Jesús en la cruz

Jesús en la cruz

 

La Pasión y una conversación con dos ladrones

 

Con este post he querido incluir en el blog unas reflexiones, ahora que en la Semana Santa celebramos la Pasión de Jesús crucificado.

Mi intención es acercarme, en lo que será seguramente una torpe percepción, a esos momentos que Jesús experimentó en la cruz, una serie de vejaciones y humillaciones acompañadas por un dolor sin tregua. Incluyo la figura de Simón de Cirene (Libia) y de los dos ladrones que acompañaron a Jesús en la crucifixión.

La Pasión de Cristo trata de su entrada a Jerusalén, la última cena, el viacrucis y por último la muerte y la resurrección de Jesús de Nazaret. La Pasión comienza el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección como todos sabemos.

Anne Catherine Emmerich, una mística del siglo XIX, afirma en su “Pasión dolorosa” que:

«Simón no había llevado la cruz detrás de Jesús por mucho tiempo antes de sentir su corazón profundamente tocado por la gracia.»

Este apunte describe la posible transformación espiritual de Simón de Cirene tras ayudar a Jesús a cargar la cruz en el camino al Calvario. En el contexto del Vía Crucis, esta estación (la quinta) representa la ayuda que Simón brinda a Jesús, un acto de compasión que marca en el cireneo el inicio de una conversión.

Simón el cireneo. Imagen

 

Simón era de Cirene, la ciudad más importante de la Pentápolis, un grupo de cinco colonias griegas en la región convertida en colonia romana. En la actualidad, Cirene se encuentra en el valle de Yebel Ajdar, en el noreste de Libia.

También afirma Anne Catherine Emmerich, en su “Pasión dolorosa”, que Simón era pagano:

«En este momento pasó Simón de Cirene, un pagano, acompañado de sus tres hijos. Era jardinero, acababa de regresar a casa después de trabajar en un jardín cerca de la muralla Este de la ciudad y llevaba un manojo de ramas cortadas. Los soldados, percibiendo por su vestimenta que era un pagano, lo agarraron y le ordenaron que ayudara a Jesús a llevar su cruz. Al principio se negó, pero pronto se vio obligado a obedecer (…)».

En una novela de Amelie Nothomb uno de los protagonistas descubre al cireneo:

«Simón de Cirene, ¿cómo no se le había ocurrido antes? Era el personaje más hermoso de la Biblia, porque no era necesario creer en Dios para encontrarlo milagroso. Un ser humano que ayuda a otro ser humano, por el simple hecho de que la carga que lleva sobre sus espaldas es demasiado pesada. “En adelante no tendré mayor ideal”, se juró Pannonique».

Es conocido que los ajusticiados por crucifixión debían cargar con el patibulum, el palo trasversal de la cruz que pesaba entre 50 y 70 kilos, dependiendo de la madera y su tamaño. El condenado llevaba esta pieza atada a sus hombros, mientras que el palo vertical (stipes) solía estar ya fijo en el lugar de la crucifixión.

Jesús había recibido el tormento de la flagelación romana, por lo que se encontraba muy débil a esas alturas de su camino al monte Calvario y no soportaba el peso de la cruz. Ahí interviene el cireneo: los judíos van a celebrar la Pascua y no pueden incurrir en impureza acercándose a un condenado a muerte, por eso eligen a un pagano para que le ayude a Jesús a llevar ese peso.

Cristo con la Cruz a cuestas. Óleo sobre lienzo (hacia 1565) de Tiziano, Vecellio Di Gregorio, en el Museo Nacional del Prado, Madrid, España. Imagen

 

Verónica aparece en la sexta estación del Vía Crucis, donde se recuerda el momento en que limpia el rostro de Jesús. Esta estación narra cómo una mujer, conmovida por la pasión de Jesús, le ofrece su velo para secar su rostro, que estaba cubierto de sudor y sangre. El velo quedó impregnado con la imagen del rostro de Jesús, la cual se venera como la «Santa Faz».

Para los no creyentes, la sexta estación del Vía Crucis puede representar un momento de reflexión sobre la bondad y la compasión. Para los que creemos, representa también una reflexión sobre la propia fe.

 

La crucifixión

 

En el libro de misas o epistolario correspondiente a la Liturgia del Domingo de Ramos, figura la secuencia completa del juicio a Jesús en el Sanedrín ante el sumo sacerdote Caifás, así como su detención por la guardia pretoriana, la subida al Calvario y la crucifixión, momento en el que me quiero quedar a reflexionar.

