Intrigas oscuras. Cap.8 de Sangre entre los escaños.

¡Vamos con el capítulo 8 de «Sangre entre los escaños»! Ver capítulo 7

Resumen

 

Representantes del partido de los granates acusan a Celestes y Diestros de estar detrás del envenenamiento del presidente de la nación Prometeo Nadal.

Fansi Gómez, portavoz oficial del gobierno en funciones, acostumbrado a despreciar a los periodistas en ruedas de prensa, había elegido ante las cámaras una de sus caras más compungidas para expresar la condolencia y la amargura que suponía todo lo sucedido.

El secretario de estado Eurípides Pascal se propone como candidato para suceder a Nadal, lo que enfurece a Fansi.


 

En esta ocasión el capítulo al completo es de Antonio Arenas.

 

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– ¿Me quieren decir qué vamos a hacer ahora? ¿Cuál es el plan de nuestro maravilloso Centro Nacional de Inteligencia Artificial para reparar este absoluto desastre?

Estas preguntas, lanzadas por un rabiosamente furioso Prometeo Nadal a dos sujetos que le acompañaban en todo momento en sus vacaciones forzosas a tan paradisíaco lugar, obtuvieron el más sonoro de los silencios como respuesta.

Silvano Manglano, teniente coronel retirado de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire, y José Arnedo, ex Comisario Jefe de Interpol, gozaban del más alto rango en el CNIA, pero no las habían visto más gordas en su vida. Eran profesionales bregados en asuntos turbios, expertos en los tejemanejes oscuros de las cloacas del Estado, y a pesar de ello esta situación les superaba de largo.

– ¡Entre unos y otros me habéis buscado la ruina! –insistía colérico Nadal–. Ahora no me queda otra que esconderme de por vida en el culo del mundo hasta que me pudra de viejo. No debí acceder jamás a la endemoniada propuesta que me hicisteis aquel aciago día. Siempre pensé que era una absoluta locura. Y mirad ahora cómo me veo por la mala cabeza de nuestro tarado ‘Centro Nacional de Torpeza Infinita’. ¡Pues os repito que no, que eso sí que no! Que haya ocurrido lo que haya ocurrido yo sigo siendo el presidente del Gobierno, y que por tanto el que sigue mandando soy yo. Exijo una solución inmediata para este terrible desaguisado.

–Presidente –se atrevió al fin a aseverar el teniente Silvano Manglano–, debe reunir un importante grado de paciencia. Estamos trabajando con ahínco en la solución adecuada para restituirle a la vida oficial lo antes posible, pero antes debemos trazar una estrategia que tenga sentido y permita que la situación pueda ser asimilada por la ciudadanía sin escándalos.

–Tal como se sucedieron los hechos, ocultarle en el último confín del mundo es de momento lo más adecuado. –apuntó con rostro serio el agente Arnedo–. Todo el país asistió a su asesinato en directo, y…

– ¿Mi asesinato? ¡Una mierda! Estoy aquí, delante de vosotros, vivito y coleando –repuso indignado Nadal.

intrigas-oscuras-capitulo 8 de la saga Sangre entre los escaños

–Señor Presidente, –insistió Manglano– la versión oficial es la versión oficial, y a ella nos debemos.

–Sí, pero no volváis a decir que me han asesinado. Fue al robot al que mataron, no a mí. ¡Mira que lo sabía, mira que lo sabía…!

–Presidente –comenzó a exponer el ex comisario Arnedo–, el proyecto “Primer clon” no estaba diseñado para una eventualidad como la que se produjo la otra noche. La idea, usted lo sabe muy bien, era que el clon le sustituyese en asuntos delicados, engorrosos o de grave peligro, pero la circunstancia de que su asesinato se produjera en directo ante todo el país, nos ha pillado fuera de juego. Lo pudimos trasladar sin problemas a la clínica Private Corp, donde el clon duerme cuando está inactivo. Pero lo que ocurrió impide que podamos «reflotarlo” de forma verosímil, de la misma manera que impide que usted pueda aparecer vivo.

–Millones de personas fueron testigos presenciales de la muerte televisada de su clon, –continuó Manglano– pero además todo se complicó tras ser asistido este por el doctor allí presente, que certificó la defunción, quedando todo grabado por las cámaras televisivas todavía operativas y apareciendo en los Telediarios a la media hora.

– ¿Me quieren decir ustedes qué pintaba allí ese doctor? –preguntó Nadal.

