La muñeca de trapo

La niña, de cinco años de edad, miraba al techo mientras la congoja llenaba su alma.

–¡Mira! Allí, está allí ¿Lo ves, mami? Se está moviendo, la muñeca…

Rosa y Lorenzo se estremecieron, a las dos de la madrugada, en una oscuridad invernal que cubría el espíritu de un manto impenetrable al sosiego.

Habían acostado a las niñas temprano, sobre las diez de la noche, creyendo que de ese modo tendrían más opciones de pasar un buen rato en el dormitorio.

–Tan solo pido que nos dejen un par de horas… –dijo él, ya en la cama, mostrándose juguetón.

–Oye, qué lanzado vas, querido. No hay nada como unas fresas y unas setas para cenar, sí señor. Estás que lo tiras… –. Acto seguido, ambos dedicaron su tiempo de liberación al disfrute de los sentidos compartiendo un espacio que les apretaba al uno junto al otro como si sus cuerpos hubiesen quedado pegados y entre ellos no pudiera deslizarse ni una brizna de aire.

Al terminar de intercambiar pasiones, Lorenzo se dispuso a escuchar la respiración cada vez más pesada de Rosa, como sucedía habitualmente. Esta ocasión no fue ninguna excepción, y como sucedía cada vez que ella acababa de dormirse, él dirigió una mirada al ventanal de suelo a techo que dominaba la habitación.

Su ritual antes de que le alcanzase el sueño consistía en concentrar su atención en la ventana para que sus pensamientos fluyeran y dejar que las preocupaciones abandonaran su mente. Era una técnica del yoga Kundalini, disciplina que le había permitido afrontar una vida de estrés y mejorarla a base de la meditación nocturna.

En esta ocasión, la mirada a través del ventanal le devolvió un reflejo inesperado, como un destello procedente del interior de la casa; para ser más precisos, de la habitación de las niñas.

El poder de la meditación nocturna sin embargo, consiguió hacerse dominante y Lorenzo no tardó en sumergirse en un profundo sueño.

La-muñeca-de-trapo

A las dos de la madrugada un grito infantil desgarró la noche.

–Mamá, papá, ¡ahiiiii!

El matrimonio despertó casi al unísono. Cuando ambos alcanzaron la habitación de las pequeñas, una de las niñas señalaba la estantería más alta del armario. Sentada sobre ella, una enorme muñeca de trapo a la que le colgaban las piernas parecía mirarles fijamente.

–¡Mira! Allí, está allí ¿Lo ves, mami? Se está moviendo, la muñeca… Pepa.

Lorenzo no tardó ni un segundo en apretar el interruptor para encender la luz. Lo que vieron no representaba ningún peligro: una muñeca de trapo desgarbada, con coletas y la cara llena de pecas coronaba inmóvil la estantería más alta. Era Pepa, uno de los juguetes habituales de las niñas.

Tras unos minutos de desasosiego, la madre decidió llevárselas al dormitorio del matrimonio.

–Ehh, voy a vestirme –indicó él–. Me desharé de este monstruito de trapo llevándolo lo más lejos que pueda de aquí.

–Bueno, será que el espíritu que se escondía en Pepa la ha liberado de su presencia y la ha abandonado para siempre –dijo ella en tono jocoso–. No pongas esa cara. No tienes de qué preocuparte, Lorenzo. Mira que eres…

–De eso nada –dijo él muy resuelto–. Acto seguido metió a la muñeca en una bolsa desechable y se dirigió al garaje dispuesto a trasladarla en su vehículo hasta el contenedor de basura más alejado posible.

Su mente estaba poblada de dudas.

–Quien me asegura que por el camino, mientras está ahí sentada…  Juraría que una sombra cruzaba desde el armario hacia la ventana de la habitación de las niñas nada más haber llegado nosotros –decía para sí, preso de un indefinible estremecimiento.

 


 

Esta es mi aportación al reto del jueves 15 de febrero de 2024. En esta ocasión lo convoca nuestra muy querida compañera Nuria de Espinosa desde aquí.

Se trata de crear un microrrelato inspirado por OBJETOS. En este caso he escogido una muñeca.

Si hacéis click en la imagen os dirigirá a la lista de participantes.

