Rebelión en la Torre de los Sabios

Rebelión en la Torre de los Sabios es el segundo episodio de la saga

Ver episodio 1.

 

Los estallidos de espuma salvajemente golpeada por Mare Néctaris sobre el enorme fuste de La Torre de los sabios se elevaban hasta más de cien metros de altura, rebasando la primera línea de ventanas. Las piedras sueltas del terreno saltaban como proyectiles con dramática fuerza en múltiples direcciones, de tal modo que cualquiera que circulase por los alrededores podría quedar barrido de inmediato. Los animalillos que se atrevían a pulular por allí para buscar alimento solían encontrarse al poco tiempo rodando sin control sobre la pedregosa y oscura playa.

Cualquier intento de acercamiento a La Torre debía ser cuidadosamente elegido, pues el área que rodeaba el recinto estaba sometida a una depresión magnética de la atmósfera que abarcaba más de diez kilómetros. Los ciclones son frecuentes en Hermogania, capital del país de Néctaris, y esa es la Espada de Damocles que pende sobre las cabezas de todos los habitantes de la nación, tanto si son o no miembros del gabinete de gobierno, miembros de la Guardia Nacional, ciudadanos mansos o presos de la conciencia.

 

En el edificio del partido oficialista Oblator se ubica El Tótem, antena que recibe la señal vital para la vigilancia ciudadana desde la Mesa de Control, la cual transmite sobre un búnker en medio del océano.

En cuanto una tormenta eléctrica manifestara toda su fuerza en grado cinco, como la que estuvieron a punto de sufrir en Hermogania hacía dos años, la mitad del país de Néctaris se vería ahogada por los tumultos que provocarían unos diez millones de presos de todo tipo que quedarían excarcelados de inmediato al fallar los sistemas de impulsos eléctricos que controlaban la seguridad en las más de mil prisiones del Estado.

 

En el despacho instalado en la parte más elevada del edificio piramidal de Oblator, dos figuras recortaban su perfil a través de las ventanas triangulares. Una de ellas era la del ministro de Seguridad Martino Fondoza.

–¿Tú crees de verdad que podríamos controlar la situación ante una inminente catástrofe de grado cinco? –inquiría al presidente Tiburcio Lomas. Este mostraba el lado sonriente de su personalidad neurótica en esos momentos. Lo que mostrase cinco minutos después no lo podía adivinar nadie.

–Martino, querido amigo –empezó a perorar Tiburcio. Se avecinaba una larga charla–. No me imagino siquiera que precisamente tú, como ministro de Seguridad de Mare Néctaris, te eches atrás ante tal perspectiva. Es un escenario propicio, sí, para alterar el equilibrio natural que mantenemos a pulso entre este gobierno y esos… disidentes. Pero nunca nos afectará a nosotros ¿lo entiendes? El partido Oblator cuenta con recursos independientes para garantizar nuestra protección y la de nuestras familias.

–Eso ya lo sé, presidente. Disponemos de una red de emergencia para huida subterránea que tan solo conocen unos cuantos miembros selectos del partido. Ni el gabinete ministerial tiene acceso.

–Y los que la construyeron recibieron el premio de verse encerrados en la Torre de los sabios. Una enseñanza que no olvidarán–, dijo Tiburcio Lomas sin mover un solo músculo. Su expresión facial conseguía ser neutral en cualquier reunión a puerta cerrada.

En público y ante los medios de comunicación subcontratados por el gabinete de gobierno la cosa cambiaba. Sonrisas y gestos empáticos forzados al máximo tras horas de coaching con varios expertos, conseguían el efecto de un presidente del país de Néctaris eternamente satisfecho de sí mismo.

–La situación que me preocupa, presidente –continuó Martino– es que, independientemente de que nosotros consigamos poner tierra de por medio nuestra posición de poder cambiará en toda Néctaris si esa tormenta llega a arrasar el país. Aunque solo alcance la mitad del territorio, los diez millones de liberados de sus prisiones lo invadirán todo y habremos perdido… –el presidente interrumpió aquel intento de raciocinio que murió al instante en labios de Martino.

–¡No pasarán! –bramó al tiempo que levantaba los brazos a puño cerrado exhibiendo un comportamiento que solo una mente perturbada como la de Tiburcio Lomas entendía. En su cara quedaban marcadas las venas de la frente en forma de letra uve congestionada de sangre.