En esta liturgia se lee la “Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     27, 1-2. 11-54»

 

Este Evangelio cuenta que, después de presentar a Jesús ante el Sanedrín en la casa de Caifás:

«Los soldados del gobernador (Pilatos) lo llevaron al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él. Entonces lo desvistieron y le pusieron un manto rojo. Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza, pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo:

“Salud, rey de los judíos”.

Y escupiéndolo, le quitaron la caña y con ella le golpeaban la cabeza. Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron de nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar».

 

¿Qué pensaba Jesús mientras estaba en la cruz?

 

En este salmo se refleja una parte esos pensamientos:

SALMO     21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Los que me ven, se burlan de mí,
hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
«Confió en el Señor, que él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto».

«Me rodea una jauría de perros,
me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies.
Yo puedo contar todos mis huesos.

Se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme.

(…)”.

 

Imagen Crucifixión: De Simon Vouet – Web Gallery of Art, Dominio público.

 

Haciendo caso palabra por palabra al contenido del salmo, tuvo que ser muy humillante la serie de vejaciones y el dolor, sobre todo el dolor insoportable en el momento de ser clavado en la cruz, exponiéndolo así ante la muchedumbre, como un simple trozo de carne o una res que va a ser despellejada.

En cuanto al comportamiento de las masas, como siempre, el ser humano no pierde ocasión para presentar la peor imagen de sí mismo, el descenso a los actos más inmundos y viles. Él lo siente así:

 

«Me rodea una jauría de perros,
me asalta una banda de malhechores;»

 

Repito aquí que la credibilidad de los evangelios se puede relativizar todo lo que se quiera, pero en esta reflexión que leéis debo ser coherente y echar mano de lo que la Iglesia católica establece en sus misales. Es la fuente que he escogido. Si alguien dispone de otras le invito por supuesto a comentarlo en el blog.

Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la cruz. Imagen

 

Fueron crucificados con él dos ladrones

 

«Al salir, se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo», le dieron de beber vino con hiel. El (Jesús) lo probó, pero no quiso tomarlo» (Mateo 27, 32-34).

«Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron; y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo. Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos.

Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda» (Mateo 27:35-37).

 

Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz

 

Seguimos ahora con el Evangelio de la Pasión según San Mateo:

Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza, decían:

«Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»

De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo:

«¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: «Yo soy Hijo de Dios».»

También lo insultaban los ladrones crucificados con él. Esto es significativo, porque posteriormente, uno de ellos manifiesta que su arrepentimiento. Se trata de Dimas, el «Buen Ladrón», uno de los dos malhechores que fueron crucificados junto a Jesús en el Calvario. Según los evangelios, san Dimas reconoció la divinidad de Jesús y se arrepintió de sus pecados antes de morir, siendo prometido por Jesús que estaría con él en el Paraíso ese mismo día.

En el Evangelio de San Lucas (23:43), se narra cómo uno de los ladrones crucificados junto a Jesús, se arrepiente de sus pecados y reconoce a Jesús como el Mesías. Este ladrón le pide a Jesús que se acuerde de él cuando entre en su Reino. Jesús responde con la promesa: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso».

San Dimas es considerado el único santo que fue directamente canonizado por Jesús en vida.

A pesar de ello, dedicados a él no hay grandes basílicas o catedrales y apenas dos templos, uno en México y otro dentro del Centro Correccional Clinton de Nueva York, para el que el gángster Lucky Luciano donó materiales (Fuente).

 

El Evangelio según San Lucas relata el diálogo de Jesús con los ladrones. Los nombres son los descritos según los Apócrifos (Declaración de José de Arimatea):

«Uno de los malhechores colgados (Gestas) lo insultaba:

¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros.

El otro (Dimas) le reprendía: Y tú, que sufres la misma pena, ¿no respetas a Dios? Lo nuestro es justo, pues recibimos la paga de nuestros delitos; éste en cambio no ha cometido ningún crimen.

Y añadió: Jesús, cuando llegues a tu reino acuérdate de mí.

Jesús le contestó: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso».

Evangelio de San Lucas, capítulo XXIII, versículo 43.

 

Juan también se refiere a ellos: “Y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio” (Juan. 19: 18). Pero además, vuelve a mencionarlos para explicar que mientras para poner fin al tormento y con él a sus vidas, a Jesús le atraviesan con una lanza; a ellos en cambio les quiebran las piernas (cf. Juan. 19: 31-34).

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Imagen de José Luis Filpo Cabana. Pedro Roldán talla el grupo escultórico Entierro de Cristo (1670-1673) para el retablo mayor, de Bernardo Simón de Pineda en la Iglesia de San Jorge del Hospital de la Caridad. Sevilla.