Espero que te haya gustado. Si es así, dale «like» al corazoncito de más bajo y deja tu comentario, para mí es muy importante.

 

Nota: tanto la imagen del post como la de portada pertenecen a la página bing.com/images/create/

44 Comentarios
  • Miguelángel Díaz
    Posted at 07:15h, 07 marzo Responder

    Un final inquietante, Marcos.
    Todo transcurre con la lógica más aplastante hasta que esa sombra se desliza por la habitación. Él debe saber qué hacer con la muñeca.
    Un fuerte abrazo 🙂

    • marcosplanet
      Posted at 07:31h, 07 marzo Responder

      Muchas gracias Miguel. Así es, el momento de la sombra es clave en el relato. Lo que suceda durante el recorrido con la muñeca en el interior del coche no lo sabemos…
      Un abrazo!

  • Anónimo
    Posted at 15:22h, 18 febrero Responder

    Hay juguetes que producen eso, pero mientras más te perturban, más ganas dan de retenerlos, y cuando por fin deseas deshacerte de ellos, vuelven una y otra vez ocupando tu mente estén o no.

  • Dafne Sinedie
    Posted at 12:07h, 18 febrero Responder

    Las muñecas siempre han dado para historias de terror. ¿No sería Annabel? o_o
    Y si lo unimos a las imágenes generadas por IA, doblemente terroríficas.
    Un besazo juevero, Marcos

  • gabiliante
    Posted at 10:11h, 17 febrero Responder

    Como estamos acostumbrados s verlas, ya no nos impresionan, pero esa forma humanoide, de un trapo relleno, le da personalidad, sino alma. Los robots con alm y toda esa serie de elementos supuestamente inanimados, si toman forma humana ya se personificar y suponen presencias extrañas evento de casa.
    Tengo oído y he visto un par de comentarios wue las de porcelana son especialmente terroríficas.
    Abrazooo

  • Volarela
    Posted at 22:23h, 16 febrero Responder

    Me has tenido pegada a la la pantalla siguiendo la historia… Qué bien has ido preparando el suspense, desde la frase inocente de la niña que los padres desean ignorar, hasta el hecho evidente, al menos para el padre.
    Estupendo! Intriga, inquietud… y todo ello envuelto en una naturalidad familiar muy lograda, no exenta de deliciosos detalles poéticos.
    Encantada de volverte a leer.
    Un abrazo 🙂

    • marcosplanet
      Posted at 19:38h, 17 febrero Responder

      Muchas gracias Volarela. Me alegra mucho que opines así. Es una recarga de energía para mí.
      Un abrazo.

  • Tracycorrecaminos
    Posted at 18:23h, 16 febrero Responder

    Has hecho un relato que le va pintado a la muñeca.
    Yo la tengo en mi habitación y me tiro por la ventana, como para hacer el amor con ella mirándote.
    Muy bien fraguado, jajaja

    • marcosplanet
      Posted at 18:45h, 16 febrero Responder

      Jajah, si, menuda ambientación…
      Gracias por comentar Tracy.

  • El Demiurgo de Hurlingham
    Posted at 17:43h, 16 febrero Responder

    A pesar de no tener la apariencia de muñecas que han aparecido en películas de terror, la tal Pepa era de temer.
    Se deshicieron de la muñeca, pero tal vez algo sobrenatural siga acechando.

    Por lo menos, la pareja no fue interrumpida en sus momentos de intimidad.

    Saludos.

    • marcosplanet
      Posted at 18:47h, 16 febrero Responder

      Eso es. Tuvieron su momento de relax, pero lo que vino luego… bueno, el final es abierto, como habrás visto.
      Saludos.

  • Merche
    Posted at 17:00h, 16 febrero Responder

    Hola Marcos, las muñecas de tu foto no tienen nada que ver con la muñeca propuesta en la foto de Nuria, ¡menuda diferencia! Esta muñeca inspira un relato como el que has escrito, de miedo, terror, horror y todo lo demás. ¡Pobre niña!
    Un abrazo. 🙂

  • AMAIA LARRREA
    Posted at 13:59h, 16 febrero Responder

    Vaya con la Pepa. Incluso en el coche tiene que ir con cuidado no sea que…
    Me ha encantado. Aplausos Marcos y abrazo grande

  • Alfred
    Posted at 13:55h, 16 febrero Responder

    Es bien sabido que en las muñecas, pueden habitar todo tipo de espíritus, algunos juguetones, otros cariñosos, y pocos o menos, diabólicos.
    Buen relato.

