Naufragio de opiniones

 

La empresa donde trabajaba Mauro era un call center arraigado desde hacía años en la sana actividad de realizar llamadas comerciales. Cuando Mauro aceptó el trabajo lo hizo empujado por la pura necesidad económica y dejando por supuesto a un lado su formación de grado superior. La edad se ceba con aquellos candidatos que aspiran a un puesto de trabajo digno y acorde con su formación académica y experiencia.

Iphonic le había contratado hacía un año y ya le tenía en el punto de mira para ascenderle. No suponía gran cosa económicamente, sin embargo. Los sueldos abonados no abandonaban la categoría de excremento hasta el nivel de Supervisor de Área, momento en que ascendían a 1200 euros mensuales de vellón, todo un lujo en estos tiempos.

Pero el desaliento no era una lacra que la ambición de Mauro acusara como un freno a su nueva carrera. Después de casi treinta años trabajando en multinacionales, había aprendido a morderse la lengua en un abanico de circunstancias en las que era experto, desarrollando un esquema mental que le había permitido sobrevivir (eso sí, sin grandes ascensos) en el complejo tejido empresarial por donde había ido pasando como ejecutivo de cuentas.

Mauro cuidaba mucho sus pensamientos en relación a su trabajo y los guardaba y analizaba hasta que los hacía aparecer en forma de opinión en el momento más adecuado. Tenía una idea bien clara sobre lo que les pasaba a quienes metían la pata tan solo por no haber sabido callar a tiempo.

En esta ocasión, trabajaba como operador de telefonía en campañas de venta de bidones de agua para oficinas y le habían convocado para un curso de una entidad pública que subvencionaba los costes de formación.

Integraban el curso otras veintitrés personas, toda una multitud si lo que pretendías era que siguieran alguna directriz de una forma mínimamente coherente.

La idea de la empresa era extraer de dicho curso a la persona idónea para ejercer de nuevo Coordinador de Área en un servicio llamado “Agente Global”, una suma de campañas que abarcaba desde ofertas para captar clientes de cruceros, a contratar seguros de toda clase pasando por contratos de telefonía móvil.

Mauro se sentía preparado, el candidato idóneo para obtener el puesto.

El día de la prueba final de aquel curso, la sala empezó a llenarse hasta que fueron ocupadas todas las sillas que bordeaban las mesas de examen.

La supervisora que coordinaba aquello dijo que debían verse como un grupo de trabajo que trata de sacar adelante una situación embarazosa creada con un cliente importante. En aquella ficción, el cliente Colossus se quejaba de haber perdido ventas tras un mes de campaña con Iphonic. Colossus buscaba una explicación a toda costa.

Los datos dispuestos por la supervisora confirmaban el bajón de resultados con estadísticas de todo tipo. Mauro había analizado los datos y esta vez no se mordió la lengua. Se había empeñado desde el principio en poner en claro lo que había descubierto después de cotejar gráficos y cifras.

–Lo tengo claro, compañeros, escuchadme… –se afanaba en recalcar.

Pero una y otra vez chocaba contra aquella masa multitudinaria de voces enfrentadas unas a otras, de aficionados a líderes que empezaban a aislarse en grupitos y de personas que sencillamente dejaron de escuchar a Mauro.

–Es muy simple, mucho más de lo que estáis planteando, amigos –se esforzaba Mauro en un último intento por hacerse oír.

Finalmente, el grupo de los veinticuatro debía firmar que estaba de acuerdo con la conclusión obtenida. Mauro decidió escribir en su lugar sus observaciones, que eran la solución del problema.

–“El cliente Colossus simplemente ha fijado precios más elevados que su competencia, ofreciendo exactamente lo mismo. Ese es el error por cuya causa no conseguimos ventas ¿Lo entendéis ahora?”.

Él mismo consiguió encargarse de entregar el escrito a la supervisora. Al recogerlo, esta dirigió a Mauro una mirada de aprobación.

Una semana después, Mauro se estrenaba como nuevo Coordinador de Área de Iphonic, una empresa donde destacaban los que no son uno más entre la multitud.

 


 

Convocatoria: «Un jueves, un relato»

*UNO ENTRE MIL*Esta es mi aportación a la convocatoria del jueves 11 de abril de 2024. En esta ocasión organiza el reto Neogéminis desde su blog.  En él encontrarás la temática de fondo y las reglas.

 

Se trata de escribir un texto reflexionando sobre la singularidad de ser UNO dentro de la multitud.

Dale un like si te ha gustado y deja tu comentario. Para mí es muy valioso, siempre que siga las normas del civismo, manifieste respeto y buena educación.

Nota: todas las imágenes de este post incluida la portada pertenecen a la página bing.com/images/create/  a no ser que se indique otro origen en el pie de foto.

24 Comentarios
  • Albada2. Maripau González
    Posted at 10:14h, 14 abril Responder

    Atrapado en esa selva de oficinistas, será difícil ser el mejor.

    Un abrazo

    • marcosplanet
      Posted at 19:33h, 14 abril Responder

      En este caso, Mauro tiene tablas suficientes para intentar salir con bien de las futuras afrentas. Al menos en teoría.
      Un abrazo Mari Pau.