–Son gente tan corriente que no llegarán a ninguna parte –Lomas terminó su alocución mirando hacia el techo de la sala con los ojos vacíos de expresión.

–Pero hablamos de diez millones de personas enfurecidas que acabarán de recuperar la libertad. Muchos llevan encerrados por el aparato del Estado casi media vida ¿No te das cuenta? –inquirió el ministro Martino visiblemente afectado.

El intento de que la cabeza del presidente procesara esa información con parámetros reglados por el sentido común estaba dirigiéndose a un abismo sin fondo, tan profundo como las grietas en la coherencia mental de Tiburcio.

Por ese motivo, el ministro de Seguridad Nacional Martino Fondoza dio por terminada la reunión invitando a su presidente a una copa de whisky The Macallan a 15.000 euros la botella. Ese bálsamo era la cura a cualquier tormenta, incluso la que los impulsos eléctricos del cerebro del presidente pugnaba por romperle totalmente la cordura.

Martino trataba a su presidente de tú únicamente en las ocasiones de verdadero peligro, cuando los traseros de todo el gabinete de gobierno, las posaderas de Oblator, corrían un peligro inminente.

Es lo que sucedió hacía dos años cuando aquella tormenta eléctrica de grado ccinco estuvo a punto de penetrar en el interior de Néctaris.

 

Un rumor creciente rodeaba la plataforma flotante de la Mesa de Control del búnker desde donde emitían la Señal Maestra, aquella que hacía posible la vigilancia de casi cuarenta millones de personas en el país de Néctaris.

Una marejada de consecuencias imprevisibles llevaba horas atacando la línea de flotación del búnker.
Este había sido diseñado para contener cualquier embestida de las aguas que formaban la unión del mar de Néctaris y el océano libre. Está dotado de cascos de flotabilidad para mantenerlo estable sobre la superficie. La estructura puede moverse de un lado a otro y ser lastrada o deslastrada para favorecer su navegabilidad.

Pero a diferencia de una plataforma petrolífera, por ejemplo, el búnker desarrollaba desplazamientos muy limitados pues circulaba a lo largo de una cruz de carriles anclada al fondo marino. El sistema fue diseñado por el comité de ingenieros del Estado, un grupo de funcionarios que aplicaban su vasto conocimiento en favor de Oblator antes que arriesgarse a sucumbir a la mano de hierro oficial que censuraba la iniciativa privada.

Julio Portes estaba reprogramando la Señal Maestra en previsión de los más que probables cortes de comunicación que pudiera traer consigo la temida tormenta.

–Mare Néctaris está cambiando su ciclo de mareas y puede entrar en fase cinco de un momento a otro –comunicaba Pablo a su equipo. La profundidad de su voz solía tener el efecto de amansar los ánimos de los que le rodeaban en momentos críticos como ese.

–Carlitos –continuó–, observa la evolución en el monitor de pulsos por favor. No despegues la vista de él.

Carlitos atendió de inmediato la petición para después continuar montando su peculiar origami. Plegar figuritas de papel doblándolo, sin realizar cortes ni usar pegamento, era un reflejo que le venía a las manos para evitar los nervios.

–La depresión de la atmósfera va a formar un ciclón en breve. Será mejor que pensemos en abandonar este zulo ¿no os parece?

Quien así opinaba era nada menos que Néstor Avui, insigne doctor en orografía marina que llevaba quince años al frente del centro estatal de sismología y era el responsable del búnker.

Su semblante es un reflejo de su bondad y a la vez del sacrificio de muchos años de capitanear misiones suicidas ordenadas por Oblator para garantizar que la vigilancia sobre los ciudadanos se mantenía inquebrantable. Un profundo surco cruzaba una de sus mejillas. Años atrás se golpeó la cabeza tras la embestida de olas de más de diez metros de altura sobre el casco del búnker.

La petición tuvo una buena acogida inmediata.

 

–He dejado en automático el seguimiento de los pulsos –informa Carlitos–. Lo he trasladado del monitor a mi reloj captador.

–Bien, larguémonos ya de aquí –apuntó Pablo, inquieto.

La situación empeoraba por momentos y no las tenían todas consigo cuando consiguieron alojarse en el módulo propulsor, un mini submarino ligero y de gran potencia que les acercaría a la playa de Néctaris en unos diez minutos.

