10 Nov Libros olvidados. El Nombre de la Rosa (II)
En «Libros olvidados. El Nombre de la Rosa», te acercamos por segunda vez a esta obra maestra de Umberto Eco.
Origen del personaje
Según varias fuentes, para la creación del fraile Guillermo de Baskerville (en italiano Guglielmo da Baskerville) , Umberto Eco se inspira en dos personajes. Uno es el detective de ficción Sherlock Holmes, a quien fusiona a la vez con el filósofo Guillermo de Ockham. Umberto lo llamó Guillermo por el filósofo, y Baskerville por el título de una de las novelas de Arthur Conan Doyle, “El perro de los Baskerville”, otra historia de Sherlock Holmes.
Parece ser que también se inspiró Umberto Eco en el filósofo y teólogo inglés Roger Bacon. Según comenta el personaje Guillermo en la novela, Bacon fue su mentor, lo cual se nota en varios momentos de la trama, pues el franciscano cita al filósofo en diferentes ocasiones.
Guillermo y los libros olvidados
Pero el agravante comparativo con Sherlock es que las pesquisas de Guillermo de Baskerville tenían lugar en la Europa inquisitorial del siglo XIV. Un entorno más que desfavorable por lo que supuso de opresión y restricciones a la libertad de expresión.
Por el nombre (Guillermo de Baskerville) podemos concluir que procede de las tierras entre Hibernia y Northumbria, en el occidente europeo, un paraje invadido por nieblas y lluvias perpetuas.
Poseedor de una extraordinaria capacidad analítica y racional, Guillermo se transformó en un Sherlock Holmes de la Edad Media con un toque cercano a la Escuela Escolástica de pensamiento. Esta era liderada por Tomás de Aquino y Guillermo de Ockham.
Esta Escolástica es una corriente teológica y filosófica medieval que bebió en parte de las fuentes de la filosofía grecolatina clásica, para interpretar la revelación religiosa del cristianismo.
El entorno histórico del personaje que interpreta Sean Connery
En aquella época (año 1327) eran dos las Órdenes principales de la Iglesia, la Benedictina, (en cuyo Monasterio de Melk había ingresado Adso por recomendación del padre), y la Orden Franciscana, por entonces contrapuesta al papa y cercana a las ideas de los teólogos imperiales en su defensa de la pobreza de Cristo.
Años antes de los principales hechos de la novela, empeñado en labores de inquisidor, el hermano Guillermo de Baskerville presidió algunos juicios en Inglaterra e Italia, donde destacó por su sagacidad y una sin par humildad.
En numerosos casos, Guillermo concluyó que el acusado era inocente. En uno de sus casos más famosos, Guillermo se negó a condenar a un hombre acusado de herejía, a pesar de las demandas del temible inquisidor Bernardo Gui. Con este se encontraría años más tarde en la Abadía de los asesinatos en el Norte de Italia.
Las acusaciones de herejía provenían de la traducción que el acusado hizo de un libro griego (la segunda parte de La Poética de Aristóteles) que contradecía las Escrituras. A pesar de sus apelaciones al Papa, Guillermo fue encarcelado y torturado hasta conseguir que se retractara, lo que a su vez provocó la muerte del traductor en la hoguera. Tras lo sucedido, Guillermo de Baskerville abandonó su papel de inquisidor, pero la agonía de su tortura y la muerte del acusado permanecen en su memoria.
Guillermo de Baskerville repudia los argumentos autoritarios, las supersticiones religiosas y la cantidad de reliquias que guarda el mundo cristiano; llega a perturbar al joven Adso cuando le comenta que, con todos los trozos de cruz guardados en las iglesias:
“Nuestro Señor no habría sido crucificado en dos tablas cruzadas, sino en todo un bosque”
Pues bien, Guillermo y su pupilo Adso de Melk se desplazan hasta la abadía italiana de los montes Apeninos para asistir a una disputa teológica entre los franciscanos y los enviados del Papa, acerca de la pobreza de Cristo.
Esta abadía era asiduamente utilizada como embajada entre el Papa Juan XXII y los Frailes Menores, sospechosos de herejía
El lugar donde se sitúa la abadía es una zona indefinida, situada en los montes Apeninos, entre Piamonte, Liguria y Francia. La época en la que se desarrolla la acción de “El nombre de la Rosa” es a finales de noviembre de 1327, después de que Luis de Baviera (conocido como Luis IV o Ludovico) entrase en Italia para restaurar el Sacro Imperio Romano; acontecimientos que preceden al llamado Cisma de Occidente o Cisma de Aviñón.
