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No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Relato breve.

No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes

 

Hola a tod@s. Acabo de unirme al Reto juevero 12/10/2023 que ha recogido Merche, según la idea lanzada en su día por Kamal en su blog La trastienda del pecado.

El reto consiste en escribir un microrrelato (también vale poesía) de no más de 350 palabras cuya temática esté basada en el título de una canción. Según sugieres, Merche, incluyo en mi microrrelato la canción que me ha inspirado, enlazando un vídeo de Youtube. Igual os gusta y todo.

Espero haber cumplido los requisitos y que os guste el relato. Agradecería vuestros comentarios.

Ahí va.


No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes

 

Nunca te ofrecí mi apoyo claramente, en las situaciones complicadas o en las más rutinarias. Mis viajes a uno y otro lado de la comarca ejerciendo la medicina rural no lo hacen fácil, como las inútiles reuniones con representantes de farmacia; la mayoría de las cuales, por cierto, no eran para nada interminables, como solía calificarlas yo para justificar lo injustificable.

Retrasaba todo lo que podía mi regreso a casa, Juan, lo confieso. Pero es que hubo un día en que conocí a Gerardo, compañero del centro de salud. Y algo surgió. De una forma tan repentina que quedó grabada en mi corazón para siempre. Su rostro de mirada serena e inteligente, que transmite seguridad, me cautivó.

Eso es lo que faltaba en mi vida, seguridad en el amor y económica, junto a un carácter que me alegre la existencia y me empuje de vez en cuando a cometer locuras.

Un día llegó Gerardo con una rosa blanca preciosa y me dijo:

 

–Claudia, eres como una semilla de felicidad que siempre da fruto.

 

Creí en ti cuando nos conocimos, Juan, vida mía, pero no supiste captar lo que yo le pido a la vida. Tan engreída estaba con mi convicción de tener razón que no me di cuenta del vacío que se abría ante mí.

Llegué a la osadía de convivir con Gerardo y su familia. El está divorciado y tiene dos hijos que eran una bendición, un placer que no llegó a nosotros, Juan. No hemos tenido descendencia y a mí me pareció lo mejor del mundo disfrutar de la de ese otro.

Confieso que he dedicado más tiempo a la que consideraba mi otra familia que a nosotros, cariño mío.

Pero cuando necesitaba más que nunca el amparo de alguien que me apoyara, que sirviera de soporte a mi enorme desdicha, la otra familia decidió darme la espalda.

Te cuento esto ahora, postrado en la cama de este desangelado hospital, sucumbiendo a esa enfermedad que quiere raptarte. Es ahora cuando veo que tu labor a mi lado es para mí el bálsamo que necesito, para que sepas que no merezco tu amor. Porque amor es lo que siempre ha habido en tu corazón.

En el mío, tan solo un vacío.


 

Adjunto el vídeo de la canción que acompaña al relato:


Bien pues, hasta aquí hemos llegado. Gracias de antemano por comentar tu opinión.

¡Salud y suerte en la vida, amigos!

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