 

Evangelios apócrifos

 

Los evangelios canónicos no describen apenas nada acerca de los ladrones; ni siquiera señalan sus nombres. Sin embargo, los evangelios apócrifos contienen más detalles, y algunos de ellos han sido incorporados a la tradición católica, como los nombres del Buen y el Mal ladrón, Dimas y Gestas.

Según el Evangelio de Nicodemo, el Mal Ladrón, llamado Gestas, fue crucificado a la izquierda de Jesús y el Buen Ladrón, Dimas, a su derecha. Por este motivo, con frecuencia las representaciones de la crucifixión muestran a Jesús con la cabeza inclinada hacia el lado derecho.

Aquí se hace mención a ambos en la Declaración de José de Arimatea contenida en el Protoevangelio de Santiago,.

 

La duda de Jesús

 

La “Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos    2, 6-11” dice lo siguiente:

 

«Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.

Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor.»

 

«(…) se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres».

Esta frase define, en mi opinión, así como el resto de la carta, el sufrimiento interior, no físico, de Cristo en la cruz y deja ver el principio de la duda en él.

Jesús duda sobre su desamparo al no recibir del Padre la salvación esperada:

Elí, Elí, ¿lemá sabactani? «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mateo 27:46)

Siguiendo lo que cuenta Mateo en La Pasión:

Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región. Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz:

«Elí, Elí, lemá sabactani.»

Que, traducido del Arameo, significa:

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»

Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron:

 

«Está llamando a Elías.» En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber. Pero los otros le decían:
«Espera, veamos si Elías viene a salvarlo.»

 

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen

«Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes».

Lucas 23:34

 

De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso

«Y cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por en medio». Lucas 23:43-44-45

Para muchos, una de las escenas más importantes de la muerte de Jesús es la salvación del ladrón que fue crucificado junto a Él.

Aquel hombre había pecado y sido condenado por sus crímenes; pero en el último minuto, le pide a Jesús que se acuerde de él cuando llegue a Su reino. El ladrón reconoció que Jesús era el Mesías, y Él vio su humillación y disposición de alabanza, por lo que le prometió el paraíso.

 

Mujer, he ahí tu hijo. […] He ahí tu madre

«Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa».

Juan 19:26-27

Jesús demostró preocupación por quien le había criado, y en sus últimos momentos le pidió a Juan que se hiciera responsable por ella.

Por el contexto, algunos teólogos afirman que en aquel tiempo María era viuda, razón por la cual Jesús le encargó a Juan que la protegiera.

Tengo sed

«Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed».

Juan 19:28

Consumado es

«Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu».

Juan 19:30

«Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.

Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron».

Mateo 27:50-52

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Imagen de El entierro de Cristo por Tiziano (Tiziano Vecellio) 1559. Óleo sobre lienzo. Prado Image, Dominio público.

 

Decía san Pablo: «Llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la ley de Cristo» (Gal 6, 2).

Da igual el destino de cada uno, aceptemos nuestra cruz de buena gana y dejemos que el sufrimiento de Jesús ilumine nuestras propias vidas. Y quien no sea creyente no lo tendrá en cuenta, pero podría mirar en su interior para ver si haya motivos que le hagan más llevadero todo este sembrado que es la vida.

La conclusión a la que deseo llegar es que, quienquiera y así lo sienta según sus creencias, ha de saber disfrutar de los buenos momentos que nos regala la vida, y asumir con serenidad los dolores.

En la religión cristiana, la cruz simboliza el peso de las cargas que cada uno llevamos en nuestro día a día, pero también debemos ayudar a que los demás soporten mejor las suyas, sus cruces, empezando, quizás, por la familia.

Como decía Santa Rosa: “La Cruz es la escalera para subir al cielo”.

 

 Gracias a todos los que seguís este blog. Hoy he rezado por vosotros.


 

Y hasta aquí hemos llegado, amig@s. Dejad vuestro comentario, porque ¿pensáis que este mundo sería mejor si de verdad nos ayudamos los unos a los otros? Desprenderse del ego, esa carga monumental que nos hunde en el pozo de nuestras ambiciones, puede ayudarnos, ya de entrada, a soportar la cruz que nos acompaña día a día.

¡Saludos!