Durante la Edad Media, el clero representaba una élite dentro de la sociedad feudal. Los obispos y los abades hacían gala de un poder similar al de los nobles, pero el bajo clero vivía en un ambiente de precariedad. Es en este tiempo cuando la Iglesia se convierte en guardián de la cultura. En los monasterios, prioratos y abadías se conservan y transmiten los conocimientos de la época, plasmados laboriosamente en manuscritos copiados a mano por los monjes. En este ambiente se desarrolla la trama de “El nombre de la rosa”.
Antecedentes históricos del conflicto contra los monjes franciscanos
Como hemos dicho, a finales de la Edad Media los grandes monasterios se han transformado en enormes guardianes del conocimiento; actúan como nuevas “bibliotecas de Alejandría” que vigilan y cuidan cualquier documento del saber escondido en sus entrañas. Sólo algún “elegido” de Dios puede acercarse a esos libros prohibidos.
Pues sí, en esos años, la orden franciscana se encontraba en conflicto con el Papa Juan XXII a causa del agravio comparativo que denunciaban, entre el teórico voto de pobreza de la Iglesia y las inmensas riquezas y bienes por ella acumulados.
En esta fuente se indica que:
<<Buena muestra del nivel de opulencia al que estaba llegando el papado en esta época nos la ofrece el dato revelado en el mismo siglo XIV por el historiador y cronista florentino Giovanni Villani: A su muerte en 1334 este pontífice había acumulado en las arcas de Aviñón la exorbitante suma de veinticinco millones de florines de oro (tanto en moneda como en plata labrada)>>.
La pérdida de esas riquezas implicaría también la debilidad del poder político que permitía a la Iglesia competir con el Emperador
Es el poder que le posibilita legítimamente gobernar los asuntos terrenales. Por eso, entiende Adso, el Emperador defiende la postura de los franciscanos espirituales, pues la pérdida de poder político papal se traduciría en crecimiento político para él.
Este debate conflictivo alcanza su clímax en el año del Señor de 1327, la época en que se desarrolla la historia de Umberto Eco como ya indicamos. Los franciscanos están en el filo de la navaja, apunto de ser declarados herejes por el Papa. Fray Guillermo de Baskerville debe intervenir como mediador en una reunión en la Abadía entre esa orden y los enviados del Vaticano.
Luis de Baviera (conocido como Luis IV o Ludovico)
El rey de Francia era por aquel entonces (1309) Felipe IV el Hermoso, accediendo con su bula Ad providam Christi vicarii, a la disolución de los Templarios y ejecución de sus dirigentes.
Antecesor en el tiempo de Juan XXII, Clemente V (Papa de la Iglesia católica entre 1305 y 1314) vio necesario reafirmar la independencia de la Santa Sede, pero a la vez mantener un contacto continuado con el rey francés y con el emperador Federico de Austria. Por ello, en 1309 se trasladó de Burdeos a Aviñón, donde dio comienzo al llamado “cautiverio de Aviñón” (1309-1377). Le sucedió el papa Juan XXII.
Guillermo y los libros olvidados
También hubo emperadores simultáneos. En 1314 se había producido una doble elección al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, disputado entre los emperadores Luis IV de Baviera, duque de Baviera, y Federico de Habsburgo, el Hermoso, duque de Austria. El pontífice tuvo que intervenir en ese conflicto, que se prolongaría hasta 1322. En esa fecha Luis venció a Federico en la Batalla de Mühldorf, por lo que Federico renunció a su pretensión al trono en 1325.
Con Juan XXII (1316—1334) se producen los conflictos destacados en El Nombre de la Rosa,
llegando a sucederse cinco Papas más en Aviñon, siendo Urbano VI (1378—1389) quien consigue devolver el papado a Roma).
En 1323, Juan XXII, que había reclamado una especie de regencia sobre el trono mientras no se solucionase la disputa entre los dos aspirantes a ser emperadores del Sacro Imperio Romano, se negó a reconocer a Luis como rey (formalmente como Rey de Romanos) alegando que este había asumido el título sin su confirmación.
Como acabamos de apuntar, poco después del nombramiento del segundo Papa francés en Aviñon (1316), Jacques de Cahors (apodado Juan XXII), que era apoyado por Federico de Austria dada su intención de dominar Italia, Federico fue derrotado por Ludovico en 1322.
