
18 Ago Las migas del pastor
El aroma recuperado
Diario de Nataniel Guardiola Lopena
Encontrado hace tiempo en una casa alquilada
Las migas del pastor son un plato típico de la región manchega donde nací. La tierra que sirvió de escenario a las andanzas y desventuras del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha es proveedora de una gastronomía muy vinculada a la vida en el campo. Y en ese ambiente feraz rodeado de aire puro, las cosas buenas del comer saben mejor.
El plato hay que prepararlo ante todo con paciencia. Exige destreza a la hora de remover las migas del buen pan manchego. Este debe llevar guardado varios días hasta que endurezca. A una hora temprana, mi madre cortaba trozos del tamaño de un azucarillo y los humedecía ligeramente con agua y vino blanco, removiéndolos a dos manos en un barreño donde los sazonaba. Los tapaba con un trapo y a la hora de la comida ya estaban listos para la sartén.
A las migas añadía ajos sin pelar, chorizo, morcilla manchega y trozos de panceta y pimientos. A veces incluso las sardinas saladas cocinadas a la plancha contribuían a enriquecer el plato, aunque parezca alocado, pero os aseguro que la experiencia olfativa y la degustación eran algo extraordinario.
Me dirigía con frecuencia hacia casa de mi madre, cada vez que terminaba mi semana laboral, el viernes o el sábado.
Le gustaba mucho charlar de mil cosas, de temas más humanos que divinos, y entre tanto degustábamos aperitivos como la caña de lomo extremeño, quesos curados con sabor añejo que se deshacían en la boca; cosas de untar, como sobrasadas, patatera de Trujillo, paté de ciervo al brandy…
Las tostadas untadas con aceite de oliva virgen extra de la región manchega o andaluza acompañaban en total armonía cada uno de esos ágapes degustados a media mañana en cantidades prudentes.
Había que dejar hueco para el momento cumbre, que llegaba siempre a la hora de comer. Entre las delicias de la entrañable chef estaban la paella, fideuá con langostinos pelados o cocido de garbanzos con nabos, puerros, chorizos rojos oreados y codillo de cerdo ibérico…
Un sinfín de sensaciones circulaban siempre entre mis papilas gustativas. Pero como las migas del pastor no había nada.
La gran sartén con las migas humeantes triunfaba siempre y presidía la mesa, junto al buen tinto Syrah, variedad que aporta notas especiadas y ahumadas.
Aquellas sensaciones cruzan por mi memoria ahora, cuando me dirijo a mi casa tras un día de tedioso trabajo. Es hora de satisfacer el apetito y nada me agradaría más que unas migas como las de mi madre.
Mi hijo me recibe en casa luciendo su delantal. Tiene una paleta en una mano, con la que remueve las migas con tanta paciencia como su abuela, que abandonó este mundo el año pasado.
He saboreado cada cucharada de ese plato que él ha recreado perfectamente, como si mi madre siguiera todavía entre nosotros.
Nota: este escrito es pura ficción, es decir, no tiene nada que ver conmigo ni con mi entorno.
©Marcos Manuel Sánchez Sánchez
Esta es mi aportación al reto del microrrelato de los jueves, organizado en esta ocasión por Patricia y Rosana desde su blog.
Se trata de plasmar en un escrito de aproximadamente 350 palabras las evocaciones que surgen de la nariz y se cuelan hasta el cerebro despertando recuerdos dormidos.
Roselia Bezerra
Posted at 13:45h, 24 agostoOlá, Marcos!
Hoje venho lhe convidar para participar da confraternização de aniversário do meu primeiro blog.
Está aqui:
https://www.idade-espiritual.com.br/2025/08/mascaras-sociais-16-anos-do-blog.html
Seja bem-vindo!
Tenha uma nova semana abençoada!
Abraços fraternos
Mirella Denegri
Posted at 01:07h, 23 agostoWoww…nunca las he probado, pero estoy segura que si algún dia puedo pedirlas, voy a recordar palmo a palmo y migaja a migaja, esta delicia de relato…bss
marcosplanet
Posted at 18:44h, 25 agostoMe alegra mucho que te haya gustado.
