Un hallazgo inesperado

 

Un hallazgo inesperado

 

Estaba yo cosiendo el cerquillo después de fijar la piel del zapato sobre la horma de madera, cuando lo vi. Un décimo de lotería asomaba desde uno de los zapatos ya reparados que descansaban en una de las estanterías.

Decidido a averiguar más acerca de ese olvido, pues el décimo no era mío, aparté a un lado el trípode y el tirapié, me incorporé de mi asiento y frotándome las manos sobre el mandil de cuero me acerqué a la estantería. Con uno de mis deslustrados dedos extraje el boleto del zapato, que por cierto pertenecía a Doña Leonora, una de mis clientas favoritas. Miré el décimo con creciente interés.

La imagen mostraba una reproducción del cuadro de Canaletto titulado «El Bucintoro». Representaba las aguas del Gran Canal veneciano surcadas por góndolas que trasegaban con pasajeros de un lado a otro. Sentí una grata evocación de aquella ciudad maravillosa rodeada de islas y abrazada por el mar Adriático.

–A ver, lo primero que debo hacer es llamar a Doña Leonora por si al entregarme su calzado extravió el billete dentro. Por cierto, es para el sorteo del… ¡veintidós de diciembre! ¡Eso es hoy!

Exaltado por aquella novedad en mi rutinaria vida, tomé el teléfono móvil. La señora habló con esa voz de estilo antiguo, de aquellas personas dotadas de una educación y una corrección que transmiten sosiego al conversar.

–Buenos días querido Heriberto ¿cómo estás? ¿puedo ayudarte en algo?

–Mire, resulta que he encontrado un décimo para el sorteo de hoy que ha aparecido en uno de sus zapatos, señora Leonora, y he pensado que podría pertenecerle a usted.

–Pues la verdad es que he reunido todos mis décimos sobre la mesita del salón para cuando salga el resultado. Siempre apunto en una lista los números que compro. Dime qué número es y te lo confirmo.

Por un instante, se me pasó por la cabeza que la señora podría engañarme diciendo que era suyo sin ser cierto. Pero en esa suposición no puede estar más lejos de la realidad, dado que Doña Leonora sería incapaz de una cosa así.

–A ver… –dije con creciente curiosidad. A pesar de mi actitud de poner la mano en el fuego por ella, la obligué a que empezara a cantar los números que sí se hallaban en su poder–. Empiece a leérmelos por favor.

Tras una retahíla de no menos de diez décimos, comprobé que ninguno coincidía con el que yo sostenía en mi mano.

–Muchas gracias, Doña Leonora, le pido disculpas por la molestia. Buenos días y mucha suerte.

Puse en marcha la tele de inmediato para seguir el sorteo que aún no había dado el primer premio. El número que se hallaba en mi poder no era ninguno de los que ya habían salido premiados como segundo y tercero, por lo que seguí la celebración del sorteo muy nervioso.

Seguía sin saber a quién pertenecía el décimo. Bueno, si no le corresponde premio no pasa nada, pero ¿y si…?

La voz de uno de los niños que cantaban el sorteo resonó por todo el taller. Cuando compruebo el número no puedo creérmelo.

–¡Es este! ¡Es este! –grité como un poseso.

Entonces se cruzó por mi mente una imagen brillante como un amanecer sobre el mar Adriático. Me rodean las aguas de los canales del cuadro de Canaletto. Diana y yo aparecemos en el cuadro disfrutando del momento.

–Bien, se acabó la incertidumbre. Pero debo darme un margen de, digamos, una semana para ver si alguien lo reclama… ¿no?

 


 

Bueno, esta es la historia, ¿Puso Doña Leonora el décimo sobre el zapato para tener un detalle con el zapatero?  Que al final resultase ganador del primer premio ¿produciría una envidia malsana en ella? ¿O esta poseía más décimos de ese número?

Esta es mi participación en el reto de los jueves que en esta ocasión organizo yo desde mi blog.

 

Salud y suerte en la vida, amigos.