Pero el Papa de Aviñón Juan XXII, excomulgó a Ludovico (Luis de Baviera) en 1324 consiguiendo permanecer en la jefatura de la Iglesia hasta 1334
Rasgos físicos de Guillermo de Baskerville, el detective
Umberto Eco describe a Guillermo de Baskerville con una fisionomía similar a la que cuenta Conan Doyle sobre su Sherlock Holmes. Guillermo es descrito como sigue:
<<Su altura era superior a la de un hombre normal y, como era muy enjuto, parecía aún más alto. Su mirada era aguda y penetrante; la nariz afilada y un poco aguileña infundía a su rostro una expresión vigilante, salvo en los momentos de letargo a los que luego me referiré. También la barbilla delataba una firme voluntad, aunque la cara alargada y cubierta de pecas […] parecía expresar a veces incertidumbre y perplejidad.>>
Además, Guillermo de Baskerville para sus investigaciones se apoya constantemente en un conocido principio que es básico en todas las novelas de Sherlock:
Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad
Siguiendo el paralelismo con Holmes, debo apuntar algo sobre Bernardo Gui, el enemigo acérrimo de Guillermo en la novela y el film. Gui nació en Francia en el año de 1261 y fue un realmente un inquisidor de Toulouse entre 1307 y 1323. En la novela representa el papel del inquisidor que dirige a los soldados franceses enviados para proteger a los emisarios del Papa. El perverso Gui pretende culpabilizar y condenar a Guillermo a toda costa. Tras publicar la novela, Eco comparó esta relación de enemistad declarada, con la existente entre Sherlock Holmes y el Profesor Moriarty.
La inspiración detrás de Umberto Eco. Las Apostillas
“Tenía ganas de envenenar a un monje”. Esa fue la idea que impulsó al filósofo y profesor Umberto Eco (1932-2016) a crear “El nombre de la rosa” (1980), su iniciación en la ficción. Lo relata en <Apostillas a ‘El nombre de la rosa’>, relato publicado tres años más tarde que la novela.
Estas apostillas son una especie de tratado de poética en el que Umberto comentaba cómo y por qué escribió la novela, aportando pistas al lector, aunque sin desvelar los mensajes que se plantean en ella.
Un comentario contrastado de Umberto Eco es el siguiente:
<<El narrador no debe facilitar interpretaciones de su obra; si no, ¿para qué habría escrito una novela, que es una máquina de generar interpretaciones?>>
En <Apostillas a ‘El nombre de la rosa”>, Eco comenta cómo y por qué escribió su novela, aunque no realiza interpretaciones sobre esta obra, curiosamente. Umberto Eco ha publicado “Apostillas” para no tener que soportar preguntas de ninguna clase sobre su novela.
Umberto Eco fue reconocido en su momento como uno de los autores literarios con mayor éxito en el mundo.
Premios recibidos por el autor
Umberto Eco fue nombrado Doctor Honoris Causa por 25 universidades de todo el mundo, entre las que se encuentran la Complutense (1990), la de Tel Aviv (1994), la de Atenas (1995), la de Varsovia (1996), la de Castilla-La Mancha (1997) y la Universidad Libre de Berlín (1998).
Recibió la Legión de Honor francesa, el Premio Príncipe de Asturias, la Medalla de Oro al mérito de la cultura y el arte (1997), Caballero Gran Cruz de la Orden del Mérito de la República Italiana (1996), el Premio del Estado Austríaco para la Literatura Europea, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid y varios más. Acumuló también propuestas para el Premio Nobel de Literatura.
Origen del título “El Nombre de la Rosa”
«De contemptu mundi» o «Sobre el desprecio por el mundo» (escrita hacia 1144) es la obra más conocida del monje benedictino Bernardo de Morlaix o de Cluny, que vivió en el siglo XII. La obra tuvo tanta influencia que pasó a formar parte del canon de los «Ocho autores morales», los textos centrales de la pedagogía cristiana medieval, y originó el tópico literario del mismo nombre: de contemptu mundi o menosprecio del mundo y de la vida terrena; ambos no representan más que un valle de lágrimas y pecado.
En “De contemptu mundi”, Bernardo de Morlaix satiriza y condena en nombre del ascetismo los pecados de clérigos, monjes, monjas y seglares que el autor observó en la época que le tocó vivir; es decir la decadencia moral de la iglesia occidental.
Su tema principal es ascético: una explicación del tópico del Ubi sunt, es decir, sobre lo transitorias que son las alegrías materiales por contraposición a la eternidad trascendente de la vida espiritual. Un ejemplo en lengua castellana lo podemos ver en la obra de Jorge Manrique, “Coplas a la muerte de su padre” y en «Oda a la vida retirada» de Fray Luis de León.
Al denunciar la naturaleza transitoria de la vida terrenal, Bernardo opinaba que la felicidad del ser humano solo se podía encontrar en la existencia espiritual del mundo que hay después de la vida, alcanzable si sigues un ascetismo riguroso.