Abrazos
Maria
Posted at 17:51h, 22 agostoPues yo me lo he creído, como lo has narrado tan bien, pensaba que eras tú jajaja. A veces pensamos que lo que se escribe es real, pero de lo bien contado que está, creemos que es así. Me ha encantado disfrutar de esas migas, con los condimentos que ha utilizado tu madre (en la ficción) pues creo que me iba a encantar ese plato, y eso que para las comidas soy muy rara. Y ese final, me ha encantado, que era tu hijo (en la ficción) el que lo estaba preparando y te recordaba a tu madre, muy buenos aromas los que nos dejan las madres que no se olvidarán mientras vivamos. Por cierto, hablando de migas y las únicas que he probado son las de Portugal, las migas con bacalao que están riquísimas.
Un placer siempre leerte.
Un abrazo.
marcosplanet
Posted at 18:48h, 25 agostoEstoy contigo, los aromas de tiempos pasados permanece indelebles en la memoria para siempre, y si atañen a guisos de madres o abuelas más aún. Las migas con bacalao son un manjar sin duda. He probado en Portugal bacalao al horno y en ensalada y son auténticas delicias.
Un placer leer tu comentario.
Abrazos 🤗🤗
Neogeminis
Posted at 16:36h, 21 agostoCompartir tu relato ha sido un verdadero placer degustativo. Muchas gracias, Marcos. Un abrazo
Roselia Bezerra
Posted at 02:08h, 21 agostoBoa noite de Paz, Marcos!
Um relato que me fez lembrar vários momentos que vivi em família.
Detalhes significativos acrescentaram ao texto uma sinestesia gostosa de se ler.
As torradas com azeite são muito boas e o convívio fraterno não tem melhor
Parabéns!
Mesmo sendo fictício, ficou muito bem enredado.
Tenha dias abençoados!
Abraços fraternos de paz
marcosplanet
Posted at 11:13h, 22 agostoMuchas gracias por tus palabras, Roselia. La verdad es que hay recuerdos imborrables en la memoria gracias a aquellos sabores y olores que hace mucho nos impactaron por entrañables.
Un abrazo.
Tracicorrecaminos
Posted at 14:21h, 20 agostoPues no será un hecho real pero te aseguro que la boca se me ha hecho agua i más a las horas que son y lo que me gustan a mí las migas.
Brsos
Luferura
Posted at 14:02h, 20 agostoHola Marcos, te puse un comentario parecido a este, no ´se por qué no se ha publicado, decía que
Me ha gustado mucho este relato sobre todo porque más que transmitir evocaciones, las contagia. Me han dado ganas de participar en la comilona. No sólo eso me parece genial como enlazas el pasado (las migas de la abuela) con el futuro (las migas del hijo) y sobre todo me has recordado las comidas familiares que, creo, la mayoría hemos celebrado alguna vez.
Un saludo.
marcosplanet
Posted at 15:22h, 20 agosto¡Hola compañero! Gracias por tus palabras de apoyo al texto, que te aseguro me salió de lo más hondo de mis hambres. Agradezco en especial la mención que haces a enlazar las migas del pasado con las del presente con el hijo como cocinero.
Un fuerte abrazo!
Gustab
Posted at 03:39h, 20 agostoLas migas del pastor…. huele rico. TY un Syrah… Buena elección.
marcosplanet
Posted at 15:28h, 20 agostoSi, me ha parecido que combinan muy bien… más que nada porque lo he probado en ocasiones y desde luego que la combinación no defrauda.