  • MJ RU1Z
    Posted at 20:12h, 13 abril Responder

    Hola, Marcos. La verdad es que trabajar en ese tipo de empresas no es ningún caramelito pero, ya puestos, hay que ser como Mauro o nunca sales de la masa.
    Como ya he comentado a otro participante del reto, alucino cómo desde una misma premisa afloran tantas historias diferentes y a cada cual mejor.
    Un abrazo.

    • marcosplanet
      Posted at 19:36h, 14 abril Responder

      Muchas gracias MJ. Un fuerte abrazo para ti también.

  • Santiago Iglesias de Paul
    Posted at 11:37h, 13 abril Responder

    Hacen falta más Mauros por la vida. Me alegro por Mauro. Buena semana!!!. Santi

  • Verónica
    Posted at 02:46h, 13 abril Responder

    Mantenerse centrado y coherente le dio buenos resultados, bien por Mauro
    Abrazo

  • El Demiurgo de Hurlingham
    Posted at 02:16h, 13 abril Responder

    Era alguien ambicioso pero también con experiencia.
    Y supo como hacer que se conociera su idea, que fue aprobado.
    Bien contado.

  • Pepe
    Posted at 17:29h, 12 abril Responder

    Existe la creencia extendida de que en las grandes empresas lo que prevalece es la masa ingente de trabajadores, totalmente desconocidos en su labor para los que dirigen los destinos de las mismas. NO opino así. Se rigen por objetivos, estudian rentabilidades,optimizan recursos, detectan fallos organzativos y de resultados, en definitiva, tal vez no les interese la persona como tal, pero sí les interesa en grado sumo lo rentable que la persona es para la emprresa.
    Eso explica que la razón de peso que esgrimió Mauro, no pasara desapercibida y por ello recibiera un ascenso más que merecido.
    Un abrazo.

    • marcosplanet
      Posted at 10:08h, 13 abril Responder

      Muchas gracias por aportar tu opinión, Pepe. Justamente así lo creo yo.
      Otro abrazo para ti.

  • Neogeminis
    Posted at 20:20h, 11 abril Responder

    Atrapado en la masa de los que luchan por escalar y competir por migajas dentro de ese pérfido engranaje capitalista. Se las ingenió para hacerse notar está vez. Mañana tendrá que seguir pedaleando para no caer. No lo envidio. Un abrazo Marcos y gracias por sumarte al reto juevero.

    • marcosplanet
      Posted at 10:18h, 13 abril Responder

      Muchas gracias a ti, Neo, por tus palabras. En efecto, Mauro deberá seguir bien atento su evolución en la empresa y mantenerse alerta por sus compañeros.
      Un abrazo.

  • Tracycorrecaminos
    Posted at 20:01h, 11 abril Responder

    A Mauro le vino bien aquello de que lo eligieran entre todos los que optaban a ese puesto. Una inmensa alegría que estaría convertida en pena para todos los que se quedaron fuera.
    Me gustó que fuera vencedor.

  • El Vici Solitari
    Posted at 18:12h, 11 abril Responder

    Sin duda, en nuestra sociedad tanto en lo laboral como muchas veces también en lo personal, estamos obligados a demostrar nuestra valía! Y en alguna ocasión, no siempre, algunos triunfan! Je, je! Un abrazote! Marifelita

  • Sckyw_712
    Posted at 11:53h, 11 abril Responder

    Es un buen relato. En el mundo de los negocios y en los trabajos, hay que saber destacar y mantener las ideas claras. Mauro supo mantener la compostura, independientemente de la corriente del resto de participantes. Y consiguió su objetivo por ello.
    Un abrazo grande, Marcos! Tus relatos nunca me dejan indiferente.

    • marcosplanet
      Posted at 10:24h, 13 abril Responder

      Me alegra mucho que así sea. Para mi es un placer leer tus historias, que llevan una marca de estilo propia y bien diferenciada.

  • Artesanas de la palabra
    Posted at 01:24h, 11 abril Responder

    Para destacar en el trabajo hay que ser bueno, y creo que Mauro lo ha logrado, por mantener claras sus ideas y postura, buen relato para este desafío, un abrazo.
    PATRICIA F.

    • marcosplanet
      Posted at 10:55h, 11 abril Responder

      Muy agradecido por tus palabras, Patricia.
      Un abrazo.

  • Nuria de Espinosa
    Posted at 18:59h, 10 abril Responder

    Al final Mauro da el paso y sale airoso. Y es que trabajar en estas empresas no es nada fácil. Son hormiguitas en un gran hormiguero. Pero todo en la vida tiene su recompensa y Mauro logró su objetivo. Coordinador de Área de Iphonic,
    Buen y entretenido relato. Un abrazo

  • Campirela_
    Posted at 11:25h, 10 abril Responder

    Cuando se trabaja en grandes empresas y quieres destacar o sentir que te hacen caso tienes que arriesgar, él lo hizo y gano. El estar seguro de uno mismo hace que los demás confíen en uno. Un relato con miras al futuro muy bueno. Abrazos, feliz día.

    • marcosplanet
      Posted at 13:52h, 10 abril Responder

      Muchas gracias Campirela. Esa es la lectura, en efecto. Me alegra que te haya gustado.
      Abrazos y feliz día.

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