
16 Oct Esto es de locos. Microrrelato de los jueves
Con el siguiente microrrelato participo en el reto literario de los jueves que organizan en esta ocasión Rosana y Patricia en Somos Artesanos de la palabra. Se trata de elegir una frase de las que muestran en su blog en el link anterior e imaginar una historia sugerida por dicha frase.
He escogido la siguiente frase:
Puedes decirme qué te ha parecido mi microrrelato. Hay una sección para ello al final del relato. Se titula “Comentarios”.
Gracias y ¡adelante con esta pequeña historia!
ESTO ES DE LOCOS
—Debo tener una malsana afición obsesión por la prisa, pero nunca lo he reconocido, querido Apolonio. Una vez llegué a sentir tanto rechazo por la cajera de un supermercado que coloqué una cebolla en la salida del tubo de escape de su coche y esperé a que terminara su turno de trabajo para ver qué pasaba al arrancar ¡Ja,ja,ja! Cada vez que lo recuerdo me parto. Oye, parece que no te ha hecho mucha gracia. ¿Te molesta que te esté contando estas cosas? Si quieres lo dejo.
—Nada de eso, a mi puedes contarme lo que quieras. ¿Qué pasó al poner el coche en marcha?
—Yo esperaba que se le calara a la muy ladina. Pero empezaron a sonar petardazos y a echar humo por delante y por detrás, ja,ja, como esos dragones de pega con que celebran el año nuevo chino, je,je,je.
—¿Sabes que eso puede acabar con el catalizador o incluso representar peligro de incendio? En fin, para tu familia no resultó extraño, ya conocen tus gamberradas.
—¿Eh? Si, si, lo saben bien, ji,ji,ji.
Venancio acudía apresurado a su cita con Apolonio. Siempre se le hacía tarde.
—Disculpa, amigo, he tenido que pasar por la farmacia. Las recetas cada vez llevan más y más fármacos.
—Haces bien en combatir esa ansiedad, todo es poco para evitar que vuelvas a verter tus nervios con tu hijo.
—Si, bueno, ya sabes lo que opino de eso, Apolonio, los críos están ahí para sacarte de quicio a la más mínima ocasión. Son decepcionantes.
—Pero someterles a una bronca diaria, permíteme que te lo diga, es algo que no lleva a buen puerto, como bien sabes. ¿Qué tal llevas las pruebas de convivencia? ¿Cómo reaccionan la madre y él?
—¡Está bien! ¡Todo está bien! ¡Ya te lo he dicho mil veces.
En otra ocasión, Apolonio se encontró con otro conocido. En un momento dado, este sacó a colación un recuerdo recurrente.
—Pues no te digo aquel director del colegio de mi hija que se empeñaba en que ellos lo hacían todo bien… hasta que la niña empezó a traer suspensos a casa. ¡Anda que si no le llego a estampar en la cabeza al estirado ese la garrafa del agua! De otra forma no se habrá enterado de quién manda aquí, ¡Ah, no!
Así, el doctor en Psiquiatría Apolonio García comprobaba, año tras año, cómo algunos de los clientes que pasaban por su consulta acababan en el mismo centro de salud mental que él regentaba. La lista era bien nutrida, pero lo que más le reconfortaba era leer una y otra vez los expedientes detallados que confeccionaba con los antecedentes de todos esos pacientes y cómo había conseguido dirigir a bastantes de ellos a su centro psiquiátrico tras animar mucho, pero que mucho, a sus respectivas familias.
Y eso es todo, amigos. Hasta la próxima ocasión.
Saludos cordiales.
Pinchad en la imagen para ver la lista de participantes en el reto literario de Patricia y Rosana
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