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RONDA, PALACIOS DE CUENTO. Episodio 3.

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Varios milenios de historia guardan sus muros.

Ronda es una de las ciudades más antiguas de España. Sus orígenes datan del período Neolítico (III a IV milenios a.C.), según los descubrimientos arqueológicos efectuados en su casco antiguo. Pero hay pruebas de presencia humana en una serie de yacimientos localizados en cuevas, entre los que destaca la Cueva de la Pileta, una de las mejores muestras de arte rupestre procedentes del Paleolítico andaluz.

Otros ejemplos son restos prehistóricos como las necrópolis megalíticas: Dolmen de El Chopo o el dolmen de Encinas Borrachas, entre otros.

El palacio de Mondragón

alberga el Museo Municipal de Ronda. Es un antiguo palacio árabe del siglo XIV ubicado en el casco antiguo, decorado con mosaicos de filigranas y cuidados jardines. Contiene tres patios: a la entrada vemos el patio del pozo, que es del siglo XVIII y presenta una galería con arcos de medio punto. El segundo es el patio Mudéjar del siglo XVI, aunque mezcla los estilos gótico, renacentista y mudéjar. Desde el tercer patio nos asomamos a una balconada con vistas a las sierras embrujadas de Ronda:

La Parroquia Santa María la Mayor,

construida sobre las ruinas de una mezquita, muestra estilos de arquitectura que van del gótico al renacentista. Esta Iglesia se encuentra en la Plaza Duquesa de Parcent. Construida por orden de los Reyes Católicos donde antes estuvo la mezquita principal, es de estilo gótico aunque las naves y el altar mayor son renacentistas. Dentro esconde una joya: la Biblia de San Luís. Este libro fue un encargo de Doña Blanca de Castilla al Obispo de París para transmitirle la enseñanza del Evangelio a su hijo, el futuro rey Luís IV de Francia.

«Un hombre no es de donde nace sino de donde elige morir»
Orson Welles

Las cenizas del director de cine descansan en Ronda por su expreso deseo.

Los restaurados Baños Árabes del siglo XIII,

son una adaptación musulmana de las antiguas termas romanas. Constan de las mismas partes (sala fría, templada y caliente, hipocausto y caldera y sala de recepción). Pero los romanos tomaban los baños por inmersión en grandes piscinas, mientras que los musulmanes los dedicaban a baños de vapor. Desde ellos podían contemplar amplias bóvedas con tragaluces en forma de estrellas.

Ya hemos visto que la Serranía de Ronda, formada por 23 pueblos, cuenta con un sorprendente legado histórico. No obstante, su patrimonio natural es igualmente impactante: ricos ecosistemas e impresionantes formaciones geológicas.

Es una comarca

dotada de  un gran número de espacios naturales protegidos. Entre ellos tenemos los tres Parques Naturales: Sierra de Grazalema, Sierra de las Nieves y Los Alcornocales. Aquí coexisten auténticas joyas del la fauna y flora peninsular como el pinsapo (un tipo de abeto), el águila real o el buitre leonado. Es un entorno que invita a practicar el senderismo, la escalada, la espeleología o que incita a la sana e inspiradora observación de la naturaleza.

En la Sierra de Grazalema, las lluvias aparecen con frecuencia elevada regando de esplendor y vida todo cuanto tocan. Mágicos acordes nos inspiran:

Otro espacio protegido de extraordinaria diversidad es el Paraje Natural de los Reales de Sierra Bermeja, allá en el suroeste de las Sierras. Allí abundan los pinos marítimos, enebros, alcornoques y arbustos como las coscojas, cuyas bellotas alimentan al ganado porcino. Entre la fauna destaca la presencia de la cabra montesa y el corzo es habitual. Aves rapaces como el águila calzada, el halcón común y el búho real se enseñorean de los cielos.

En las cumbres de la Sierra de las Nieves,

hace años se conservaba en pozos la nieve durante el invierno. En verano la distribuían por los pueblos de la provincia. En la crónica de una cacería celebrada en el Coto de Doñana, en la primavera de 1624, ofrecida por el Duque de Medina Sidonia a Felipe IV, a la que asistieron 1.200 invitados,  leemos: «Tráiganse cada día seis cargas de nieve de Ronda en cuarenta y seis acémilas».

Las tropas francesas al mando del propio José Bonaparte, invaden Ronda en 1810. Así generan un inesperado movimiento guerrillero en toda la serranía. La rebelión permaneció viva incluso después de que el ejército napoleónico abandonara la ciudad en 1812. Esto condujo a la aparición de los grupos de bandoleros más conocidos de toda la España del XIX.

Durante este siglo y el siguiente,

se oirán con frecuencia nombres tan famosos como Juan José Mingolla Gallardo “Pasos Largos” o José Ulloa “Tragabuches”. Alguno acabó reintegrándose en la sociedad de la época, como Joaquín Camargo Gómez «El Vivillo». Dada su pericia montando a caballo adquirida en tareas de contrabando por la Serranía, terminó sus días como picador de toros en la cuadrilla de Morenito de Alcalá.

En el siglo XVIII Ronda afianza su presencia en la región de Andalucía: se construyen la Plaza de Toros y el Puente Nuevo. Ello aporta aporta a la comunidad rondeña una imagen romántica de la mano de sus Sierras. El universo creado por las leyendas de bandoleros y la tauromaquia atraen a buen seguro a los viajeros. Son de admirar los dibujos de artistas como Lewis, Roberts, Blanchard, Charles Davillier o Gustav Doré. Todos ellos fueron compañeros de viaje por tierras andaluzas. Estaban entregados a retratar las costumbres, paisajes y ciudades de la región, que convierten a Andalucía y a Ronda en una ilustración maravillosa. En ella comparten artes y destrezas el bandolero, la maja serrana y el valiente torero.

Hasta aquí por ahora. En el episodio siguiente veremos vestigios de murallas, puertas fortificadas y… las Minas del Agua.

¡Hasta la próxima amigos!

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