Las turbulencias rodeaban la nave intentando frenar su trayectoria. Por fortuna, Pablo Portes llevaba tiempo demostrando ser un piloto extraordinario a quien no le temblaba nunca el pulso para escapar de situaciones críticas.

Una vez a salvo en playa Néctaris, a pocos metros de la Torre de los Sabios, la tripulación del submarino había alojado este en una especie de dique seco subterráneo al que accedían a través de un túnel cuya boca comenzaba a unos cien metros de la orilla mar adentro y finalizaba en el dique a varios metros bajo la arena de la playa.

Juntos contemplaron en la distancia un fenómeno como ningún otro. La atmósfera estaba cargada de electricidad; los relámpagos más estremecedores que en una pesadilla podían imaginar surcaban un cielo rojo como ascuas que proyectaban sobre la playa una amenaza infernal.

–Si no subimos ya a los Jeeps nos arrasará esa tormenta –anunció Pablo a voz en grito–. Néstor Avui lo suscribió arengando al resto del equipo.

 

En una sala de la Torre de los Sabios, los inseparables compañeros de confinamiento Ligur y Alisio discutían acerca de la última propuesta de Sanjuan, otro preso de la conciencia que el partido Oblator había castigado a vagar por la inmensa torre de manera perpetua. Ninguno de los tres mil condenados a morar por el interior de la fortaleza había sido juzgado. Sanjuan había sido señalado por unos vecinos de los considerados mansos por el partido Oblator, quienes vieron en él una amenaza por pretender regalarles unos libros escritos por filósofos, los grandes enemigos del Estado por ejercer el pensamiento libre.

–La transición del mito a la razón, al logos, es lo que ha permitido al ser humano evolucionar hacia la reflexión crítica –comentaba Sanjuan con vehemencia–. Tener criterio es el tesoro más valioso de la mente humana para evaluar si estás recibiendo propaganda dogmática, interesada y manipulada por un poder, venga de donde viniere.

–Mi única intención –continuó– era ayudar a unos vecinos que creía estaban en mi línea de pensamiento, pero me equivocaba. Ya habían sucumbido a la anestesia de la manipulación de las emociones.

–Bien, pero ese tipo de situaciones es el que también nos ha llevado a Ligur y a mí hasta aquí –añadió Alisio–. Lo que hemos de ver ahora es cómo dar forma a tu plan de fuga querido Sanjuan. No nos has comunicado nada nuevo desde hace semanas.

–No lo tenía encajado aún en mi cabeza, pero ya os lo puedo contar en detalle. Tomad una buena taza de té rojo, la necesitaréis para asimilar todo el plan. Yo también porque no pararéis de hacerme preguntas. Por eso no he querido llamar a otros compañeros. Habría sido imposible comentarlo en una reunión grupal. Primero tenemos que dejar perfectamente definido hasta el último detalle por mínimo que sea. Entre los habitantes de esta Torre de la ignominia hay expertos en todo tipo de disciplinas y no permitirán fisura alguna en el plan.

–Como es lógico –añadió Sanjuan–, convocaremos una reunión en cuanto hayamos decidido aquí que todo queda atado y bien atado. Mañana lo anunciaremos públicamente a toda la Torre. Los técnicos de comunicaciones presos con nosotros en este encierro han comprobado que todo el sistema que interconecta las cien plantas funciona a la perfección.

–Así que mañana haremos sentir grandes a tres mil buscadores de la libertad –apuntó Ligur acariciándose la larga barba blanca que rodeaba su rostro desde que quince años antes el todopoderoso Oblator moviera los hilos de su reclusión.

 

Una división de la Guardia Nacional aterrorizaba al pueblo de Néctaris irrumpiendo libremente en las casas cuando se les antojaba que debían dar ejemplo y reprimir conductas en los ciudadanos.

Eran los “Metas”, uno de los brazos armados que el partido Oblator desplegaba en su labor correctora.

En la sede de la Guardia Nacional, situada en el mismo edificio donde el Tótem alberga la Antena de comunicaciones, el comandante Julius alecciona a la tropa de los Metas para que esa misma tarde invadan la intimidad de una treintena de hogares.

