que emprendimos la marcha no sin antes permitir a un joven apresurado que nos rebasara con un caminar que era casi una carrera. El caminante portaba una bolsa de baño llena a rebosar con prendas húmedas de todo tipo mezcladas con toallas.
Nosotros salimos al exterior del recinto en comitiva, con cochecito de bebé incluido.
Nos detuvimos en un paso de peatones y allí nos encontramos con el joven apresurado, que esperaba para cruzar. Emprendimos la marcha todos al mismo tiempo pero el veloz muchacho enseguida se distanció a grandes zancadas, tan grandes eran que no reparó en algo estrujado y húmedo que cayó al suelo desde su atestada bolsa de baño.
El regalito quedó allí enmarcado sobre la amplia acera, donde destacaba como algo informe de aspecto hediondo evidenciando su uso. Eran unos calzoncillos usados con saña, donde se veían con demasiada claridad unos restos orgánicos resecos, aunque humedecidos en parte por el contacto acuoso con el contenido de la bolsa piscinera; un despropósito de cara a la buena imagen pública de todo ciudadano de bien. Creo que aquella imagen rebasó todas nuestras expectativas de repulsa de aquel día, incluso de todo un mes.
Eso sí, cumpliendo con nuestros deberes cívicos llamamos la atención del joven para que recogiese semejante ofrenda a los dioses del inframundo y no permaneciera más tiempo del necesario mostrando una cara que no debería haber salido nunca de las más íntimas sombras.
Deja por favor tu comentario, para mi más valioso de lo que creéis. Si queréis, un click en el corazoncito tampoco vendría mal.
Esta es mi aportación a la convocatoria literaria de los jueves, que en esta ocasión organiza Patricia en su blog para el jueves 16 de enero.
La propuesta se titula: SOUVENIR
Consiste en relatar alguna anécdota en donde te hayan dejado «un souvenir», como el que describe Patricia en su blog: alguien tiene la osadía de sentarse a tu lado en un banco del parque después de haber sudado por los cuatro costados haciendo footing y decide cambiarse de medias de deporte y de zapatillas justo a tu lado. Después de la exhibición, el personaje deja las medias tiradas en el banco.
Nota: la imagen de portada de este post la he realizado utilizando una IA.
Io
Posted at 02:03h, 26 febreroJajajajaja, me parto!, aunque una cosa es que te lo cuenten, que hasta te puede resultar cómico y gracioso y otra muy diferente y supongo que bastante desagradable es vivirlo y verlo.
Un fuerte abrazo Marcos
marcosplanet
Posted at 20:30h, 27 febreroSiii, hay sorpresas que «casi» matan, jajajaj.
Abrazos
Rosa Fernanda Sánchez
Posted at 08:08h, 20 eneroJajaja…conseguiste hacernos sentir gran repulsa por el tal regalito.
Una buena historia…para que veamos lo que se puede construir a partir de la mierda!!!
El Demiurgo de Hurlingham
Posted at 02:05h, 19 eneroMe gustó lo de ofrenda a los dioses del inframundo.
Acertado, elocuente eufemismo.
marcosplanet
Posted at 12:45h, 19 eneroMuchas gracias por tus observaciones.
TRACYCORRECAMINOS
Posted at 19:56h, 18 eneroQué asco! Sí yo veo eso, jamás hubiera vuelto a esa piscina..
marcosplanet
Posted at 12:47h, 19 eneroPues eso mismo pienso yo.
rodolfo
Posted at 11:13h, 18 enerojajajaja la nicotina de la ropa interior siempre deja rastro aunque vaya humedecida Un abrazo
marcosplanet
Posted at 12:47h, 19 eneroOtro abrazo para tí, Demi.
Nuria de Espinosa
Posted at 14:59h, 16 eneroPuag, que asquerosidad… Imagino que el muchacho no sabría dónde meterse de la vergüenza que debió pasar. Solo imaginar que se metió en la piscina con los susodichos calzoncillos se me quitan las ganas de ir a una piscina pública.
Vaya souvenir.
Estupendo relato.
Un abrazo
marcosplanet
Posted at 13:49h, 17 eneroRepugnante, desde luego. A veces los requisitos para el reto de los jueves te hacen recurrir a temas no muy deseados.
Abrazos
Neogeminis
Posted at 00:46h, 16 eneroQué asco! Si hay gente que no sabe lo que es vivir en convivencia! Suerte que el susodicho volvió para recoger su ofrenda jeje. Un abrazo, Marcos
marcosplanet
Posted at 13:51h, 17 eneroOtro abrazo para ti, Neo.
Artesanos de la palabra
Posted at 22:27h, 15 eneroHola Marcos, muy buena tu historia realmente, si bien el souvenir que dejó el joven era muy asqueroso, por otro lado, me hizo reír lo incómodo de la situación por el solo hecho de imaginar las caras de esas personas al verlo.
Muchas gracias por participar de nuestra propuesta, me gustó mucho tu historia.
Un abrazo.
PATRICIA F.
marcosplanet
Posted at 13:54h, 17 eneroGracias a ti, Patricia.
Abrazos.
Campirela_
Posted at 20:30h, 15 eneroMuy buen relato, tanto si es cierto o inventado, desde luego cumple perfectamente el reto de este jueves.
Las prisas nunca son buenas y aquí se demostró que tanto correr dejó en evidencia su poca higiene dadas las circunstancias, y algo tan personal cara al público.
Un feliz 2025, que nos depare imaginación e ilusión.
Un abrazo.
marcosplanet
Posted at 13:55h, 17 eneroGracias Campivampi. Me alegra que te haya gustado, a pesar de lo escatológico de la convocatoria.
Un abrazo para ti también.