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La Oración del Huerto, de Andrea Mantegna (ca. 1450). Imagen

 

15 Comentarios
  • Federico Agüera Cañavate
    Posted at 18:01h, 12 mayo Responder

    Me acabo de acordar de cuando analizamos este texto en clase de religión ( y de eso hace más de cuarenta años) que el profesor preguntó quién era el culpable de la crucifixión de Cristo. Todos dijimos que era los sacerdotes pero el profesor dijo que era Pilatos ya que era la máxima autoridad. Lo de lavarse las manos no le eximía de su responsabilidad. Y este es un tema de actualidad en la que muchos políticos se siguen «lavando las manos». Saludos

  • Federico Agüera Cañavate
    Posted at 22:20h, 09 mayo Responder

    Me ha recordado los análisis que realizamos en clase de religión de algunos de los pasajes de las escrituras. Eso me llevó a pensar en hacer en primera instancia un blog que uniera ciencia y religión. Pero perdí el fichero donde llevaba los primeros artículos. Así que me decanté por el de la música. Quizás algún día encuentre la información y lo retome. Saludos

    • marcosplanet
      Posted at 21:34h, 10 mayo Responder

      Me alegraría mucho que así lo hicieras, Federico. Sería un placer leerte, como sucede cuando leo tu magnífico blog de música.
      Saludos.

  • Miguel Ángel Díaz Díaz
    Posted at 19:42h, 01 mayo Responder

    Hola, Marcos.
    Me ha encantado que realizaras esta publicación y cómo la has planeado. Aunque la haya leído fuera del tiempo en que la enmarcas -la Semana Santa-, no pierde actualidad y siempre es buen momento para recordarla. Enhorabuena.
    Un fuerte abrazo 🙂

  • David Rubio
    Posted at 20:40h, 17 abril Responder

    Hola, Marcos. Suelo decir que si solo se pudiera salvar un libro que sirviera de testimonio de lo que ha sido la Humanidad este sería la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. No soy creyente, pero leerla es un verdadero placer. No solo eso, me estremece comprobar la fuerza de sus historias, su simbolismo y su profunda comprensión de lo que es el Ser Humano.
    El Vía Crucis, del que nos presentas este análisis, es muestra de ello. La cruz, la compasión, la miseria y codicia de las masas…. Incluso esa pregunta tan impactante. ¿Por qué me has abandonado? Jesús, desde la cruz, representa y asume todo el dolor que cualquier humano llegará a sentir en su vida. Y como cualquier ser humano, esa sensación de abandono, de que percibir que nadie viene en su ayuda. Es la máxima desesperación. Pero Jesús y su mensaje transcendente no podía recibir la «ayuda» de Dios en plan superhéroe, Porque el dolor y la pérdida forma parte de la vida, Con esa pregunta, Jesús es como cualquier otro humano. De ahí la fuerza de su mensaje, se sea o no creyente.
    Saludos!

    • marcosplanet
      Posted at 09:14h, 18 abril Responder

      No puedo estar más de acuerdo contigo, David. Y después de morir como ser humano, resucita y «Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos», parte central de la doctrina cristiana. El Juicio Final es una llamada a la conversión y a vivir una vida de acuerdo con los mandamientos de Dios.
      Me ha gustado mucho tu análisis.
      ¡Saludos!.

  • Themis
    Posted at 19:06h, 17 abril Responder

    Hola Marcos una muy buena reseña de la Pasión emotiva, extrayendo de ella los momentos culminantes donde las enseñanzas crisitianas quedan materializadas para poder ser recordadas y traernos a la conciencia ese sentir que imprimieron en ellas. No importa ser cristiano o no, ser católico o no, ser lo que sea, Jesús dejo claro muchas enseñanzas para ser seguidas sin importar el credo o seguir a alguna institución que las lleve adelante y sus ritos,, si no porque ellas guardan en sí mismas la manera de alcanzar la paz de corazón y convivir con todos los seres vivos y en esta Tierra, en comunión y cercanía. Ayudándonos como bien dices a cargar la cruz que cada uno lleva en esta vida.
    Me gustó mucho tu manera de encararlo, lo que muestras y los pasajes que de ella traes, también hay que recordar que el domingo es Pacuas, momento de renacimiento y renovación donde es una gran oportunidad de renovar los votos con la vida, seamos creyentes o no. Abrazo bien grande y gracias por este escrito,

    • marcosplanet
      Posted at 09:18h, 18 abril Responder

      Muchas gracias a ti por tu interesante reflexión, Themis. Renacimiento y renovación es el mensaje que envía Jesús desde la cruz, es el simbolismo de su muerte. Alcanzar la paz interior es un objetivo principal en esta vida.
      Un fuerte abrazo.