–¡No deis tregua alguna! –bramaba con una potencia de voz que más bien parecía el grito de una bestia herida en una pelea a muerte–. No se merecen respeto quienes son sospechosos de actos delictivos de primer orden. Saben que incurren en un peligro para sí mismos y para sus familias y ellos son los responsables.

Los presentes no hacían gesto alguno ante el torrente verbal que les inundaba. El miedo era el vehículo, el pánico posterior elevaba los niveles de adrenalina en sus jóvenes cuerpos y la parte irracional de sus mentes se activaba con rapidez para emprender cualquier misión, aunque ello les costara su propia vida.

Los Metas no eran un grupo de élite. Para eso estaban otras divisiones de la Guardia Nacional. Aquellos jóvenes pertenecían a familias desestructuradas donde el gobierno había localizado una fuente perfecta de descontentos con su vida.

El hecho de pertenecer a un grupo organizado por el partido en el poder les facilitaba un camino de conversión, una salida a la miseria económica e intelectual que les carcomía por dentro como un tumor imparable.

–¡Vais a entrar en sus guaridas! y les vais a sacar todo lo que sea necesario de sus mentes falsarias para engrosar la población de la Torre ¿Lo habéis entendido?

Una especie de ovación recorrió toda la estancia, pero faltaba auténtico entusiasmo. La horda se hacía eco en realidad de un deseo oculto en la mente de los presentes. La mayoría se encontraba allí con la sensación de estar completamente desubicados, atados de pies y manos ante la voluntad de un presidente sociópata y de un Estado omnipresente hasta en la última neurona de sus ciudadanos.


 

Bueno, pues esto es todo amig@s. Dadle un click al corazoncito de más abajo y por favor dejad un comentario, es importante pues vuestras opiniones enriquecen este blog.

Salud y suerte en la vida.

Nota. Todas las imágenes de este post pertenecen a las páginas Artstation y Deviantart

16 Comentarios
  • Ariel Puga Riquelme
    Posted at 10:59h, 02 enero Responder

    Me gustaría felicitarte Marcos por tu excelente relato. La historia es original e intrigante, y los personajes están bien desarrollados y creíbles, lo que me hace afirmar que la historia mejora desde la primera parte.

    El tema de la rebelión contra la autoridad es siempre relevante, y el autor lo aborda de una manera que es tanto emocionante como reflexiva. La historia explora los motivos de la rebelión, así como las posibles consecuencias de la misma.

    • marcosplanet
      Posted at 05:08h, 03 enero Responder

      Muchas gracias Ariel. Valoro mucho tus palabras.
      Saludos cordiales.

  • Cristina Rubio
    Posted at 14:49h, 30 diciembre Responder

    Hola, Marcos!! Pues esta segunda parte me ha gustado al igual que la primera, incluso un poco más porque intervienen tres personajes de la Torre de los Sabios. Tengo curiosidad por saber qué plan tienen para escapar. Tienes mucha soltura escribiendo, sigue así!! Un abrazo y feliz 2024!!

    • marcosplanet
      Posted at 17:15h, 30 diciembre Responder

      Muchas gracias por tu comentario Cristina. Esta serie de «La torre… «en concreto me tiene muy atrapado y publicaré la tercera entrega en breve.
      Un fuerte abrazo y feliz 2024 con todo lo que nos traiga, Solo pido que el balance sea muy positivo.

  • Guila Gamer
    Posted at 20:33h, 25 diciembre Responder

    Gran relato Marcos. Enhorabuena por el contenido de tu blog, amplio y de gran sabiduría por tu parte. Te felicito. Un saludo. ¡¡¡Felices Fiestas!!!

    • marcosplanet
      Posted at 06:16h, 26 diciembre Responder

      Muchísimas gracias Guila. aprecio mucho tu opinión.
      Te deso MUY FELICES FIESTAS.

  • Arenas
    Posted at 20:26h, 24 diciembre Responder

    Casi siento el ciclópeo oleaje salpicando mi rostro entre renglón y renglón de lectura de este relato tuyo. Así de potentes son las descripciones del alucinante Mare Nectaris. Todo en tus escritos tiene la autenticidad de lo vivido.