 

26 Comentarios
  • Io
    Posted at 01:10h, 26 febrero Responder

    Querido Marcos
    En primer lugar me parece súper honrado el zapatero intentado localizar al dueño de décimo de lotería y en segundo lugar me parece súper ingenioso y cauto de no decirle el número a Leonora.
    No creo que el décimo sea de ella ni mucho menos que ella lo hubiera dejado ahí, ya que el zapatero los había arreglado y no puede ser que no lo hubiera visto mientras los manipulaba.
    Se me ocurren dos posibles desenlace,…..uno, que a alguien lo extraviarse,, se le cayera del bolsillo fuera un día de mucho viento y el décimo volase hasta posarse en el zapato jejeje y el otro que algún cliente misterioso que aprecia y valora mucho su dedicación y trabajo quisiera compartir la suerte con él, como en el anuncio de la lotería de Navidad.
    No me gustaría verme en la tesitura del zapatero si alguien dice que ha perdido el décimo…..
    Un beso

  • Maria
    Posted at 18:12h, 15 febrero Responder

    Qué bueno tu relato, Marcos, lo he ido leyendo en voz alta, y con una intriga que ni te imaginas. Pensaba que se descubriría que el décimo iba a ser de Doña Leonora ,pero no ha sido así.

    Me ha gustado la idea que tuvo de hacerla cantar los décimos que tenía Doña Leonora, y al no cantarlo no era de ella.

    No no creo que Doña Leonora lo pusiera ahí para que fuera un regalo para el zapatero. Yo creo que quedó traspapelado con tanto zapato como tiene el zapatero, alguien pudo caerlo de su cartera al pagarle, y quedó ahí en ese zapato. Pero cada cual puede optar por su imaginación.

    Me gusta que hayas hecho esas preguntas al final. Y sí que podías hacer una segunda parte.

    Muy interesante tu relato. Y me ha encantado tu propuesta, lástima no haber podido ser puntual, pero aunque tarde, llegué.

    Besos.

    • marcosplanet
      Posted at 13:32h, 17 febrero Responder

      Me encanta el análisis y las reflexiones que has hecho sobre el relato, María. También me gusta que hayas interpretado que la historia puede tener continuación.
      Tus comentarios siempre son bienvenidos. Sigue paseando por mi blog. Estaré encantado de dialogar con tus comentarios.
      Un fuerte abrazo.

  • El Demiurgo de Hurlingham
    Posted at 17:42h, 01 febrero Responder

    Parece que las circunstancias llevan a que cobre el premio.
    Aunque Heriberto considera conveniente esperar a una semana, para que alguien reclame el premio,
    Aunque llegado el momento, podría tener sentido que lo cobre, que lo tenga depositado. A que se lo considere no cobrado. Si aparece el legítimo dueño, el dinero podría transferirse, consrvando un porcentaje como recompensa.
    Saludos.

    • marcosplanet
      Posted at 20:29h, 01 febrero Responder

      Todas las opciones serían posibles, Demiurgo. Muchas gracias por compartir tu punto de vista.
      Saludos cordiales

  • rodolfo
    Posted at 16:37h, 01 febrero Responder

    Marcos si no pongo enlace a tu blog es por que no se me da bien la informática. Sobre tu relato decirte que para mi fue un premio acertar con la elección del hotel en Venecia: El Bucintoro habitación 202, justo a la fachada que domina el gran canal con vistas a el Palacio ducal y la basílica de San Giorgio Maggiore, un abrazo

    • marcosplanet
      Posted at 20:32h, 01 febrero Responder

      Disculpa Rodolfo, no hay problema en absoluto. Qué bien haber podido conocer Venecia. A ver si yo puedo en un futuro próximo…
      Un abrazo.

  • Maite
    Posted at 07:21h, 01 febrero Responder

    Fantástico! Es de esos pequeños relatos que te dejan una gran sonrisa,,, como a mí ahora mismo.
    Preciosa propuesta con un micro ejemplar del anfitrion.
    Un abrazo y que cada día descubramos un billete premiado… Los hay bien ocultos 😉

    • marcosplanet
      Posted at 09:03h, 01 febrero Responder

      Ya lo creo que están ocultos, en nuestro interior llevamos todos uno, la lástima es que a veces no es fácil compartirlo 🤗

  • Mirella Denegri
    Posted at 00:55h, 31 enero Responder

    La verdad que debo decirlo sin miedo a que me juzguen, que si eso me hubiera pasado a mi, jamás hubiera buscado el dueño….la suerte es de quien tiene el billete..no de quien lo compro jajajaja…bss

  • TRACYCORRECAMINOS
    Posted at 16:40h, 30 enero Responder

    Marcos nos has dejado con la intriga de cúal será el final del relato.
    Muy interesante hasta donde has escrito . y desde luego has usado un vocabulario muy específico..