    • marcosplanet
      Posted at 17:39h, 16 febrero Responder

      Así es. Me alegra que te haya gustado, Alfred.
      Saludos

  • Anónimo
    Posted at 09:37h, 16 febrero Responder

    Buen relato Marcos. La verdad que hay muñecas que inspiran algo de terror, mi hija tenía una que de buena gana hubiera desaparecido. Saludos!

  • Albada2. Maripau González
    Posted at 08:08h, 16 febrero Responder

    No sé si se perdió el comentario. Te decía que tu prosa previa es encantadora, y ese final de una muleca está muy bien llevado.

    Un abrazo

  • Albada2. Maripau González
    Posted at 08:06h, 16 febrero Responder

    La verdad es que la prosa poética previa es un encanto, y esa muñeca acaba inspirando terror .Me ha encantado leerte.

    Un abrazo.

    • marcosplanet
      Posted at 17:41h, 16 febrero Responder

      Eres muy amable, Maripau. Muchas gracias por tus palabras.
      Un abrazo.

  • Io
    Posted at 02:37h, 16 febrero Responder

    Me ha encantado Marcos, ciertos muñecos dan más miedo que ganas de jugar con ellos. Solo le pongo una pega a este relato …….me ha sabido a poco jejeje según lo estaba leyendo me estaba imaginando lo que podría suceder,….así que mi enhorabuena porque al dejar el final en el aire has logrado que sea nuestra imaginación la que le dé continuidad.

    • marcosplanet
      Posted at 07:13h, 16 febrero Responder

      eso es lo que pretendía, Io. Me alegra que te haya gustado tanto.
      Abrazos.

  • Artesanas de la palabra
    Posted at 22:34h, 15 febrero Responder

    Hola Marcos, me he quedado con la curiosidad de saber qué era esa sombra que creyó ver Lorenzo,
    Realmente fue su imaginación de su mente aturdida por el sueño o realmente hubo algo más, muy buena historia, saludos.
    PATRICIA F.

  • Cecy
    Posted at 22:11h, 15 febrero Responder

    Me recordaste que en la casa de mi infancia había una muñeca de porcela, enorme, y sus ojos parecían tan reales que siempre me asustaban. Hasta creo que tu historia puede ser muy real. Aún hoy cuando las veo me dan repelús. Hay algunos juguetes que por mas tiernos que puedan parecer algunos niños los asustan.
    La historia esta espectacular, espero poder dormir jajajja

    Un abrazo,

    • marcosplanet
      Posted at 23:39h, 15 febrero Responder

      Sii, estoy muy de acuerdo con todo tu comentario, Puede que haya juguetes que nunca deban estar en una estantería.
      Abrazos.

  • Moli del Canyer
    Posted at 21:44h, 15 febrero Responder

    Me he quedado descolocada y con un cierto miedo. Y es que hay muñecas que parecen cobrar vida y Pepa parece ser una de ellas. Inquietante relato y muy bueno también. Besos

    • marcosplanet
      Posted at 23:40h, 15 febrero Responder

      Muchas gracias. Si, hay juguetitos que «se las traen».
      Abrazos.

  • Miguel Monsiváis
    Posted at 19:16h, 15 febrero Responder

    Esas muñecas siempre dan sorpresas y a veces sustos, excelente aporte Marcos!

  • Pepe
    Posted at 16:40h, 15 febrero Responder

    Los seres inanimados que cobran vida, son siempre perturbadores. y algo escalofriantes. Tu historia está perfectamente ambientada y nos conduce a la desazón y al escalofrío. Me ha encantado.
    Un abrazo.

  • Campirela_
    Posted at 22:31h, 14 febrero Responder

    Las muñecas de trapo tiene un halo de misterio y de miedo. Personalmente, no me gustan nada, es como que esos ojos te penetran con su mirada y desde luego a mí me asustan.
    Tu relato tiene algo misterioso.
    Un saludo, buen reto.