Se hicieron célebres unos versos de este poema que inspiraron el título de El nombre de la rosa:
¿Dónde está ahora Régulo y do Rómulo y do Remo? La Roma original ya no existe sino por su nombre, / y nada conservamos de ella sino nombres solamente
Esta frase ha sido modificada por Umberto Eco en la célebre frase final de su novela, difícil de comprender sin el contexto creado por Bernard de Cluny, donde se sustituye Roma por rosa:
«Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus»
«La rosa original no existe ya sino por su nombre, y no conservamos de ella más que nombres solamente», o también «Es por su nombre que permanece la rosa de antaño: no conservamos de ella más que nombres vacuos». La sintaxis está transpuesta de Virgilio, Eneida, XII, 407.
Sobre la influencia literaria de Umberto Eco
Eco nació en Italia, el 5 de enero de 1932, unos cuantos años antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial. Su padre sirvió para las fuerzas armadas de Mussolini, responsabilizándose del cuidado de su madre.
Nació y vivió en piamontesa Alessandría, hasta la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar sus estudios secundarios, Umberto se trasladó a Turín para estudiar Derecho por decisión paterna, pero sus inquietudes culturales le llevaron a la literatura y la filosofía medieval, convirtiéndose en un experto en ambas, lo que le serviría más adelante para ambientar y documentar “El Nombre de la Rosa”.
Recibió en sus primeros años una educación salesiana, considerándose ateo convencido en la edad adulta.
Después de doctorarse en filosofía y letras en la Universidad de Turín en 1954, con un trabajo titulado “El problema estético en Santo Tomás de Aquino” (1956), Eco fue editor cultural para la RAI, la radiotelevisión italiana. También fue profesor en las universidades de Turín y de Florencia antes de ejercer durante dos años en la de Milán (1956-1964).
Como ya indicamos en el post anterior, en esa época simpatizó con el grupo de artistas (pintores, músicos, escritores) denominado Gruppo 63, quienes influirían en su futura carrera de escritor.
Un gran difusor de la cultura
El semiólogo italiano cofundó en 1969 la Asociación Internacional de Semiología, de la cual era secretario.
Entre 1975 y 2007 ocupó la cátedra de semiótica en la universidad de Bolonia y en 2000 creó en Bolonia la Escuela Superior de Estudios Humanísticos, que como ya dijimos en el podcast anterior, acogía solamente a licenciados de alto nivel para difundir la cultura universal por todo el planeta.
Eco fue autor de siete novelas, un total de casi 60 ensayos y crónicas, de modo que, con este legado, ha quedado muy de manifiesto su influencia en la literatura universal.
La desaparición de Umberto Eco
«Dos o tres cosas venían a la mente con Umberto Eco: el whisky, los juegos de palabras y el Medievo. Las dos primeras aparecían por su naturaleza mundana y bromista. La última era fruto de su incansable curiosidad mental«.
Esto lo publicaba el diario italiano La Repubblica. Corriere della Sera lo describió como «enemigo de la improvisación y de la aproximación, maníaco de la precisión».
La muerte de Umberto Eco el 19 de febrero de 2016, en su casa de Milán, supuso una gran pérdida en el mundo de la cultura y del cine, sobre todo a quienes, como yo, disfrutamos tanto de la novela y de una película, «El nombre de la rosa», que nunca desaparecerá de mi memoria.
Muchas gracias a todos por haber llegado hasta el final de este post.
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Salud y suerte, amigos!
Arturo Ayala Peralta
Posted at 23:05h, 16 noviembreExcelente artículo. Me encantó.
marcosplanet
Posted at 08:49h, 17 noviembreMe alegra mucho que le haya gustado. Habrá una próxima entrega, esta vez relacionada con la abadía austríaca de Melk y su magnífica biblioteca.
Saludos cordiales.
Doctor Krapp
Posted at 12:22h, 15 noviembreEsplendida y completa entrada. Mis felicitaciones.
Umberto Eco debe ser conocido más allá de El Nombre de la Rosa y sus otras novelas, por ser un gran investigador, un verdadero Guillermo de Baskerville sobre el el funcionamiento de la cultura y la sociedad contemporánea.
Su Apocalípticos e Integrados es un hito fundacional de la modernidad post
Saludos cordiales
Mtalbot
Posted at 13:25h, 11 noviembreMuy interesante. Curradísimo. Novelón y peliculón.
marcosplanet
Posted at 10:42h, 14 noviembreMe alegro que te haya entretenido. Gracias por tu tiempo.
Saludos.