–Hay un médico siempre presente en los programas de esa cadena por si algún espectador tuviera una indisposición –contestó Arnedo.

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Lo que meses atrás supuso para Prometeo Nadal una estupenda descarga física y mental, devino en terrorífica trampa. Él, hombre tímido y apocado, vio con muy buenos ojos que una réplica biológica exacta de sí mismo le sustituyera en las situaciones más delicadas de su actividad pública (y a veces hasta privada).

Se trataba de un clon de última generación, primero de su especie en el Mundo, réplica exacta de Prometeo. Pensaba como él, actuaba como él. Sin excepciones era como el Prometeo humano. Los recuerdos que a lo largo de su vida había almacenado este en su cerebro, eran también los recuerdos del clon. Un modelo tan perfeccionado que ni siquiera era consciente de su naturaleza artificial.

–¿Me queréis explicar otra vez lo de la explosión? –preguntó ahora Nadal–. No me creo que no hayáis sido vosotros. En principio pensé que lo hicisteis para borrar pruebas.

–Presidente, no somos tan sádicos. Han muerto varias personas, nuestros métodos no suelen llegar a esos extremos. –contestó Manglano–. Todo apunta a la autoría de los terroristas del Batallón Armado de Liberación Nacional. Es evidente que también pretendían acabar con su vida, cometer un magnicidio en directo en televisión, pero el veneno se adelantó por unos minutos a la bomba retardada que habían instalado en el edificio.

–¡Dos atentados casi a la vez! No me entra en la cabeza tanta casualidad. Vamos, –concluyó con sorna y cabreo el vacante Prometeo– que todo se resume en lo siguiente: Envenenamiento anónimo frustrado. Ataque terrorista frustrado. Presidente del Gobierno jodido porque en una escala de cero a diez en la que estar vivo sea un diez y estar muerto sea un cero, tiene un menos uno.

–Señor Presidente, entiéndalo. –intentó apaciguar Arnedo– Por el momento debemos mantenerle oculto, la ciudadanía no asimilaría con normalidad lo ocurrido. En breve se iniciará una oportuna campaña mediática sobre los avances del fenómeno de la clonación, dentro de unos meses quizá todo pueda ser explicado de otro modo. La idea es que en un futuro cercano usted pueda volver al país en olor de multitudes, como un héroe.

–Señor, –intervino Manglano– hay otra cuestión urgente. Para acallar murmuraciones debemos imputar cuanto antes el magnicidio a alguien. Presidente Nadal…no sé cómo decirlo… La existencia del clon es sólo conocida por los Servicios Secretos, ni sus más directos colaboradores la conocían. Abdón Monegal pensaba que era a usted y no al clon a quien estaba suministrando pastillas.

–¿Qué insinúa usted?

–Que hoy por hoy el principal sospechoso de su envenenamiento es el bachiller Monegal. Todo apunta a que intentó acabar con usted cambiando el contenido de las pastillas tranquilizantes por el de un potente veneno –zanjó Manglano.

–Pero eso no es posible, Abdón es inquebrantablemente fiel a mi persona. Y no tenía motivo alguno para hacer eso.

–Señor, –repuso enérgicamente Arnedo– da igual, debemos cerrar el círculo cuanto antes, si no el pánico se instaurará entre toda la clase política y nadie querrá sustituirle en la presidencia. Y por otra parte someto a su consideración lo siguiente: el clon, que piensa igual que usted, señaló antes de morir con su dedo acusador a Abdón Monegal.

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Aquella noche Mateo y Ploteo, acompañados por sus parejas, Rosaura y Olivia, decidieron darse un homenaje festivo para olvidar por unas horas los trágicos acontecimientos recientemente acaecidos en el país. Acudieron, como era habitual, a la sala de fiestas Florida Park, en la que seguía ejerciendo como maestro de ceremonias Jose María Índigo. Tras tantos años acudiendo por allí, las dos parejas habían logrado cierta amistad con el otrora celebre presentador televisivo.

–Me alegra veros por aquí, amigos míos. El jefe de sala os ha reservado la mejor mesa para que disfrutéis del espectáculo en todo su esplendor –dijo Índigo con su habitual jovialidad.

–No esperábamos menos del más grande showman de todos los tiempos –repuso Olivia con cierta guasa. Los cinco rieron con gana.

–Bueno, bueno, eso será con el permiso de Milagritos Mercé –afirmó con fingida seriedad el reputado maestro de ceremonias, elevando aún más las risas del grupo–. En fin, basta de cháchara, tomad asiento en vuestra mesa y disfrutad del espectáculo. Yo tengo que ir al camerino a colocarme el peluquín y el bigote postizo.