    • marcosplanet
      Posted at 11:54h, 15 febrero Responder

      Muchas gracias Campirella. De vez en cuando no viene mal una lectura de estas. Dan algo de vidilla…

  • Marifelita
    Posted at 18:26h, 14 febrero Responder

    No sé que tienen las muñecas, y en especial las antiguas que pueden despertar ese lado turbio, llegando hasta una especie de terror psicológico! Je, je! No tiene mucha lógica porque al mismo tiempo son objetos que se hacen por y para los niños, y se supone que son muy queridos por ellos. Pasa algo parecido con los payasos, que a veces pueden parecer muy siniestros también! Je, je! Misterios del subconsciente! Sin duda con tu relato nos vas preparando y al final consigues perturbarnos con el desenlace! Un abrazote!

  • Arenas
    Posted at 15:44h, 14 febrero Responder

    Pues a tu pregunta respondo lo siguiente: ella hoy día no se quiere ni acordar. Le sigue dando pánico el recuerdo de la dichosa Lorelei. Me lo tiene perdonado, según refiere, pero no las tengo todas conmigo.
    Considero posible que un día me lo devuelva en forma de terrible cántico, como aquel con el que un día me estremeció la fontanera de palacio, lo que a estas tardías edades mías puede significar no contarlo en tu blog.

  • Arenas
    Posted at 15:08h, 12 febrero Responder

    Inquietante relato. Suerte que ya no tengo muñecas en casa. Acabamos escarmentados en mi familia.
    Me has traído al recuerdo de aquella muñeca de porcelana que mi hermana, siendo una niña, heredó de mi madre.
    Una muñeca de china de los años 40, con un vestido decimonónico que producía verdadero desasosiego.
    La guardaba mi madre en un armario, dentro de una caja de cartón que parecía un ataúd.
    Un día, medio en serio medio en broma, puse nombre a la muñeca, seguramente inspirado en los autores románticos que por aquella adolescencia leía con absoluta delectación. Y metí en la cabeza de mi hermana historias bastante tétricas en las que la muñeca era la protagonista.
    De modo que cada vez que yo bromeaba con sacar a Lorelei del armario, mi pobre hermana entraba en pánico y comenzaba a dar gritos espeluznantes. Todavía hoy lo recuerda con horror.

    • marcosplanet
      Posted at 17:18h, 12 febrero Responder

      Por zaquel entonces ya existía en tí el germen literario, amigo Arenas, y eso es algo inevitable. Otra cosa es que decidieras contar a tu hermana historias escabrosas, ¿Qué dice ella ahora sobre aquello???

  • Federico
    Posted at 14:31h, 12 febrero Responder

    Dos elementos clave de las películas de terror: la muñeca que cobra vida (Chucky, Annabelle. .) y el monstruo dentro del armario o debajo de la cama. Saludos

  • Rosa Fernanda Sánchez
    Posted at 11:29h, 12 febrero Responder

    Esa sombra que cruza del armario hacia la ventana, es prometedora…

  • Ric
    Posted at 10:25h, 12 febrero Responder

    El ser humano y sus dudas y miedos.

    Buen relato, atrayendo al lector, felicidades Marcos.

    Saludos y nos leemos!

  • Nuria de Espinosa
    Posted at 00:30h, 12 febrero Responder

    La técnica del yoga Kundalini, disciplina que le había permitido afrontar una vida de estrés…
    Sin duda Lorenzo sabía elegir bien su técnica para meditar.
    La forma en que describes la imagen de Pepa en la estantería es perturbadora, pero más aún esa sombra que cruza desde el armario hacia la ventana de la habitación de las niñas…
    Nos dejas con ganas de más.
    Una relato intrigante. Muy buena elección de la imagen que congenia con la historia a la perfección.
    Me gustó mucho.
    Gracias por participar Marcos.
    Un fuerte abrazo

    • marcosplanet
      Posted at 09:55h, 12 febrero Responder

      Muchas gracias a ti por haberme dado la oportunidad de escribir sobre lo que inspiran ciertos objetos. Un tema de fondo muy original, donde dejas muchas opciones abiertas.
      Un abrazo.

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