  • Gabiliante
    Posted at 06:38h, 30 enero Responder

    Si el décimo estaba en el zapato está claro que fueron los reyes magos en una incursión anticipada. Y más estando en el estante de zapatos reparados. O los Reyes o papa Noel o alguien del taller o de casa.
    Una espera prudencial. Hasta un día antes de que caduque.
    Abrazooo

    • marcosplanet
      Posted at 10:33h, 30 enero Responder

      Me parece estupendas tus sugerencias, Gabiliante 😄
      Pero prefiero inclinarme por alguien vinculado al taller…

  • Neogeminis
    Posted at 23:49h, 29 enero Responder

    Quién lo puede saber, Marcos! Tal vez la señora quiso ser generosa apostando al azar, tal vez lo quiso poner a prueba, pero ante la duda el zapatero deberia al menos compartir el premio con la señora. Un abrazo

    • marcosplanet
      Posted at 10:30h, 30 enero Responder

      Para mí que lo puso a prueba, así que la pelota estaba en su tejado. Si pudiera haber continuado la historia esa era la opción prevista.
      Otro abrazo para ti.

  • Alfred Comerma Prat
    Posted at 21:05h, 29 enero Responder

    Nos dejas con la intriga a cuestas. Creo que se lo puso expresamente, pero no sé si le seguirá llevando zapatos.

    Un saludo.

  • Nuria de Espinosa
    Posted at 15:48h, 29 enero Responder

    Hola Marcos, ya veremos cuál es la respuesta a tantas preguntas… Si al final Doña Leonora puso el décimo a conciencia, o fue un error, o una prueba, quién sabe. Un buen relato sin duda. Me gustó. Un abrazo

  • Anónimo
    Posted at 11:05h, 29 enero Responder

    Buen relato Marcos y un zapato es un lugar tan bueno como cualquier otro para semejante sorpresa.
    Un abrazo!

  • Santidepaul
    Posted at 06:02h, 29 enero Responder

    Nada, nada…que se lo quede de todas todas. Ave que vuela…a la cazuela, y ese ave voló en un zapato. Gracias por tu relato Marcos.
    Un abrazote Santidepaul

  • Artesanos de la palabra
    Posted at 00:40h, 28 enero Responder

    Hola Marcos se me mezclaron los comentarios, el que te deje acá tenía que haberlo dejado en la propuesta pero primero no me aparecía, ahora te deje el enlace de mi participación allá.
    Tu historia me gustó mucho, es muy original, un descuido muy grande dejar un billete de lotería dentro de un zapato, jajajaa, muy buena.
    Un abrazo.
    PATRICIA F.

  • Campirela_
    Posted at 21:48h, 27 enero Responder

    Bueno, pues si la señora puso el billete es suyo totalmente y si es de otra `persona averigua de quién. Es un terma muy peliagudo , no es todo tan bonito, a la hora de cobrar un décimo que no es tuyo , existen luego los remordimientos , pero en este caso esperar es lo correcto y si nadie lo reclama es que quien se lo encontró . Un buen aporte. Abrazos.

    • marcosplanet
      Posted at 10:34h, 28 enero Responder

      Si, quería promover el debate o la interacción, formulando la pregunta del final.
      Muchas gracias por comentar, Campivampi.
      Abrazos.

  • Artesanos de la palabra
    Posted at 23:14h, 26 enero Responder

    Hola Marcos muy interesante tu propuesta, veremos qué se me ocurre para continuar esta historia, no se mucho de lotería, veremos, un abrazo.
    PATRICIA F.

Publica un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »
Share This

Share This

Share this post with your friends!

MARCOSPLANET | Descubre la magia de leer y viajar
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Obtén más información sobre materia legal en:

×