–Jose María –dijo Ploteo –¿por qué no das por concluida tu larga etapa peluda y sales definitivamente a escena con este estupendo look de bola de billar que hoy día te adorna? –volvieron a reír con este comentario, estaba claro que entre los cinco había una relación estupenda y muy cómplice.

–Pues sí, algún día ocurrirá querido Ploteo, –contestó Índigo– pero será cuando vuelva a la tele para hacer un reality sin audiencia en una isla desierta. No sé, el público está acostumbrado a esa imagen mía, y si la cambio puedo acabar como Sansón.

–Indudablemente –apuntó Mateo– el bigote es una de tus señas de identidad más reconocibles desde siempre, recuerdo que te lo comenzaste a dejar en aquel programa en el que tenías como guionistas a dos periodistas que fueron profesores nuestros en la facultad de Ciencias de la Información.

–Así es, qué tiempos aquellos, –dijo el presentador– grandes profesionales, sí señor. En aquel programa usaban seudónimos. Marcel Santiez y Tony Terra. Debo reconocer que fueron los artífices del grandioso éxito de mi programa estrella, “El fantástico show de la Vida”.

–Te voy a decir una cosa José María, –concluyó Olivia– calvo y sin bigotones estás más sexy. ¿Verdad Rosaura?

La bella esposa de Mateo asintió simpáticamente.

La noche en la conocida sala de fiestas de la capital fue deliciosa. Las dos parejas asistieron al largo espectáculo hasta altas horas de la madrugada.

–Amor, me encanta compartir contigo una velada tan mágica como esta, hacía tiempo que no te veía así de feliz –susurró Ploteo al oído de Olivia.

–Estoy muy a gusto, cariño –contestó ella besándole suavemente la mejilla.

–Amigos, –gritó eufórico Ploteo a los tres acompañantes de mesa levantando su copa de cava con un brillo especial en los ojos– esta noche podría tocar las estrellas a vuestro lado, ¡brindemos por el amor!

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La mañana siguiente, una radiante Olivia subía a su automóvil, conduciendo durante media hora hasta una lujosa urbanización del norte de la ciudad. A su alrededor se alzaban preciosas mansiones rodeadas de todas las medidas de seguridad. Llegó hasta el acceso de una de ellas. Estacionó el coche, se dirigió al portón de entrada y acarició con suavidad el interruptor de llamada del moderno portero automático. De forma casi inmediata, como si se tratara de una de sus antiguas apariciones televisivas, en la enorme pantalla del portero surgió sonriente el rostro del gran Jose María Índigo. También su sugerente voz de showman trasnochado.

–Abro, amor mío. Y te anuncio una cosita: hoy no estoy para muchos prolegómenos ¡te espero en el dormitorio!

 


 

Y hasta aquí llega el séptimo episodio de esta saga. En breve publicaré el capítulo siguiente.

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Te deseo salud y suerte en la vida.

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7 Comentarios
  • Federico
    Posted at 14:31h, 13 mayo Responder

    Puede que pronto llegue el día que nos pueda sustituir un clon o un ser cibernético Saludos

  • Io
    Posted at 02:35h, 13 mayo Responder

    Enhorabuena a los 2 y gracias Arenas por hacer mención al libro que con tanto mimo, dedicación e ilusión público Marcos de el primer clon, que aprovecho para recomendaros a todos leer
    La verdad es que con la clonación la historia ha dado un vuelco inesperado. Y lo de Olivia e Indigo .. .
    Gracias a los 2

    • marcosplanet
      Posted at 20:19h, 13 mayo Responder

      Gracias a ti por tu tiempo y por tus alentadores comentarios, Io.
      Un fuerte abrazo.

  • Arenas
    Posted at 13:52h, 09 mayo Responder

    Honor y Gloria por siempre para «el primer clon”.
    Y gratitud eterna a mi hermano del alma.
    A él debo el gran placer que inesperadamente ha hecho renacer en mí.

    • marcosplanet
      Posted at 16:09h, 09 mayo Responder

      Es una gran reto y experiencia para los dos, amigo mío.
      Un fuerte abrazo.

  • Nuria de Espinosa
    Posted at 01:27h, 09 mayo Responder

    Hola Marcos. Un final muy sugerente. Con la clonación hemos topado. Un tema muy vivo. Abrazos

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