  • Vero de Los vioajes de @opiniondemama
    Posted at 19:02h, 17 abril Responder

    Marcos,
    me has tocado el corazón con este relato porque, como » creyente» a mi manera, habiendo ido a coles de monjas y del Opus y habiendo llevado a los míos ( la peque aún sigue ) también a este tipo de colegios, siempre, al leer la Bíblia, Nuevo o Antiguo Testamento, etc, me gusta pararme a pensar algo más allá de lo que leo y creo que tú lo has hecho de una manera muy bonita y sacándole jugo a todo…

    Sobre tu pregunta… Yo antes pensaba que sí, pero creo que el mundo ha dado un giro muy grande y la sociedad está basándose en el Yo a toda costa y cuando ayudas a alguien o se hace una buena obra, es noticia, cuando no debería serlo… Se han perdido muchos valores…

    • marcosplanet
      Posted at 09:20h, 18 abril Responder

      Estoy completamente de acuerdo, Vero. Los valores, además de perderse, están siendo atacados y hasta perseguidos. A ver cómo conseguimos salir de este atolladero, moral y de pensamiento.
      Me ha alegrado mucho leer tu sincero comentario.
      Muchas gracias por tus palabras y por aportar tan interesante enfoque personal.
      Saludos!

  • Io
    Posted at 01:59h, 17 abril Responder

    Querido Marcos
    Cómo bien sabes, fui como casi todas mis hermanas a un colegio de monjas, quizás por ello me considero una persona creyente pero no practicante, ya que hay cosas de la iglesia con las que no comulgo y me han decepcionado en algunos momentos de mi vida…..pero cierto es, que los valores que nos inculcaron siempre han estado muy presentes en mi día a día y en ese sentido me siento muy orgullosa, valores como ayudar a los demás, aunque sólo sea con un gesto, una sonrisa, una palabra de consuelo, cariño o aliento. Parte de esos valores se refleja en tu reflexión.
    Me ha encantado Marcos, además valoro mucho todo el trabajo que hay detrás de muchos de tus relatos.
    Aunque la memoria ya me falla, pese a formarme en un colegio religioso, no recuerdo nunca haberme parado a pensar, analizar ni hacer una reflexión así como tú lo has hecho sobre este pasaje bíblico..
    Te felicito por esta bella reflexión que has elegido muy bien por la fecha en la que estamos.
    Un fuerte abrazo

    • marcosplanet
      Posted at 09:07h, 17 abril Responder

      Muchísimas gracias, querida Rocío, por tus palabras siempre acertadas y salidas del corazón. Te conozco y sé que siempre echas toda la carne en el asador para ayudar a los demás, eres todo corazón, aparte de una escritora excepcional, cualidad de la que para desgracia del mundo literario aún no has descubierto. me alegra mucho que mi reflexión te haya servido de algo.
      Un fuerte abrazo.

  • Rosa Fernanda Sánchez Sánchez
    Posted at 19:54h, 16 abril Responder

    Me ha emocionado mucho tu relato, del que se extraen cosas trascendentales.
    En la sociedad de la que formamos parte, parece que se haya perdido el disfrute de las pequeñas, pero a su vez grandes cosas.La satisfacción de ayudar y a la vez el privilegio de poder hacerlo.
    La figura de Jesús es un ejemplo que sirve para los que creen, y también para los que andamos un poco decepcionados.
    Muchas gracias hermano por tu gran labor de documentación y la extraordinaria reflexión.

    • marcosplanet
      Posted at 09:13h, 17 abril Responder

      Me alegra mucho que esta reflexión te haya gustado, Rosita. Me quedo especialmente con tu frase: «(…) el disfrute de las pequeñas, pero a su vez grandes cosas. La satisfacción de ayudar y a la vez el privilegio de poder hacerlo».
      Con tu sincero comentario, al venir de una persona con tan alta sensibilidad artística como tu (lo digo con todo el corazón, como bien sabes, y porque es verdad) me siento muy halagado.

  • Maite
    Posted at 16:27h, 16 abril Responder

    Excelente despliegue de reflexión y análisis sobre la Pasión de Cristo.
    Sin ser yo creyente, puedo admirar todo el concienzudo y también amoroso trabajo que te has tomado.
    También admiro la figura de Cristo, luz y guía para millones de personas. Su sufrimiento en la cruz lo identifica al sufrimiento del hombre, así como el mensaje de su resurrección es también esperanza.
    Todo un artículo para reflexionar en qué hacemos cada uno de nosotros para mejorar el regalo de nuestra vida. Él fue el ejemplo vivo del amor, lo único que puede mejorar al mundo.
    Gracias por esta sentida y bella reflexión a través de la vida de Jesús. Preciosas imágenes artísticas elegidas también.
    Un abrazo grande y que disfrutes estos días tan especiales 🙂
    Maite

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