Nuria de Espinosa
Posted at 18:56h, 19 agostoHola Marcos, quién no ha saboreado un estupendo plato de migas con lo buenas que están… He sentido tu historia entrañable y cercana, me recordó a mi madre y te hace pensar en la importancia de la tradición y de cómo la comida va más allá de ser solo un alimento: es memoria, familia, cariño y recuerdos, de momentos compartidos que se guardan para siempre. Lo que más me gustó es cómo enlazas el recuerdo de la madre con la continuidad del hijo; es como si las migas del pastor fueran un puente entre generaciones. Al final, uno se da cuenta de que lo que realmente alimenta no es solo el plato, sino el amor que lo rodea. Un abrazo
marcosplanet
Posted at 15:33h, 20 agostoMe alegra mucho que hayas «saboreado» de forma tan auténtica este relato. Sabes bien que valoro mucho tus opiniones, y eso me anima mucho.
Dices que la comida:
«(…) es memoria, familia, cariño y recuerdos, de momentos compartidos que se guardan para siempre y que lo que realmente alimenta no es el plato, sino el amor que lo rodea. Precioso, Nuria. Como tu apunte sobre que realmente alimenta, que no es solo el plato, sino el amor que lo rodea.
No se puede expresar mejor.
Un fuerte abrazo.
Gabiliante
Posted at 12:26h, 19 agostoMagnífico ejercicio para las glándulas salivales. Se recomienda no leer antes de comer, para no desmerecer, porque difícilmente podrá igualar.
Me encantó que incluyeras las sardinas a la plancha, tan denostada últimamente porque huelen mucho..
Muy buen relato para evocar otros tiempos.
Abrazooo
Aina
Posted at 21:59h, 18 agostoQué bonito escribes 🥹
marcosplanet
Posted at 15:34h, 20 agostoHola, Gabiliante! Me encanta que te haya despertado el apetito y la evocación del pasado.
Un fuerte abrazo 🤗
marcosplanet
Posted at 12:37h, 22 agostoNo sale tu identificación en el comentario pero, seas quien seas, agradezco mucho tus palabras.
Un saludo!
Artesanos de la palabra
Posted at 21:35h, 18 agostoHola Marcos, ha sido un placer leerte, me dejaste pensando que esos platos sencillos, como las migas del pastor hechos con pan duro y chorizos, sin dudas productos del campo, de las matanzas como dicen en Galicia, como se hacían aqui en el campo en Argentina cuando era niña, son los que nos regalan los sabores más exquisitos al paladar y los recuerdos.
Pero los otros que nombras y el vino juntos con el aceite de oliva hacen las delicias también.
Muchas gracias por tu sabrosa participación a nuestra propuesta.
Un abrazo.
PATRICIA F.
marcosplanet
Posted at 15:36h, 20 agostoMuchas gracias a ti por tu esfuerzo y habilidad al escoger un tema tan interesante como este.
Un fuerte abrazo! 🤗
Rosa Fernanda Sánchez Sánchez
Posted at 18:53h, 18 agostoMe he visto de golpe sobre el escenario de una cocina manchega, disfrutando de los aromas inconfundibles de los ajos que previamente crepitaban en la sartén, para ser acompañados, por las migas, en tropel…
El secarral del verano, y las noches estrelladas…el cantar de los grillos, y el frescor de las madrugadas.
Muchas gracias, Marcos
marcosplanet
Posted at 20:11h, 18 agostoQué bonitas palabras, Rosi. Me encanta que el relato te haya trasladado esa evocación.
Ay, la tierra manchega, no es necesario aprender a quererla. Ella, brillante y dorada, se abre en el centro de España como una perla.
Rosana
Posted at 16:16h, 18 agostoHola Marcos, tu relato me transportó. Confieso que en cuanto leí lo del escenario de Don Quijote, ya me desmayé de emoción, dado que es un libro que amé leer y analizar.
Ahora, no sé cómo hacer para poder probar yo también esas sabrosas migas que tan bien describís! Me hiciste recordar a un «Pan Cotto! que comía mi viejita durante la guerra y que continuó haciendo finalmente una vez terminada y trajo la costumbre a la Argentina.
Gracias por tu sabrosa colaboración.
Rosana
marcosplanet
Posted at 12:40h, 22 agostoMe encanta saber que te hice acordarte de tu «Pan Cotto» y que llegase la tradición a Argentina. Intenta probar la receta que indico en mi relato…
Gracias a ti por tu jugosa participación.
Salud!