    Porque tú, amigo Marcos, y esto se nota una barbaridad, vives previamente en tu interior lo que luego trasladas al papel. La enorme profusión y riqueza de detalles, grandes y pequeños, con que decoras los territorios de tus preciosos cuentos para mayores, confiere aliento vital y verdad a tus cosas, trates el tema trates, por muy fantásticas que sean sus tramas.
    Y claro, nosotros las vivimos también. Nos lo haces muy fácil.

    • marcosplanet
      Posted at 06:21h, 26 diciembre Responder

      Aprecio mucho tus palabras como bien sabes amigo mío, y éstas que me dedicas contienen una esencia especial que me da ánimos para continuar juntando historias que puedan entretener a cualquiera. Y si además consigo hacer sentir ese aliento vital que mencionas, la misión está cumplida.
      Un abrazo enorme.

  • Anónimo
    Posted at 17:29h, 24 diciembre Responder

    Hola, Marcos.
    Acabo de leer tu relato y me parece que es bastante bueno. Como no, el tema de un gobierno opresor, pero a su vez al borde de un estallido social prácticamente inevitable, siempre logra ser emocionante e interesante. Lo único que encontré algo «caótico» por llamarlo de alguna manera y a mi parecer, fue el inicio. Me costó un poco ubicar el tema porque sentía como que se mezclaba bastante la descripción de la torre con los personajes que lo habitan y sus intereses, pero una vez inicio el diálogo, todo estuvo cristalino. Así que perfecto. Gracias por invitarme a leerlo. Un saludo.

  • xurxo esquio
    Posted at 10:28h, 24 diciembre Responder

    Hola, me han gustado mucho las referencias del relato, más allá del trasfondo clásico (!984, Un mundo feliz, e incluso Tolkien, la lucha entre el bien y el mal). Yo interpreto los nombres como una extensión de eso, El partido Oblator, oblatos, miembros de un culto, ofrecidos, el culto que nos asfixia intentando imponer la irracionalidad de la fé ciega como criterio único. Los Metas, esa división que lucha contra la expresión del libre albedrío, ¿ Tal vez lo que hacen en nuestro mundo gigantes como Meta?(Facebook, instagram…)? Amazon con sus Alexas, ¿no puede ser el germen de un mundo como el que describes?
    La torre que se eleva pretendidamente incorruptible e hierática ante las embestidas del mar salvaje y libre, expresión máxima del libre albedrío. «Tener criteroio (propio) es el tesoro más valisoso de la mente humana», gran frase y gran verdad, en mi opinión. En conclusión, me parede un relato bien escrito, sobre un tema clásico, que quizás podrías actualizar más. Hay alguna parte, creo que en la primera entrega, que en algún fragmento, mezclas diferentes tiempos verbales, lo que deja un poco de confusión, pero nada grave. Gracias, y un placer!

    • marcosplanet
      Posted at 14:25h, 24 diciembre Responder

      Tienes razón al mencionar el significado de los oblatos/partido Oblator, a Meta o Alexa. También se han paseado por mi mente. Tu interpretación de las embestidas del mar como expresión máxima del libre albedrío es acertada, Xurxo.
      Mezclar tiempos verbales es algo a lo que «juego» de vez en cuando para intentar dar un toque diferente, pero es arriesgado y creo que lo evitaré de ahora en adelante.
      Un cordial saludo.

  • Diego Alonso
    Posted at 03:04h, 24 diciembre Responder

    ¡Hola! Felicitarte por tan buen relato, logras crear una buena ambientación además de que el diálogo se ve muy natural, me hizo entrar en la historia con facilidad. Un saludo.

    • marcosplanet
      Posted at 05:08h, 24 diciembre Responder

      Muchas gracias Diego! Que pases muy felices fiestas.
      Un saludo

  • Anónimo
    Posted at 03:03h, 24 diciembre Responder

    ¡Hola! Felicitarte por tan buen relato, logras crear una buena ambientación demás de que el diálogo se ve muy natural, me hizo entrar en la historia con facilidad. Un saludo.

  • Julio Alcalá
    Posted at 11:56h, 23 diciembre Responder

    Te deseo mucha paz, en tu interior, para estos días. Lo de la felicidad no lo veo obligatorio. He leído tu relato y no es del estilo que me entusiasme, pero lo encuentro bien escrito.

    • marcosplanet
      Posted at 12:01h, 23 diciembre Responder

      Lo de la felicidad no será obligatorio si acompaña la salud.
      Te deseo mucha salud.

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